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jueves, 28 marzo, 2024
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Pensar distinto en la UAZ o reformar el Estatuto General

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Escribo en voz alta y pienso en silencio sobre la necesidad de superar nuestras brechas como universitarios. No solamente la crisis económica afecta la estructura interna de la Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas”, en lo personal, considero que debemos avanzar sobre importantes retos que nos mantienen en el sótano de la opacidad a algunos mortales integrantes de la comunidad universitaria, esta última, depositaria de la autonomía en los términos del artículo 135 del Estatuto General de la UAZ y que, como se nos ha olvidado, se compone por el conjunto de todos los sectores que participan en la vida institucional de la UAZ, misma que debe desarrollarse en un marco de profundo respeto a la igualdad entre la mujer y el hombre y de rechazo a toda discriminación sexual, de raza y de cualquier tipo, así, la comunidad universitaria es depositaria de las decisiones institucionales y el ámbito donde se generan y ejecutan las tareas sustantivas en los términos del artículo 129 del mismo ordenamiento. Visto de esta manera, somos el conjunto de universitarios la fuerza que debe tomar decisiones medulares ante tantos problemas que nos han heredado. La UAZ, debe ser para los zacatecanos ejemplo de igualdad, de justicia y equidad pues en nuestras aulas se encuentra el valor más importante de nuestra sociedad que son los jóvenes a quienes tocará impregnar su inteligencia y energía para transformar positivamente nuestra lamentable realidad. Si hiciéramos un comparativo con el caos estatal que intensifican los malos gobiernos, encontraríamos que también el Artículo 39 de la Constitución Política Federal señala al pueblo como depositario de la soberanía nacional y que el Poder Público se instituye en beneficio de éste, sin embargo, hemos cedido nuestro poder a partidos y entidades que nos han dejado a la postre con millones de pobres, con inseguridad, con altos niveles de corrupción e impunidad sin que hagamos nada por remediar nuestra situación pese a que incluso, podemos alterar o modificar la forma de gobierno. Regresando al tema universitario, trabajadores administrativos, estudiantes y docentes tenemos también amplias facultades sobre los grandes temas y asuntos universitarios a través de las figuras del referendum (Aprobación o rechazo de reglamentación interna) y el plebiscito (Aprobación o rechazo de actos de autoridad universitaria) que hasta hoy, hemos implementado muy poco o solamente para ciertos puntos de conveniencia. Aún más, el artículo 142 del Estatuto General de la UAZ, dispone que los universitarios podrán asociarse, reunirse y organizarse libre y democráticamente en la forma que lo determinen y en estricto apego y respeto a la legislación universitaria, este derecho no podrá controlarse por ningún motivo, por sectores, organizaciones, agentes, gremios, partidos o individuos internos o externos que lesionen, desvíen o distorsionen el desarrollo de la vida institucional, su patrimonio o su presupuesto, de lo contrario, estaríamos ante la presencia de prácticas de esclavitud moderna que se orientan a la manipulación de masas (grises) que se suponen pensantes, inteligentes y actuantes. Si en la UAZ no podemos pensar distinto y actuar conforme a nuestros legítimos y legales intereses, entonces estamos castrando la universalidad de pensamiento y la posibilidad de idear y construir nuevos mundos, nuevos horizontes educativos que nos permitan ilustrar a los miles de jóvenes que enfrentará escenarios adversos, hostiles y complejos. Si no motivamos la libertad, la justicia, la equidad y la armonía para fortalecer a nuestra institución, no esperemos que el gobierno nos vea con respeto, al contrario, buscará nuestras cuarteaduras institucionales para colarse, dividirnos y vencernos. Falta mucho por hacer al interior de la UAZ en materia democrática, debemos perfeccionar nuestras instituciones y hasta corregir los errores de ortografía que contiene nuestra legislación universitaria, ya ni que decir de actualizarla y armonizarla para vivir plenamente en gobernanza y gobernabilidad interna. En caso contrario, propongo una reforma al Estatuto General de la UAZ en la que honestamente se prohíba pensar y actuar distinto, en la que se diga que la autonomía solamente radica en la administración central, en la que formamos parte de un dominio manipulado por pocos y que las bendiciones de ser universitario, están predestinadas a los paridos por los dioses. En este contexto, es urgente replantearnos nuestro papel como Universidad y el alto mandato que tenemos conferido por el estado en el que se encuentra inmerso el coadyuvar a que se erradique la marginación y la desigualdad social, mediante la universalidad del conocimiento y el desarrollo de los más elevados valores humanos, fortaleciendo así la soberanía y la identidad nacionales. Mucho por hacer al interior de nuestra amada Institución. ■

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*Integrante del Consejo Mundial para la

Defensa de los Derechos Humanos

[email protected]

 

 

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