Cuando un gobierno es elegido mediante el voto, pero no es capaz de atender los problemas prioritarios de sus ciudadanos, provoca pérdida de legitimidad a la democracia.
Para que ello no ocurra, es imperante contar con gobiernos receptivos, que respondan eficazmente a las necesidades y demandas de la sociedad mediante políticas públicas, con la posibilidad de gobernar en contextos plurales y autónomos con alta intensidad ciudadana.
De poco sirve un gobierno que decide y acciona a espaldas de la sociedad, además, las expectativas de las mayorías y las de los grupos de poder no siempre van juntas y muchas veces son contradictorias. La tarea ahora consiste en encontrar el justo equilibrio para no caer en los extremos de los populismos ni de las oligarquías.
La clave para gobernar, ahora se centra en la representación política, en la eficacia directiva de los gobiernos, en la capacidad de diseñar y gestionar políticas de bienestar social y eficiencia económica, en la participación de los gobernados en las decisiones y el control de las acciones de los gobernantes, pero también en su legitimidad, que implica la capacidad para generar y mantener la convicción de que las instituciones políticas existentes son más convenientes o apropiadas para la sociedad.
Urge fortalecer las instituciones, ponerlas a tono de la realidad actual, de no hacerlo así, previsiblemente se condena el futuro inmediato a la ineficiencia administrativa, el castigo electoral y a la hostilidad política, pero no sólo eso, todo lleva a la pérdida de vigor de la democracia.
El 2018, será un claro ejemplo, donde los partidos disputarán el poder por el poder, por un lado los que están a favor del sistema, en ocasiones inmovilista y decadente, y por el otro los anti sistema, que siendo francos ninguno aporta a la solución de fondo de los grandes retos sociales, porque la oportunidad está en la reforma de las instituciones, en su mejora continua, no en romperlas.
En días pasados, causó mucho ruido la propuesta de Change.org, donde ciudadanos y organizaciones civiles exigieron al INE que los casi 7 mil millones de pesos que destina a partidos políticos para campañas electorales se destine a las víctimas del sismo.
Es un claro ejemplo de la crisis de representatividad y participación, por lo que resulta necesario construir nuevas prácticas en los partidos, para llegar a la paradoja de la democracia y el desarrollo moderno que implica ¿cómo superarse y reinventarse así mismo para enfrentar los déficits acumulados?, no es fácil, y más cuando seguimos inercias que claramente no dan resultados.
Para recuperar nuestra democracia, los partidos políticos juegan un papel crucial, para el caso de México, son casi los únicos canales de participación y representación ciudadana, pero sin lugar a dudas muestran síntomas de crisis interna.
Ahora, para mejorar la legitimidad democrática, la rendición de cuentas es sustancial y debe enfocarse en tres vertientes, que nos permita prevenir y corregir abusos de poder, primero: información, transparencia, como ejemplo las plataformas obra transparente e indyce, para informar sobre ejecución de obras públicas y avances en los indicadores y metal del desarrollo; segundo: justificación, explicación de los actos desde el punto de vista de la mayoría, para ello estamos instrumentando el sistema de inversión pública, una herramienta para dar prioridad a las inversiones necesarias por los zacatecanos; y tercero: el castigo, sancionar cuando haya ocasión, que se está haciendo realidad con la puesta en marcha del sistema estatal anticorrupción, mismo que se juzgará no por su instauración, si no por sus resultados en el combate a la corrupción.
Alejandro Tello, sin lugar a dudas está impulsando un gobierno que pone prioridad en la gente, que hace uso eficiente y eficaz del gasto público, con transparencia y optimizando los beneficios. Porque para adquirir legitimidad la prioridad es la causa de la gente, no sólo la clase dirigente.
*Titular de la Coordinación Estatal de Planeación
