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sábado, 20 abril, 2024
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De pantomima, veneno y antídoto

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Ni duda cabe, al Sr. Trump, se le queman las habas por crear un conflicto contra México y de plano, da la noticia de que 225 miembros de la Guardia Nacional se dirigen a la frontera con México y “miembros adicionales llegarán mañana”. Por supuesto, ese despliegue militar ordenado por él; “es, sostiene, para combatir la inmigración irregular hasta que finalice la construcción del muro.” El comunicado oficial conjunto está firmado nada menos que por “el jefe del Pentágono, James Mattis, y la secretaría de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, quienes informaron que “tropas de la Guardia Nacional se están desplegando para apoyar las misiones de seguridad fronteriza”. Para nadie, de aquí o de allá, es un asunto menor si “El Pentágono autorizó el uso de 4,000 soldados de la Guardia Nacional, aunque no concretó cuántos se han desplegado hasta el momento ni dónde.” Asunto tan terrible se maneja con cuidado por los mandos militares; quienes, en primera instancia, no han recurrido para ello al Ejército, sino a “un cuerpo de reserva de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos bajo control de los estados, es por ello que su despliegue depende de los gobernadores.” O sea, “nos podemos dar de santos” que al Sr. Trump, ya en funciones de Presidente de los EUA, no se le ocurriera echar mano para esta acción, tan disuasiva como intimidatoria, del Ejército (regular).
En cuanto a la temporalidad de tal acción, ¿de hecho, bélica, aunque de baja intensidad?, también tiene sus bemoles, por estar ligada nada menos que a la terminación de la construcción del muro, con el que espera contener la inmigración ilegal en la frontera, al menos en esa zona. No obstante, no hay duda de que tal migración seguirá ocurriendo, aunque con mayores riesgos y a mayores costos, pues el coyotaje sabe que con ese muro hasta podrían aumentar los precios de los cruces ilegales que administran, para el mismo fin, quienes deciden irse allá, por ejemplo, y “obtener recursos para tener una vida mejor” y lograr el sueño, de “cruzar al otro lado”, ideales que sujetan con gran disciplina su sensibilidad, sus mentes, sus cuerpos y las fuerzas con que cuentan, más las tensiones y dolores de sus familias, con tal de hacer realidad una ilusión económica tan evasiva, como ésa.
Mientras tanto, acá, en México, país de origen, de tantos y tantas generaciones de paisanos, la vida continúa con un tiempo más bien trizado por unas elecciones federales y/o locales, en las cuales, según parece, las fuerzas y organizaciones políticas en disputa o “amalgamiento” temporal o hasta convenienciero, con un trabajo político bien armado por una oposición, sea liberal o de izquierda, bien pudiera ponerse en juego esta vez nada menos que la caída del PRI o su achicamiento, ante el arribo (consistente y convincente) de algún otro actor político, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, cuya trayectoria y fuerza, hoy lo han llevado a amalgamar la suficiente como para pensar (y organizar, debida, política y culturalmente,) como derrotar a un PRI, al que no será fácil vencer, tanto por la fuerza o atractivo que todavía tenga, como por todas las triquiñuelas que su interesados seguidores pudieran inventar para intentar permanecer en el Poder, otro sexenio, aunque el modelito neoliberal, priístamente impulsado y sostenido, hoy hace agua por todos lados y no requiere tanto de reparaciones o parches, sino de promover y hacer cambios económicos, sociales, políticos y culturales, convincentes, de fondo y con un sentido democrático auténtico y no sólo uno clientelar, ya superado hasta por la imposibilidad misma de poder hacer la política priista que hoy pudiera ser alternativa porque se rebasara a sí misma, siquiera para poder permanecer como hegemónica y ya no única, pues los adversarios también cuentan y multiplican su fuerza, sus ideas y sus ofertas. Con todo, una transfiguración del panorama y del modelo político vigente no ocurrirá desde sí, sino de cara a un futuro promisorio al que se deberá de construir lo más concurrentemente posible en todos sus aspectos, entre los cuales, el democrático, como democracia y libertad política y cultural, sea lo principal, frente a un ¿enemigo? como Trump. O como nos mira y considera a los mexicanos, éste tozudo y autoritario, Señor, Presidente de los EUA, ¿para desgracia de cuántos allá y por cuánto tiempo? ¿Si siguen en su mira, los paisanos, eso facilitaría su reelección o amarrará sus demonios y tendrá la suficiente sensibilidad y empatía para ganárselos?
Por supuesto, para documentar y comprender mejor la cuestión electoral en el México ¿trizado? de hoy, habría que encontrar y trabajar “El infierno electoral,” libro reciente, coordinado por Bernardo Barranco; el cual, si no es un manual de autoayuda, ni para hacer sonreír a los (e)lectores, habrá que salir a encontrarlo, en algo puede ayudar.

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