El mismo y nuevo Fiscal: retos e hipótesis

El paso de la Procuraduría a la Fiscalía es efecto o producto de una reforma que pretende elevar la eficacia de las instituciones que vigilan y procuran la justicia. Ahora mismo en el total desprestigio porque en varios sexenios no lograron disminuir (ni poquito) la cifra negra de la impunidad, y con ello, dichas instituciones se convirtieron en promotoras indirectas (y en algunos casos directas) de la inseguridad. Recordemos que la impunidad estimula al crimen. Pues bien, se pensó que el paso hacia la Fiscalía era la adopción de un esquema donde la hipótesis causal para la mejora institucional es que bajo el dispositivo de la autonomía, los intereses que actúan sobre ella e impiden su eficacia iban a neutralizarse, y con ello, la procuración de la justicia iba a tener mejores resultados. Además de mecanismos institucionales adicionales que apuntalarían esta hipótesis: el sistema anticorrupción y el nuevo sistema de justicia procedimental. La situación no está fácil, el nuevo sistema de justicia penal no ha podido terminar por arrancar, la que tiene rezagos muy importantes, y el sistema anticorrupción ha tenido tropiezos justo en el dispositivo esencial que arriba mencionamos, su autonomía.
El anterior procurador, y ahora nuevo Fiscal es la misma persona. Hay quien puede pensar que se trata del llamado ‘fiscal carnal’, sin embargo, lo que observamos es que salió electo casi por unanimidad de todas las fuerzas políticas de la Legislatura estatal. 28 de 30 votos indica consenso. Por tanto, si no fue impuesto sólo con los votos de la fracción oficial, debemos pensar que el voto de la oposición (aún con campañas iniciadas) fue motivado porque tienen razonables expectativas de que ejercerá el puesto con autonomía. Es difícil concebir cómo el mismo personaje que actuaba por lealtad a la persona del gobernador en un momento, cambiará el centro de gravedad de su lealtad. En otras palabras: que con la elección del mismo personaje bajo nueva figura, este resultará descargado de los compromisos político-institucionales que tuvo en la encomienda como procurador. Es probable. Otra vuelta de tuerca: ¿ahora como Fiscal ratificado por todas las fuerzas políticas se comportará con autonomía respecto del gobernador? Es posible. Sin embargo, en estos casos, sólo la experiencia nos lo dirá.
Los retos son enormes. Las violencias han crecido y complejizado, especialmente las de género; la presencia del crimen organizado se multiplicó, los jóvenes siguen enrolándose en las filas malas; el robo, el secuestro, el cobro de piso y toda la mancha negra que nos invade sigue creciendo. La capacidad institucional de la fiscalía deberá modificarse sensiblemente. Sus capacidades investigativas, de atención a las víctimas y de integración de pruebas en el trabajo del ministerio público son todo un reto. En los próximos meses observaremos dos cosas: que la hipótesis de que la autonomía mejora la eficacia institucional, y que sus autoridades (con eso) darán mejores resultados. Lo veremos, pero todos en el estado deseamos que ambas resulten positivas.