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viernes, 29 marzo, 2024
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El sistema de partidos o ¿el sistema de franquicias?

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Por: AQUILES GONZÁLEZ NAVARRO •

Renuncian precandidatos por Morena; se quejan de imposiciones”, destaca “La Jornada” en páginas interiores, sección local del sábado pasado.
Carlos Salmón, actualmente contralor del cabildo de Guadalupe designado por Morena, se lamenta de no haber sido seleccionado candidato para la Presidencia Municipal y que, en su lugar, haya quedado Julio Cesar Chávez, ex sub secretario del gobierno de Alejandro Tello hasta hace unos días. Y hasta hace algunos días afiliado-militante del Partido Revolucionario Institucional.
Se suma a la postura de Salmón, Hugo Alatorre Suárez del Real y renuncia a la precandidatura a la diputación federal por el Distrito III, a la vez que hace un llamado a todos los precandidatos para que asuman una actitud semejante.
Lo que ocurre en Morena es que está tomando ya la forma de franquicia como sucede en todos los partidos, aunque esto no puede ser motivo de consuelo: Lo sabemos. Los partidos políticos se han convertido en verdaderas franquicias con “gerentes” que se dicen dirigentes y que conducen a los institutos políticos de acuerdo a intereses de pequeños grupos dominantes. Que además disponen del presupuesto que tienen asignado como caja de gastos personales.
En el PRI, es el gobernador del estado, quien tiene la primicia en la selección de candidatos, así como la toma de decisiones más importantes. Es prácticamente el líder o, como algunos le dicen el “primer priista del estado”.
En el PAN es un grupo de varias familias con tradición en el partido, quienes se han apoderado de la “franquicia” desde hace poco más de diez años y son ellos quienes toman las determinaciones, principalmente la que tiene que ver con la designación de candidatos. A esta agrupación se le llama en el argot político zacatecano, “la sagrada familia”, lo que nos dice todo, por eso se van repitiendo en las candidaturas y cargos cual hojas de calendario.
En el PRD, siguiendo la tónica nacional, destaca la presencia de grupos (tribus), que además de su filiación partidaria, tienen otras coincidencias, principalmente de tipo político o hasta de grupo de amigos. Durante el tiempo en que este partido logró llevar al poder a dos gobernadores, por el origen e historia de los mandatarios, retomó los viejos vicios de PRI, de tal manera que el gobernador y luego la gobernadora, se convirtieron en cabeza del instituto político, con la toma de decisiones de candidaturas y del control de la fracción parlamentaria, llegando hasta la designación de los presidentes del partido.
En el PVEM, se sigue prácticamente la línea que desde el centro se imponga, lo que ha convertido a este partido en un satélite del PRI nacional y local. Sus candidatos dependen de la política de alianzas, aunque primero van sus líderes al momento de la repartición, sobre todo de las plurinominales.
Si hablamos de M.C., tenemos otro instituto político que depende en sus decisiones del Comité Nacional. De Dante Delgado su presidente. Procura al igual que el partido verde, ir en coalición con algún otro de los grandes y obviamente, primero va Dante.
De Nueva Alianza poco hay que decir. Controlado por el magisterio tradicionalmente sujeto a las directrices del gobierno, procura ir en coalición con el PRI. Hoy con Elba Esther en condiciones de libertad y con su carcelero, un Peña Nieto desprestigiado y a punto de dejar el poder presidencial, otras pueden ser las circunstancias electorales.
Y, qué decir de Encuentro Social E.S. Uno de los pequeños, aliado ahora con Morena. Sus candidaturas serán las que generosamente les conceda Andrés Manuel.
El Partido del Trabajo PT. Depende en general de las decisiones que desde el centro considere el líder vitalicio Alberto Anaya, aunque en tratándose de la política de alianzas con Zacatecas, no cabe duda que Ricardo Monreal lo ha chamaqueado al imponer durante varios períodos a los candidatos y candidatas y hasta a los llamados comisionados políticos, sus hermanos. “Su gente” tiene el control de la gerencia del partido y candidaturas.
Es tal la generosidad de “Beto” Anaya para con Monreal, que este y su gente se permiten la licencia de una “doble militancia”: afiliación, participación y decisión en el Partido del Trabajo y a la vez en Morena, llegando Monreal a tomar prácticamente el mando y las decisiones en ambos partidos simultáneamente. La generosidad igual se la concede Andrés Manuel, lo que lleva al dirigente de Morena en el Estado a ser en la práctica un mero “convidado de piedra” y a algunos de los líderes en meros convidados a la mesa para la siguiente comida. A cambio de su silencio y complicidad, claro.
Ante el panorama general de las franquicias y sus administradores, Morena surge como una verdadera esperanza. Aún lo es a nivel nacional, sólo que se requiere un verdadero sistema de selección de candidatos, a partir de méritos: militancia, preparación para el debate parlamentario y para la elaboración de iniciativas de ley, ideología, honestidad probada, congruencia y vocación. Y un especial control en el Comité en el Estado, por parte del Nacional.
Morena está obligado a cuidar las formas y hasta los mecanismos de ingreso al requerir el país partidos que sean ejemplo de democracia, sobre todo ahora que será gobierno. El oportunismo llegará inevitablemente y los que han convertido el comité estatal en una franquicia querrán perpetuarse para seguir medrando, que el daño a la democracia ¡Ese poco importa! ■

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