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martes, 16 abril, 2024
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Movimiento estudiantil del 68 y reacción del Estado generaron una narrativa gráfica

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Por: ALMA RÍOS •

■ Citlali Córdova la separa en cuatro apartados, entre ellos, la recuperación de la iconografía revolucionaria

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■ De distintas formas los artistas generaron imágenes para propalar el discurso de los alumnos

De entre las imágenes que produjo el Movimiento estudiantil del 68 y su posterior represión, el 2 de octubre, hay una en blanco y negro que por un lado muestra a personas en la protesta, y del otro, a unos policías con macanas; el sumario reza: “el único diálogo que hemos tenido es este”.

“Y pensaba justamente hoy en Cataluña, en los hechos tristísimos de un pueblo que pide su derecho a decidir y que el único diálogo que tienen del gobierno español y del cobarde de Mariano Rajoy es la violencia policial”.

Ofrece la lectura Alba Citlali Córdova Rojas, artista visual quien menciona a colación, que las imágenes nos siguen diciendo muchas cosas, por ejemplo, que “lamentablemente siguen siendo vigentes”.

Hay que comparar las que se producen actualmente con las de otros momentos históricos, no sólo las artísticas sino las que ofrecen los noticieros, “para volver a poner la mirada en ellas y preguntarnos por qué seguimos produciendo esos discursos visuales”.

“Me parece que siguen siendo imágenes abiertas, que diría -el historiador del arte y ensayista George- Didi-Huberman, invitan al diálogo”.

El Movimiento estudiantil del 68 y la reacción que ante él tuvo el Estado mexicano generaron una narrativa gráfica, que la egresada del doctorado en Investigación Artística de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla y activista, propone en cuatro apartados.

Una primera etapa que deriva de la organización del Consejo General de Huelga y de la articulación de acciones entre los estudiantes, entre otras, las concernientes a la comunicación de sus demandas en que se insertaron integrantes de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, La Esmeralda, y del Politécnico, para colaborar con el movimiento.

“Al principio tenía mucha relación estética, formal e incluso ideológica con el Taller de la Gráfica Popular de los años 30”.

Viene después una recuperación de los diseños gráficos que el artista neoyorkino Lance Wyman realizó para generar una imagen de los Juegos Olímpicos que se celebrarían en México ese año.

Paradógicamente, Wyman fue estudiante en una de las escuelas herederas del conocimiento de La Staatliche Bauhaus (Casa de la Construcción Estatal), “porque conociendo el perfil ideológico de la institución, termina haciendo una serie de imágenes para un Estado que luego se expresaría como un Estado represor”, observó.

No obstante, los estudiantes, diseñadores y artistas se apropiaron de los códigos del poder, de estas imágenes oficiales de los Juegos Olímpicos de 1968, para decir con ellas “otras cosas”, al parejo de la organización del evento deportivo.

Esta es una práctica que hoy puede observarse en las redes sociales, donde los jóvenes utilizan las imágenes del poder y la publicidad del mercado para manipularlas y desviar su significado original.

“Tenemos ahora unas redes más politizadas, pero son estos mismos recursos y son mecanismos que utilizaron los jóvenes de entonces”.

Hubo también una recuperación de la iconografía revolucionaria, la reiteración con diversos tratamientos a la fotografía de Alberto Díaz (Korda) del Che Guevara, o Emiliano Zapata, o los rostros de obreros con los puños en alto, que en contrario, y al paso de los años también han sido utilizadas por el mercado.

Se integró asimismo la serigrafía como una opción a las técnicas tradicionales como el linóleo o la xilografía, más tardadas para su producción y más propensas al desgaste en la reproducción  de tirajes, así como el mimeógrafo, para generar otras formas de comunicar, los fanzines.

“Hay toda una serie de elementos que ahora nos parecen como antiguos, pero que en ese  momento eran la tecnología”.

Citlali Córdova agregó a este recuento inconográfico del 68, las caricaturas que pudieron colarse en algunos periódicos o revistas, entre otras, las de Arturo Pastrana y las del recientemente fallecido Eduardo del Río “Rius”, quien realizó una imagen donde en el pódium de premiación de las olimpiadas, en el sitio que corresponde al medallista de oro, se encuentra un policía con una macana.

De distintas formas los artistas iban generando imágenes para propalar el discurso de los estudiantes y su visión crítica de la represión del Estado, teniendo en contra los artículos 145 y 145 bis del Código Penal de la época, que castigaba “la disolución social”, y que pugnaban por derogar.

“Entonces había una serie de controles de los medios que los artistas con una serie de recursos se estaban saltando”.

En el 68 hubo una lucha de narrativas, una que tenían que ver con el fuerte control gubernamental de los medios de comunicación oficialistas, otra que buscaba ofrecer otra versión de los hechos.

Estos últimos discursos quedaron enterrados e invisibilizados o han sido de difícil acceso “para las personas que no somos de esa generación, que no entendemos perfectamente el movimiento porque no nos tocó”.

Los medios de comunicación masivos y abiertos, no aportan información suficiente, por lo que es difícil romper las narrativas mediáticas oficialistas a no ser que se sea “un curioso”.

Por ello dijo Córdova Rojas fue importante la labor de artistas, escritores e intelectuales que después del 68 sacaron del olvido “esos otros discursos de los hechos ocurridos”, no sólo del episodio trágico de Tlatelolco sino del movimiento estudiantil desde sus inicios.

“Es importante traer a la memoria esas imágenes porque las imágenes nos ayudan a recordar de otra manera”.

Enseñan por ejemplo, cómo las generaciones pasadas se apropiaron de su lucha y los recursos que utilizaron para expresar y comunicar, “porque desgraciadamente estos hechos nos siguen ocurriendo”.

La iconografía generada por aquel episodio histórico ofrece la enseñanza de cómo “estos otros artistas cambiaron radicalmente sus prácticas de representación, de pensar en la belleza, en los valores estéticos, en la técnica, la pureza del manejo de los colores o las proporciones, para producir imágenes icónicas que tuvieran que ver con el movimiento social que estaba bullendo”.

Hoy dijo, “nos sentimos muy modernos” haciendo fotomontajes o contrastando imágenes críticas y publicitarias, pero eso se hace desde hace mucho tiempo. Es pertinente por tanto, “que nos apropiemos de esas herramientas de resistencia visual”, primero revisándolas para no olvidar, y luego aprendiendo a tomar una postura ante los hechos.

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