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jueves, 28 marzo, 2024
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Proceso de reconstrucción posterior a los sismos requerirá alrededor de 1.5 bdp

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Por: ALMA RÍOS •

  • Insuficiente, cantidad que el gobierno ha anunciado que destinará a este efecto: Correa
  • Necesario, un programa de ampliación del crédito de medio o un punto porcentual de PIB

El proceso de reconstrucción posterior a los sismos del 7 y el 19 de septiembre, requerirá alrededor de 1.5 billones de pesos, poco más de 0.5 por ciento del PIB nacional, que deberá ejercerse durante los próximos cinco años. La estimación que ha hecho en “números gruesos”, Eugenia Correa Vázquez, exhibe como insuficiente la cantidad que el Gobierno de la República ha anunciado que destinará para este efecto, apenas 37 mil millones de pesos.

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“Es vergonzoso que se ofrezca a la población una cantidad de ese tipo, de veras nos ven cara de ignorantes, 40 mil millones de pesos es menos del ejercicio presupuestal de la UNAM, para que nos demos cuenta. Nos ven la cara poniéndole ceros a las cosas cuando en realidad son recursos completamente insuficientes”.

La profesora de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt, e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, dijo que “si hay algo que nos debe conmover ahora es la situación de la sociedad y cómo fue lastimada, golpeada y violentada, no solamente por el propio terremoto sino por las condiciones en que se enfrentó a él”.

Habla de 40 años de políticas de austeridad en el país que han destruido la capacidad de la sociedad para “reproducirse a sí misma, para gestionar mejor sus expectativas de vida en todos los campos”.

Entre sismo y sismo, aquel de hace 32 años que devastó a la Ciudad de México y que se aparejara al inicio de la implementación en el país de las políticas neoliberales, y estos otros que ocurren a más de tres décadas afectando a otros siete estados, se ha degradado el trabajo deteriorando las condiciones de vida de la población, también respecto de la vivienda que habita, pues aunque se considera como un elemento importante para las familias, lo es más “comer”, por lo que no se les da mantenimiento suficiente.

Se requiere entonces, sostuvo, invertir en un verdadero fondo de inversiones para vivienda que permita reconstruirla y rehabilitarla y que tenga como efecto el crecimiento de la economía del país.

“No podemos solventar esta situación con donativos por mucho que nos quieran por aquí y por allá y nos regalen dinero. Esto tiene que ser solventado con gasto público deficitario que se pagaría en los próximos años a partir de la recuperación de la actividad productiva de los mexicanos”.

Lo que propone Correa Vázquez es un giro que ni siquiera seria radical, en la política económica, uno que dé mayor seguridad en el empleo y produzca crecimiento económico.

“Con eso simplemente pagaremos más impuestos y se liquidará lo que el gobierno adelante como recursos para un programa de vivienda”.

Lo que se necesita es lo que comúnmente se hace cuando se enfrentan desastres naturales o sociales, así se hizo cuando Katrina atacó Nueva Orleans en Estados Unidos, y cuando una nación enfrenta una situación de guerra.

“El gobierno puede acudir a un programa de ampliación del crédito público tranquilamente, de medio punto porcentual o un punto porcentual de PIB, que entonces sí permitiría enfrentar el problema de una manera distinta”.

Dijo que la tecnocracia mexicana ha sido muy complaciente con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con las agencias calificadoras, conteniendo siempre el gasto público.

“Este es el momento en que ya no se puede hacer eso, tenemos que complacer a la ciudadanía”, pues haciéndolo, también en muy corto plazo se complacerá al FMI y las agencias citadas, aseveró.

“Recuperarán la confianza en el país porque solamente elevando el gasto público, y todos los sabemos, vamos a tener la posibilidad de elevar el crecimiento de México, y en eso estamos de acuerdo todos, el FMI, nosotros, todos”.

Es necesaria la inversión en un programa de vivienda que la que se hace o haga en armas, la decisión implica el que los jóvenes sigan convirtiéndose en sicarios o emigrantes, o bien en trabajadores con base en una inversión progresiva y no regresiva.

Trajo a colación la experiencia de otros países que han emprendido proyectos de este tipo, uno cercano, el de California en los Estados Unidos posterior a la Segunda Guerra mundial, del que derivó el surgimiento del Sillicon Valley.

Invertir en la construcción de vivienda digna impacta en el empleo en la producción de materiales, entre otros, y ofrece a la par certidumbre y estabilidad a las familias que les posibilitan la capacidad de creatividad de sus hijos.

“Esas viviendas en los Estados Unidos que se financiaron, son los famosos garages donde los jóvenes empezaron a hacer sus experimentos que fueron el origen del Sillicon Valley”.

El país no replicará este fenómeno dijo, porque esa experiencia ya existió, pero sí necesita de la innovación tecnológica que provenga de la propia sociedad mexicana para que deje de importar ese conocimiento.

“Estaríamos invirtiendo en el futuro. En nuestro desempeño tecnológico y productivo y finalmente en nuestra capacidad de insertarnos en el mundo como una nación soberana con un proyecto nacional”.

Este programa de vivienda por tanto no puede dejarse en manos de la especulación financiera en bienes raíces, de esos los créditos onerosos que actualmente se pagan por una casa o departamento.

Debe ser un programa adecuado a cada región de los ocho estados afectados por los sismos, donde se atiendan las condiciones específicas de las poblaciones, por ejemplo, la cercanía de la vivienda con los centros productivos, escolares y su acceso a los servicios básicos, y su construcción con materiales que sobrevivan a las condiciones climáticas.

Por su importancia no puede dejarse en manos de una administración “que eventualmente no le entregue cuentas a nadie”. Y la única forma de enfrentar esta situación es mediante la participación ciudadana, no solamente de grupos de expertos, de técnicos, sino los movimientos sociales regionales y nacionales, sostuvo Correa Vázquez.

Es un problema de institucionalidad que ha demostrado en el México de los años recientes, su gravedad, pues entre sismo y sismo, no se ha tenido una correcta gestión de la información y los recursos en los ejercicios presupuestales.

Lo que se ha exhibido es la incapacidad de las instituciones para representar los intereses de los ciudadanos en general y de las regiones en particular.

Queda cada vez más claro, dijo, “que la participación de varios partidos en los congresos tampoco nos está redituando una profundización de la democracia que nos permita tener mayor acceso como sociedad al ejercicio de los presupuestos”.

Dijo también respecto de los ofrecimientos que han hecho los partidos de “donar” parte de los recursos que gestionan para la reconstrucción posterior a los sismos, “que vuelven a equivocarse otra vez”.

“No queremos que sean madres de la caridad, queremos que sean transparentes en el uso de los recursos que ejercen y en segundo lugar, saber qué elementos de las necesidades ciudadanas de hoy en día incorporarán a sus proyectos políticos”.

“¿Para qué quiero yo que donen cinco centavos de sus sueldos o de sus presupuestos si no piensan hacer nada, si no van a luchar realmente en la arena política por las demandas ciudadanas más sentidas?”.

El tema fue vinculado al de la corrupción, sin participación ciudadana no habrá transparencia y seguirá la clase política sin la información necesaria para saber de qué le están hablando.

“Vamos a seguir con lo mismo, te vamos a ‘regalar’ 40 mil millones de pesos, y la ciudadanía piensa que es mucho. Es muy importante que esas formas de organización ciudadana terminen convirtiéndose en exigencias de institucionalidad”.

Los consejos consultivos que tienen este carácter y que se han producido durante los últimos 40 años, como los órganos de transparencia, han tenido muchas dificultades para funcionar, incluso bajo los gobiernos de izquierda, porque tampoco estos han querido entregar cuentas claras a la ciudadanía. “Entonces, yo creo que ahí es donde tenemos que incidir con más fuerza”, dijo.

Eugenia Correa Vázquez es colaboradora desde hace más de 20 años, de la Unidad Académica en Estudios el Desarrollo de la UAZ, donde estuvo recientemente, invitada a ofrecer una conferencia con el economista norteamericano James Galbraith.

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