El título de esta colaboración pudiera alterar algunas conciencias, sobre todo, si están domesticadas o confeccionadas al sistema que jala los hilos del poder, sin embargo, me resulta absurdo construir una Virgen de cuarenta y siete metros de altura que pudiera violar disposiciones jurídicas y varios preceptos constitucionales. En principio, se violenta el artículo 115 de la Constitución Política Federal que señala: Los estados adoptarán, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, democrático, laico y popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa, el municipio libre. Cito lo anterior, en virtud de que no todos en México profesan la religión católica por lo que se violaría la libertad religiosa en detrimento de muchas personas ya que de acuerdo con Jorge Adame Goddard, el Estado laico es aquella organización política que no establece una religión oficial, es decir que no señala una religión en particular como la religión propia del pueblo, que por lo mismo merece una especial protección política y jurídica. De tal suerte, Adame sugiere que un Estado laico es lo opuesto del Estado confesional, que establece una determinada religión como oficial y, en coincidencia con el jurista antes mencionado, tenemos que la razón de ser del Estado laico es permitir la convivencia pacífica y respetuosa de diferentes grupos religiosos, por ello, en nuestro país, cada individuo tiene la libertad de elegir y seguir la religión que prefiera e incluso no tener ninguna. Finalmente, Adame Goddard afirma que un estado laico sin libertad religiosa es una contradicción, es en realidad un Estado despótico que pretende imponer al pueblo una visión agnóstica o a-religiosa de la vida y del mundo. En este sentido, tenemos que reflexionar como ciudadanía responsable si una virgen monumental es un instrumento de imposición de la religión católica o si la Guadalupana será el artilugio para intensificar la fé de los zacatecanos o la solución a problemas estructurales como la inseguridad o, si bien, erradicará la impunidad y la corrupción que afecta a la población como un pesado lastre tan arraigado como un cáncer y con pocas posibilidades de solución, ya que incluso, estos ilícitos se premian con senadurías y otras posiciones en la administración pública. Me pregunto además: ¿Será posible que una virgen descomunal suplante una adecuada política pública para la atracción del turismo nacional e internacional con todos los dones turísticos que tiene Zacatecas? ¿El estado necesita de la divinidad para resolver sus obligaciones ineludibles en el concierto de los derechos humanos fundamentales? Creo que debemos replantearnos no solamente la idea de permitir la edificación de una virgen que tendrá un costo de más de 80 millones de pesos, supuestamente compartidos entre la iniciativa privada y el presupuesto público y cuestionarnos: ¿Ante el alto índice de criminalidad que tenemos y palpamos a diario, vendrán a Zacatecas más turistas que deseen contemplar a la morenita? Yo creo que no, es preferible entonces dar primero solución al problema de la inseguridad antes que colocar grandes espejos e ilusiones ópticas. Pienso además que ya en el primer año de gestión del gobierno tellista se ha demostrado que muchas de las metas establecidas en su Plan Estatal de Desarrollo (PED17/21) no serán cumplidas, recordemos que tal instrumento rector del desarrollo, está diseñado a partir de cuatro enfoques transversales: Estado de Derecho, Derechos Humanos, Objetivos del Desarrollo Sostenible y Perspectiva de Género, además, por cuatro ejes estratégicos: 1. Gobierno Abierto y de Resultados; 2. Seguridad Humana; 3. Competitividad y prosperidad y 4. Medio Ambiente y Desarrollo Territorial y que si los unimos a los 17 objetivos de desarrollo sostenible, propuestos por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) aquello se convierte en una complejidad que ni con crucigrama podrá resolverse y, si a esto le sumamos que están agregando acciones fuera de presupuesto y de planeación, al 2021 estaremos criticando y lamentándonos por no haber podico incidir en la decisiones gubernamentales. Respecto al gobierno del Municipio de Guadalupe, habrá que ver si las buenas intenciones y las obras que han realizado como las palmas a prueba de todo que han sembrado en los camellones principales, lograrán sacar de la crisis social, económica y cultural que padece esta demarcación. En Zacatecas, tenemos muchas prioridades y lamentablemente muchos caprichos institucionales, pues como se ha demostrado, los techos de lámina y la marginación que saltan a la vista en el cerro de San Simón donde se aparecerá la Mega Virgen, no harán juego con el entorno divino, solamente que le pongan a la morenita un manto tan grande que oculte a los visitantes, la pobreza, la impunidad, la corrupción y la inseguridad que padecemos y que son de las más altas del mundo. ■
*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos
