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viernes, 19 abril, 2024
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La seguridad pública y el informe del gobernador

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Por: Rodrigo Reyes Muguerza •

El pasado 30 de septiembre durante una reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, el Presidente de la República aseguró que el 50 por ciento de los homicidios en el país están relacionados con delitos del fuero común y no con la delincuencia organizada.

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La segunda versión de esta historia ha sido contada por las autoridades zacatecanas a cargo de la seguridad pública de manera reiterada. De acuerdo con la línea de pensamiento de nuestras autoridades locales, la mayoría de los homicidios en Zacatecas están relacionados con el crimen organizado y por ende no tenemos que preocuparnos.

Aquí hay de dos; alguien está mintiendo o Zacatecas es un caso atípico. En realidad, este enigma es bastante difícil de descifrar. Los datos que tenemos no permiten del todo saber cuáles son los homicidios relacionados con el crimen organizado. Por ende, lo más viable es que cada una de estas instancias tiene sus propias bases de datos las cuales nos dicen historias diferentes.

Sea como sea, tenga quien tenga razón, la situación en Zacatecas es insostenible. Hace solo un mes el INEGI reveló que en 2016 la tasa de homicidios en Zacatecas fue la quinta más alta del país. El 2017 será, muy posiblemente, mucho peor.

Además, en julio de 2017, Zacatecas ocupó el segundo lugar en secuestros (uno de los crímenes más violentos). Nuestro estado fue superado solamente por Colima. Entonces, ¿nos tenemos que preocupar? La verdad es que sí. Hace solamente unos días, asesinaron a Antonio Frausto dentro de la Carnicería la Reyna de la cual él era propietario.

Es aplaudible que los posibles responsables de este homicidio ya hayan sido detenidos. Eso muestra capacidad de reacción. Lo que no hemos visto y lo que realmente se necesita incrementar es la capacidad de prevención sin la cual la seguridad pública no podrá mejorar.

Ese tipo de estrategias se deben de mejorar y quienes están al tanto de la complejidad de hacerlo entienden las dificultades que se enfrentan para hacerlo. Lo que resulta más difícil de entender es el comportamiento que las autoridades de Zacatecas tienen frente a la galopante inseguridad.

Mucho del incremento de la violencia en Zacatecas tiene que ver, tal y como lo afirma nuestro Ejecutivo, con factores de orden nacional. Sin embargo, también hay mucho, como lo dice el Presidente de la República, que las autoridades locales tienen que hacer.

Hasta el día de hoy, el Gobernador y su equipo ha respondido a las exigencias de mejorar la seguridad pública de dos maneras. La primera es diseñando nuevas estrategias cuyo énfasis está en fortalecer la policía estatal. La segunda está en echarle la culpa a alguien más.

La reforma a los cuerpos policiacos es algo que se ha venido debatiendo con fuerza en México al menos desde el periodo de Felipe Calderón. Después, con el Presidente Peña se puso sobre la mesa la creación del mando único. ¿Es esta la solución para todos los estados? Probablemente no.

En casi todas las entrevistas el Gobernador ha destacado el incremento de elementos de la policía estatal. Incrementar el número de policías en Zacatecas es algo básico, especialmente si consideramos la tasa tan baja de policías por ciudadano en el estado.

Lamentablemente, aumentar el número de efectivos no servirá de nada si no se reforman de fondo las corporaciones estatales. Se necesita dignificar la profesión del policía, darle mejores prestaciones, crear una red de seguridad social que les permita trabajar de manera desenvuelta y que no los orille a coludirse con el narcotráfico. Ninguna de estas acciones ha sido llevada a cabo en el Estado.

La segunda respuesta al problema de seguridad pública es terrible. En repetidos eventos el Gobernador ha señalado que la falta de unidad en la familia es uno de los principales detonantes de la delincuencia; esto es falso. Las teorías actuales señalan que si bien las causas raíz de la delincuencia mucho tienen que ver con la comisión de un delito, existen factores en el ambiente que ejercen a un mayor peso en los individuos que deciden cometer un ilícito. Este tipo de visión no ha sido discutida por nadie en el estado.

En un slogan que anuncia su primer informe, el Gobernador sale del Palacio de Gobierno y después de una serie de interacciones muy espontaneas con ciudadanos llega al Congreso del Estado. Ahí, un grupo de personas aplauden con desenfreno. No se sabe porque lo hacen, pero se ven muy contentas. Después, el Gobernador dice que con optimismo ve los frutos de trabajar diferente. No se ve preocupado ni atemorizado, se ve tranquilo. Ojalá que esa tranquilidad se deba a que conoce lo que debe de hacer en materia de seguridad y no al desconocimiento o desentendimiento del problema que
enfrentamos.

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