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sábado, 20 abril, 2024
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Un paso difícil y necesario en estos tiempos

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Por: LUZ ARCELIA MADERA ÁVALOS •

Cuando se piensa que México no puede ir peor, se descubre otro dato sobre la corrupción, el abuso de autoridad, la ausencia de principios y la impunidad imperante. Cuando se descubrieron los vicios ocultos sobre la “casa blanca” que le costó el trabajo a la mejor periodista investigadora de México Carmen Aristegui, no teníamos ni la menor idea de lo que nuestros gobernantes son capaces: tortuguismo en las investigaciones sobre corrupción de ex gobernadores priístas que saquearon a sus estados: Humberto Moreira en Coahuila, Cesar Duarte en Chihuahua, Javier Duarte en Veracruz, Tomás Yarrington en Tamaulipas, Roberto Borge en Quintana Roo, el inflamiento hasta del 200 por ciento o más de los costos de obras de infraestructura, como fue el caso del tramo carretero de la autopista con socavón del paso Express a Cuernavaca y, la reciente cereza del pastel, la gran “Estafa Maestra”, donde existen involucradas cientos de empresas fantasmas, entre muchos otros. Un escenario de corrupción nada menor que obliga a hacer conciencia del actuar ciudadano.

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Las y los ciudadanos actuar deben.

Formar la conciencia y el razonamiento de una persona en un ideal político no es algo que sucede en poco tiempo, ni tampoco es posible de obtener en cualquier lugar o con cualquier mentor.  En lo personal fueron más de 20 años que comenzaron cuando tenía 14, llegué a Acción Nacional con inquietud y deseos de contribuir a una lucha inspirada en las marchas de Manuel J. Clouthier, los discursos de Carlos Castillo Peraza y el debate de Diego Fernández de Cevallos.

Para identificarse y hacer propia la  ideología de un Partido es necesario vivirla, seguir paso a paso como una receta las prácticas de ciudadanía responsable, solidaria, subsidiaria y justa, apegada a la ley y con el respeto a las instituciones que ideó Gómez Morín. Viví todo ello, y descubrí y me apropié de la fortaleza de espíritu que brinda el actuar en base a principios nobles, auténticos y honestos. Esta misma fortaleza reanima la determinación y el coraje cuando hay derrotas o confusión.

Con entusiasmo ejercí mi ciudadanía a partir del año 2000, viví la esperanza del México ordenado y generoso y trabajé por la vida mejor y más digna para todos. Lamentablemente como dijo Salvador Abascal, “se guardaron los principios de la lucha en el cajón del escritorio que se usa en la comodidad del cargo público”, y los dirigentes del Partido que nació para guardar el orden, la legalidad y la generosidad de la Patria, negociaron con el régimen corrupto e inepto que nos gobernó por 70 años y lo trajo de regreso a Los Pinos. Y lejos de analizar los errores cometidos en el ejercicio del gobierno, la burocracia partidista le apostó al control, al manipuleo, a la compra de conciencias y a la deshumanización del partido humanista de México. Sus dirigentes probaron las mieles y se enamoraron del poder. El noble ideal fue olvidado, los principios tirados a la basura e imperó el interés particular por el control del Partido. Quienes fuimos formados en la doctrina sentimos el cambio y advertimos la corrupción. Lamentablemente, le llegó el cáncer político el que velozmente permeó e invadió las dirigencias de la Institución. Ante la caída de los principios y la pérdida de su ideología, hoy se vive la ansiedad desesperada por encontrar socios que ayuden a evitar su desaparición.

Pero México aún espera la acción decidida y noble de las y los ciudadanos. Nos necesita más que nunca. A pesar de la falta de conciencia sobre lo que es realmente importante para el desarrollo humano y social, alimentada intencionalmente por la clase dominante a través de las trampas de los sistemas de comunicación (TV, radio y prensa), y practicada a través de programas gubernamentales asistencialistas (despensas, láminas, tarjetas de dinero, etc.), se mantiene la esperanza de un mejor mañana.

Cuando observo a los actores políticos en sus dichos y en sus hechos, sólo encuentro a uno que actúa con consistencia, congruencia y perseverancia hablando siempre del interés de la nación y no de los cargos que desea obtener. Y aunque en Acción Nacional promoví la AMLOfobia, abrí mi conciencia a conocer lo que piensa un hombre que permanece 18 años en la lucha por un México diferente. Leí sus libros, leí la declaración de principios del Movimiento de Regeneración Nacional, y en mi búsqueda encontré también a grandes panistas ex Diputados Federales como Bernardo Batiz, Jesús González Schmall (hermano del dirigente de AN en dos periodos) y a Rafael Landerreche Gómez-Morín (nieto de Manuel Gómez Morín), compañeros de Andrés Manuel en la lucha pacífica por un cambio de conciencia en este país. Y leyendo sus argumentos fue que comprendí que no conocía la lucha de López Obrador, investigué, leí y sigo leyendo y encuentro cada día más y más coincidencias en el objetivo de MORENA para promover un país humanista, justo y honesto y considero que esas tres palabras, son las acciones que México requiere para avanzar, quitarse la brea de la corrupción y los intereses particulares para empujar la nación a un estadio de crecimiento, justicia e inclusión social.

Para ello requiere de la decisión, el compromiso, la acción de cada ciudadano, pero sobre todo, demanda que estemos informados, que leamos, que hagamos uso de tanta y tanta información que existe, que abramos nuestra conciencia y nos demos el tiempo para conocer a Andrés Manuel a través de sus 18 libros que ha escrito, y no de lo que dicen los noticieros sesgados y manipulados, que leamos la declaración de principios del Movimiento de Regeneración Nacional y deliberemos con amigos y familiares sobre la congruencia de la vida política de AMLO. Dar el paso necesario, significa también construir de manera responsable, actuar con conciencia e informados es la obligación de cada uno.

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