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jueves, 28 marzo, 2024
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A la Diez

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Por: Carlos Galaviz Garza •

Sin desarrollo económico, cualquier posibilidad
de apertura política y la libertad será cuestionable.
José María Aznar

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Las manifestaciones públicas o protestas civiles constituyen un fenómeno social que actualmente ha adquirido una gran importancia, y no es tanto por el contenido de los derechos civiles que entran en juego en la protesta de alguna inconformidad social, algunos juristas especializados llaman lo llaman el derecho a la protesta social, lo que vulgarmente conocemos como bloqueos, protestas en la vía pública. Este derecho a la protesta social no es un derecho más, sino uno de especial relevancia dentro de cualquier ordenamiento constitucional; es decir, se trata de un derecho que nos ayuda a mantener en cierta manera el equilibrio a los restantes derechos.

Esta pequeña introducción obedece a que en la capital, en Zacatecas,  con un centro histórico envidiable y patrimonio histórico de la humanidad, lamentablemente se han generado manifestaciones concernientes a sus calles, plazas y lugares de diferente índole, llámese sector vecinal, sector empresarial, sector comercial e inclusive el sector eclesiástico que también se ha manifestado en varias ocasiones en contra en el uso de los múltiples lugares que giran alrededor, lugares  abandonados en su mayoría ó que están en espera de poder arrendarlos para casa habitación o algún proyecto de negocio que pueda aportar a la vida y oferta económica del lugar.

Adam Smith y otros economistas contemporáneos, estudiaron temas del crecimiento. Estos economistas, fundamentan el concepto de crecimiento en la acumulación de factores de producción, de modo que cuanto más capital y más trabajo estén disponibles en una economía, mas crecerá esta.

Aterrizando en particularidades, hablamos de la reciente manifestación del sector vecinal en contra del Bar “La Diez”. Este lugar se encuentra al interior de la Alameda, y como algunos otros lugares asentados ahí mismos, es un buen lugar donde se ofrece buena comida y una envidiable vista para disfrutar de una de las joyas de nuestro centro histórico como lo es la emblemática Alameda de García Salinas. Dicho sector vecinal manifiesta su inconformidad en el sentido del ruido y el poco descanso que tienen como vecinos del lugar cuando este abre sus puertas, y en cierta manera podrían tener una contundente razón y poder para hacerlo aun así implique cerrar un negocio que genera poco más de 15 empleos directos y que se haya invertido una suma importante de dinero al lugar. Aunado a esto la contribución de los inversionistas de ofrecer lugares que a mi parecer mucha falta hacen para poder detonar un sector turístico importante para el crecimiento de nuestra economía local.

Muchos de nosotros sabemos que el poco y pobre desarrollo económico del centro histórico ha sido por dos razones fundamentales: la primera que en la mayor parte de su extensión sigue siendo habitacional y la segunda por la pobre porcentaje de inversionistas, y esto se debe a lo poco atractivo que resulta una inversión de esas características que deriva de los problemas en su reglamentación para la actividad. Y por no hablar en lo particular, también plazas importantes como la Miguel Auza, que se ha visto afectada en su actividad como lo es la actividad nocturna y turística por inconformidades vecinales.

Para finalizar:

Meses atrás las declaraciones del Obispo y de algunos vecinos e incluso locatarios que arrendan en el centro histórico, se manifestaron en contra de un proyecto ambicioso que le daría un giro de 180° a la actividad económica del primer cuadro, y estoy hablando en el proyecto del mercado González Ortega, el cual recibiría un inversión millonaria para poder abrir lugares que oferten lugares de esparcimiento a los turistas y a los locales. Sin embargo en una protesta prostituida políticamente, se impidió finalmente dicho proyecto de inversión con la justificación de que no querían que se convirtiera en una cantina.

Aunque es romántica su causa, es triste ver como los mismos sectores sociales impiden un desarrollo más adecuado para nuestra economía. Tristemente estos grupos inconformes pueden incluso cerrar hasta calles enteras, como recientemente los vecinos de la zona de la FENAZA, que con masetas improvisadas cerraron la calle entera para impedir la invasión de los que visitan el recinto ferial, que cabe mencionar son accesos públicos. A favor de ellos puedo decir con certeza que no se equivocan y que se sobre entiende su inconformidad, ¡yo crecí en la zona!, y les puedo asegurar que es un kaos cada edición de feria que se celebra, esto debido a la poca civilidad que tenemos como ciudadanos al respetar lo privado.

Pero soy un convencido de que debemos adaptarnos a la realidad del crecimiento que nos exige nuestra ciudad. La realidad es que no podemos seguir condenando nuestro propio desarrollo y beneficio con protestas contra las obras, inversiones o peor aún un, impedir un derecho constitucional como es el libre tránsito, porque queramos o no, las calles, plazas y plazuelas siguen siendo y seguirán siendo del dominio público y no de particulares. Cabe señalar que el centro y las calles de Zacatecas son de todos los zacatecanos y por peor que sea la situación entre sectores, siempre debemos buscar soluciones que nos den oportunidades para crecer económicamente. Gracias. ■

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