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jueves, 18 abril, 2024
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Desarrollo humano y género: descolonizar nuestras vidas

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Por: La Jornada Zacatecas •

La equidad de género parece haber avanzado hasta un tercio de su meta: en la representación política hay un tercio de mujeres respecto a los hombres en el senado y la cámara de diputados, a pesar de la obligación de la paridad en las candidaturas en el sistema de partidos. En la jefatura de los hogares (nos dice Coneval), por cada 100 hogares de jefatura masculina, 38 son de jefatura femenina. La inequidad se refleja hasta en los aspectos que creíamos ya habían sido superados, como el caso de “a igual trabajo, salario igual”, pero no es así: las mujeres reciben una quinta parte menos que sus pares masculinos. En educación también vemos disparejo el piso: las mujeres padecen mayor rezago, sobre todo si son de hogares pobres. En seguridad social la cosa es sorprendente: por cada 100 hombres ocupados que contaban con seguridad social, sólo 62 mujeres la tenían. Como podemos ver, la situación es de brechas que expresan injusticia.
Ante este escenario de injusticia se necesitan políticas públicas que generen los cambios necesarios para resolver el problema de inequidad. Para impulsar políticas con enfoque de género, la cuarta conferencia mundial sobre las mujeres en 1995 establece la transversalización como estrategia de Estado. Lo cual supone la incorporación de la preocupación de la igualdad entre géneros en la totalidad de las acciones del Estado; sobre todo las llamadas ‘políticas fundamentales’ como la económica y fiscal. Esto, a su vez, implica desplegar el ejercicio simultáneo de varias capacidades estatales con el objetivo de no sólo tener la intención o reconocimiento abstracto, sino alcanzar efectivamente la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Entre las capacidades que deben desplegarse está la coordinación entre niveles y organismos del sector público para generar sinergias que hagan posible la equidad; y amén de las capacidades regulatorias.
Como podemos observar, más allá de que se declare estar sincronizados con las agendas del desarrollo humano, como la agenda 20/30 de los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU, en este caso en políticas de género, el Estado mexicano, debe crear otros entornos institucionales para que las mujeres entren a un orden postcolonial (o post-patriarcal) de relaciones sociales. Esto es, no es un mero asunto de declaraciones éticas o axiológicas, sino de compromisos serios de políticas concretas.
Sin éxito en el abatimiento de la inequidad de género, no habrá Desarrollo Humano en México. Esto es así porque en el centro del paradigma del Desarrollo Humano está la igualdad proporcional o equidad. Entre estratos sociales, grupos étnicos, y por supuesto, entre géneros. La distribución de oportunidades con criterios desiguales entre los desiguales (dando más a los de menor oportunidad) y ampliando las capacidades (posibilidades reales) en todas las mujeres de ejercer sus libertades: de hacer lo que están llamadas a ser. El desarrollo humano requiere que se potencie el enfoque de género para descolonizar nuestras vidas.

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