Autor: Mario Saúl Moctezuma Salgado
Residencia: Iguala de la Independencia, Guerrero, México
La Flaca llegó muy contenta
a los USA por el Trump-udo,
quería ponerle su ofrenda,
y su lengua hacérsela nudo.
La Tilica pensó que ya era hora
de llevarse al gringo pa’l panteón.
Hablaba más que una cotorra;
parecía botarga con su copetón.
Retaba a todos con un ataque
y soñaba con una guerra nuclear.
Su fosa será un enorme tanque,
pero uno donde vayamos a mear.
“Ja-ja-ja”, carcajeó la Calavera,
“lo del tanque es un gran plan:
este gringo se pasa de ver…as;
parece loco del Ku-Klux-Klan”.
“Tranquila, Huesuda dientes pelones”
-le dijo el Donald cuando la miró-
“Yo llenar de volada todos los panteones,
soy el más malo entre tú y yo.”
“Tú no espantarme, Catrina indocumentada”
-siguió el “Trompas” picudo y vociferando-
“Yo a los dreamers los corro de una patada,
y a los norcoreanos los ando toreando.”
La Flacucha pensó: “Éste es un jijo de su…
“se hace que me quiere quitar mi trabajo:
anda retando al dictador Kim Jong-un,
¡quiere mandar al mundo al carajo!”
“También otra cosa que sé
es que se empeña en su muro fronterizo,
quiere acabar con el TLC;
de ofrenda le pondré puro chorizo macizo”.
Le dijo: “Mira, güerejo carota de bolillo,
odias a extranjeros y migrantes hasta los dientes:
Te haré un entierro mexicano y sencillo,
con harta calabaza para todos tus parientes.”
“Está bien, Flaca, yo calmarme un poco”
-le dijo Donald Trump con cinismo-
“pero quiero aclararte que no estoy loco,
con Hilary hubiera sido lo mismo”.
“Está bien” -dijo la Huesuda-,
“te dejaré vivir un poco más;
contigo el mundo teme y suda,
pues eres un hijo de… satanás.”