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martes, 23 abril, 2024
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El Despertar

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Por: JOSÉ AGUSTÍN ORTIZ PINCHETTI •

Parece muy difícil definir en México quiénes son liberales y quiénes son conservadores. Nadie se reconoce a sí mismo como conservador. Jesús Silva-Herzog Márquez escribió un artículo sorprendente. Empieza por reconocer cambios positivos en la trayectoria reciente de Andrés Manuel López Obrador para luego a la mitad de artículo, como si se arrepintiera, cambia el curso y declara que AMLO ha pasado de ser sectario, intolerante y grosero a ser un oportunista, a traicionar a su partido al permitir que se incorporen personajes de todas las cataduras y corrientes. Afirma que carece de nervio ideológico y que hace una política priísta. El artículo de Silva-Herzog (que no tiene la coherencia que acostumbra) no trata sobre el liberalismo, pero desató una curiosa polémica sobre ese tema que se extinguió rápido.

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El movimiento de AMLO reconoce una raigambre en el liberalismo de Juárez y en su vocación laica, republicana y democrática. El liberalismo con una clara propuesta de cambio social y nacionalismo, reverdeció en la Revolución Mexicana y se mantuvo en la retórica hasta principios de los años ochenta del siglo pasado. AMLO cree que los partidos históricos continúan en pugna, se considera a sí mismo un liberal. Algunos escritores lo critican por no ser abiertamente favorable a los derechos de los homosexuales o a la libertad de las mujeres sobre su cuerpo, pero la realidad es que acepta y respeta esas luchas.

En cuanto al liberalismo económico, AMLO propone una versión más moderna y progresista. Reconoce la economía de mercado y la libre competencia y considera que la empresa privada es el motor del desarrollo, pero postula que el gobierno debe jugar un papel activo y creativo en la dirección de la economía para que ésta logre eficacia, justicia y sustentabilidad. El neoliberalismo surgió en los años treinta del siglo pasado en lucha a muerte contra el Estado social. Llegó al poder al principio de los ochenta y se impuso al trasladar el poder del Estado a los grandes grupos financieros, se cancelaron derechos sociales, se recortaron o congelaron salarios y pensiones. Se hizo una reforma fiscal a favor de los ricos y se restringió severamente la democracia al favorecer la rapiña, la corrupción y el consumismo depredador. La versión mexicana del neoliberalismo ha llevado a la nación a un múltiple desastre.

El programa de AMLO tiene implícitas varias tareas: redistribuir la riqueza en forma equitativa, crear un estado de bienestar, desarrollar una gran infraestructura, estimular la investigación científica y estabilizar la macroeconomía. No sólo busca la justicia social y el crecimiento, sino se propone completar la larguísima transición de México a la democracia.

Twitter: @ortizpinchetti

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