El descuido sistemático al que ha sido sometido, ha retrasado gravemente la posibilidad de mostrarlo como el gran centro artesanal que ha sido reconocido por especialistas y visitantes internacionales, remitiéndolo a la incomprensión y a la opacidad que muestra la infraestructura cultural del Estado.
El desconocimiento y las prácticas a discreción desde su fundación, han debilitado la oportunidad de fortalecerlo como el gran recinto que podría llegar a ser, equiparable por citar ejemplos, con el Centro de las Artes de San Agustín Etla de Oaxaca, o la Fábrica La Aurora de San Miguel Allende, Guanajuato, ambos considerados enclaves estratégicos del arte popular universal.
Habrá muchas anécdotas por contar, respecto a la impresión que ha causado Centro Platero, pero hay una muy significativa que se relaciona con la visita del maestro Rufino Tamayo quien invitado por Issstecultura (que tuvo un papel relevante en la difusión a nivel nacional antes de que se creara Conaculta en 1988), llegó a Zacatecas para presentar una exposición suya.
Acompañado de su esposa Olga, el gran artista de la pintura mexicana, acostumbrado a silencios prolongados, sólo interrumpidos por su mujer que lo prevenía de la accidentada topografía de las calles y callejones de la Ciudad, con su sensibilidad exquisita abría más los ojos para exclamar su belleza y señorío.
En el breve tiempo que permaneció a solicitud suya, se realizó una visita al Centro Platero de Zacatecas, ubicado en el municipio de Guadalupe y mucho le sorprendió que el ingreso fuera por el residencial de Bernárdez y que no tuviera un acceso definido y libre puesto que se trataba de un espacio destinado a la cultura y al turismo.
La capilla la consideró parte del conjunto y quedó maravillado externando todo lo que podía representar para el arte popular mexicano, un espacio arquitectónico con un gran caudal para la inspiración y la investigación, para el disfrute y la puesta en valor artístico de la plata y sus joyeros.
Entendió que el proyecto apenas iniciaba y que la construcción del concepto y de los objetivos que pretendía, correspondían a una iniciativa del gobierno y de la sociedad civil por asegurar el rancio abolengo de Zacatecas como primer productor de plata, conmovidos de que tal denominación quedara en los bolsillos de las empresas mineras que arrasaban sus entrañas.
Su creación fue una atinada estrategia para recuperar culturalmente la estima de la identidad y del patrimonio zacatecano, una muestra de su origen que no se debe perder y hay que mantener con renovado orgullo.
Cada persona anhela un lugar propio para vivir y desarrollar su historia particular, exigiendo oportunidad y respeto para lograrlo. En iguales circunstancias, cada ciudad demanda atención a sus edificios singulares, expone conforme a su historia, arquitectura y patrimonio, que se le respete y se le de ese reconocimiento.
A punto de cumplir 30 años de su creación y de constituir un baluarte de la joyería mexicana en el mundo, permanece inadvertido respecto a su gran importancia como centro de formación, creación, exposición y venta de joyería en plata, cerámica, ónix y mármoles zacatecanos y a la postre, permanece invadido injustamente con actividades políticas que se realizan en su Sala Magna, impidiendo la visita de los pocos turistas que llegan a él, ante la apatía de muchos locales, que no lo conocen y que no saber cómo llegar.
Con un decreto de creación modificado, a discreción ha sido adscrito a la Secretaría de Economía, con intervenciones de las Secretarías de Administración y de Sinfra, cuyos funcionarios y operativos responsables, no han consensuado y llegado al desenlace de que no es una carga, sino un recinto cultural que forma parte de la herencia y del patrimonio vivo de Zacatecas. Que debe ser visualizado e integrado a todos los planes de desarrollo de las instituciones en sus tres niveles de gobierno, conscientes de que su promoción incrementará el inventario de productos que urgen a la Capital y a los municipios turísticos.
El Centro Platero de Zacatecas, reúne a joyeros de excelencia formados por la firma mexicana Tane, de prestigio mundial, cuenta con la adición de los talleres de cerámica y lapidaria, que estratégicamente responden a las raíces zacatecanas, como testimonios de la presencia alfarera que prevaleció en el pasado y de la riqueza de minerales pétreos no metálicos que hacen del Estado, uno de los más grandes productores de ónix en el mundo.
La jerarquía de la infraestructura cultural es un soporte fundamental de la creación artística y constituye asimismo, una escala en la formación, capacitación, investigación y difusión, que en este caso, impulsa el valor agregado de la materia prima y reaviva la convivencia y la economía.
En la administración gubernamental 2004 – 2010 después de un intenso trabajo de recuperación e investigación, legalmente se hizo valer el decreto de creación del Instituto de Desarrollo Artesanal de Zacatecas, como un organismo público descentralizado y se logró que el Centro Platero pasara a formar parte de su estructura, pero ante el cierre de la administración, faltó tiempo para concretar su misión y su marco legal que sería el de su descentralización.
Se alcanzó a crear el Centro de Estudios sobre la Plata, la sala de usos múltiples, espacios para talleres, la Escuela de Platería “Pedro Leites Vilner”, se montó una boutique de arte popular (hoy es una oficina), se gestionaron recursos ante el Fideicomiso de Impuesto sobre Nómina para establecer un restaurante temático de gastronomía local, se convino con grupos locales para un programa de teatro en movimiento y se solicitó un proyecto de señalética a las autoridades correspondientes, así como la inclusión de ruta en el transporte colectivo.
En el siguiente gobierno (2010-2016) todo colapsó, por lo que en este nuevo período gubernamental convendría plantearse cómo mejorar las condiciones del Centro Platero de Zacatecas para promoverlo con unidad, corresponsabilidad y la dignidad que merece.
Ánimo y fortaleza para todos. ν