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martes, 16 abril, 2024
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El proceso de reconstrucción y la reactivación económica

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Por: MARCOS IBARRA INFANTE •

Después de los devastadores sismos ocurridos los pasados 7 y 19 de septiembre en la zona centro y sur del País, el Gobierno Federal en coordinación con los Gobiernos Estatales y Municipales ha tenido la responsabilidad de conducir tres etapas fundamentales, la primera de ellas tuvo que ver con la salvaguarda y protección de las personas y garantizar las condiciones de seguridad y salud de manera inmediata, en esta etapa acompañados además de una gran participación ciudadana. La segunda etapa tiene que ver con la cuantificación puntual, vivienda por vivienda, un censo, de todos los daños que se generaron, identificando los daños menores, los parciales, y los totales; para los casos de Oaxaca y Chiapas esta etapa se terminó hace un par de semanas, para Puebla, Morelos, Tlaxcala y Estado de México se terminara en esta semana. La tercera etapa, tiene que ver con la entrega de los apoyos a los damnificados que serán un punto de partida para que los cientos de miles de familias que perdieron sus hogares puedan reactivar nuevamente la normalidad de sus vidas.

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La tarea de la reconstrucción no será nada sencilla, cada entidad, cada municipio, cada colonia tiene características diferentes, pero lo más complejo es que cada vivienda que fue dañada puede ser muy diferente a las demás, aun y dentro de una misma calle. La SEDATU, organismo responsable de coordinar la etapa del censo, así como el acompañamiento a la reconstrucción, a reconocido esta complejidad y ha manifestado además que se respetaran las costumbres, la cultura y la idiosincrasia de cada región, cuidando que se respeten en los modelos constructivos las condiciones estructurales y técnicas que protejan a las viviendas de posibles sismos en el futuro. En los casos de Oaxaca y Chiapas ya se inició la entrega de los apoyos a las familias damnificas y en los próximos días ocurrirá lo mismo en el resto de las entidades.

La reflexión que considero relevante hacer en este momento es que este proceso de reconstrucción es a la vez una oportunidad para generar una importante reactivación económica, pero el éxito de esta tarea dependerá del cuidado que tengamos en al menos tres puntos:

Debemos tener mucho cuidado, y me refiero a los tres niveles de gobierno en que la derrama económica que llegara a las zonas afectadas tenga como beneficiarios principalmente a los actores locales, es decir, desde las acciones de acarreo de escombro, demolición, hasta la compra de materiales de construcción, y la reconstrucción propia de las viviendas debe realizarse con empresarios locales y regionales, ya que de esta forma se reactiva también el empleo, el consumo y la economía local.

Una segunda tarea fundamental es cuidar y acordar con los principales actores involucrados que los precios de los productos no se alteren. La PROFECO, apoyada por las autoridades competentes y la propia sociedad civil debe ser muy estricta en que los precios de los productos básicos y de los insumos que se usaran en la reconstrucción no sean incrementados de manera injustificada y mucho menos que se genere acaparamiento con fines lucrativos. Las condiciones tan lastimosas que se viven en las comunidades afectadas no justifican bajo ningún principio que se lucre con el dolor ajeno.

La tercera consideración importante es que el sistema financiero nacional genere acciones de fondeo y financiamiento accesible que permitan que las familias afectadas realicen procesos de reconstrucción más acelerada o porque no incluso generarse mejores condiciones de vida a las que tenían antes del siniestro. Desde luego estas mismas condiciones de “fondeo barato” deberán otorgarse también a todos los micro negocios afectados incluyendo con las consideraciones necesarias hasta los pequeños negocios informales que fueron afectados.

En suma, si impulsamos la reactivación de la economía local, si cuidamos la inflación, y si generamos acceso al financiamiento podemos entrar a un espiral positiva que pueda impactar directamente en una reactivación económica que nos lleve a un crecimiento superior a los tres puntos como se había estimado en fechas anteriores a los sismos. Sin embargo, si no ponemos atención en estos detalles corremos el riesgo de generar el efecto contario.

Zacatecas afortunadamente no fue afectado por estos fenómenos naturales sin embargo, eso no impide, que como dice el dicho pongamos nuestras “barbas a remojar” en dos temas muy relevantes como es la promoción de la resilencia que  significa generar los análisis, acciones y políticas públicas que permitan que las autoridades del estado y sus ciudadanos puedan reaccionar a un fenómeno de esta naturaleza, por ejemplo un hecho tan sencillo como el aseguramiento de nuestra viviendas pueden hacer la gran diferencia pero muchos se dieron cuenta cuando era demasiado tarde, de igual forma se tenga o no se tenga una afectación en el Estado debe ser un permanente promotor de la activación económica interna, vigilante de la no alteración de precios y gestor de financiamiento accesible para los empresarios locales. ■

 

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