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miércoles, 24 abril, 2024
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Urnas: instrumento ciudadano

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Sea cual sea la posición que uno guarde en el tema, las escenas de la gente en Cataluña defendiendo con sus cuerpos su deseo de decidir sobre su destino, resultaron conmovedoras, a tal nivel, que parece que sacudieron a algunos a grado de cambiar de posición.

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Se trataba de un referéndum en el que se buscaba expresar el deseo de la población de esta región de seguir perteneciendo o no a España. Un ejercicio cívico y pacifista que aunque pueda ser leído desde cualquier interpretación, tiene que ser reconocido como una forma democrática de buscar la autodeterminación de un pueblo.

Siendo un referéndum ilegal, conmovió ver a cientos de personas durmiendo en las escuelas y lugares designados como lugares de votación para evitar que la policía nacional los desarticulara. También fue motivador verlos resistir con nada más que sus cuerpos a la embestida de las fuerzas policiales nacionales que intentaron a toda costa llevarse las urnas y la papelería electoral.

De destacarse también, que siendo la opinión mayoritaria por separarse de España, hubo quien acudió a votar envueltos en la bandera de aquel país manifestando su decisión de permanecer como están. Acudieron, se expresaron, y eso es plausible. También lo fue la reacción de quienes teniendo una opinión contraria, estallaron en aplausos por la civilidad con la que unos y otros iban a las urnas a externar su opinión.

De este lado del mundo impresionó la violencia policial y sorprendió la vehemencia con la que defendieron su decisión de acudir a las urnas.

México, como buen país neoliberal, tiene formas mucho más sutiles de desmovilizar, pues en lugar de la macana y el azote, tenemos la desesperanza aprendida, la idea de que el cambio está en uno mismo, o que todos son iguales.

Lejos de las escenas de defender los centros de votación con resistencia pacífica, aquí solemos ver casillas solas, y gente que se niega a participar en la organización de la elección.

No puedo estar más lejos de creer que ir a las urnas, depositar la papeleta y olvidarnos por el resto del año de la política pueda estar bien. Pero a veces se tiende a decir que votar significa eso, y se habla de otras formas de organización política que las más de las ocasiones son sólo flor de un día, pues agobiados con lo urgente, con los problemas aparentemente individuales, son realmente pocos los que no votan y sin embargo transforman esa indignación en digna acción que se convierta en algo que supla a la partidocracia actual. Ejemplos hay, pero lamentablemente configuran la excepción, y no la regla.

Hoy, como forma de desmovilizar a la ciudadanía, no se escuchan los llamados a no votar que cundían en el 2006, o los llamados a anular de años posteriores. Lo de hoy parece ser la pulverización del voto opositor y la inundación de candidatos independientes.

Por supuesto, no podrían meterse en el mismo costal a todos. Y en ese contexto es muy valiosa la participación de María de Jesús Patricio Martínez que probablemente coloque en la agenda nacional temas que suelen minimizarse con respecto a la población indígena. Esto constituye un cambio de estrategia interesante y digno de estudio de parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional que participa esta vez en elecciones luego de decir por años que sus sueños no cabían en las urnas.

Esta figura, la de candidato independiente, ofrece también la posibilidad de que Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, pueda participar en la contienda sin comprometerse claramente con una ideología o plataforma partidista, sino sólo con las ideas políticamente incorrectas que emite en la diarrea verbal que lo caracteriza. Un candidato que probablemente satisfaga a quienes piensan que el modelo Trump puede funcionar en México, y quienes comparten que la visión empresarial de altas esferas económicas es la solución.

En esta condición, hasta Margarita Zavala encontró que quizá podría obtener en la población general la simpatía que no tuvo al interior de su partido, y que ésta le permita llegar a la presidencia de la república.

Esta pluralidad tiene sus riesgos, la de pulverizar el voto opositor, como bien advierte Emilio Álvarez Icaza, quien se resiste a ser parte de ello y decidió no registrarse para ser candidato independiente.

Desprestigiado como está el abstencionismo, quedando claro lo inútil del anulismo, esa es la apuesta del sistema hoy en día para asegurarse de que, una vez más, todo cambie para no cambiar.

En ese escenario, y faltando varios meses para la elección, el llamado generalizado para acudir a las urnas puede documentar parcialmente el optimismo. Después de todo, si votar no sirve para nada, no votar sirve para menos.

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