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jueves, 18 abril, 2024
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Las virtudes de la emergencia populista

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

Ya arrancó el proceso de renovación de la presidencia de la república. Y el debate es intenso. Aquí trataremos de ofrecer una reflexión en torno a los criterios que podemos usar para hacer la elección entre los tres polos que se han venido conformando en el caso puramente electoral, y de las fuerzas que emergen y tienen enorme importancia.

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Es común escuchar análisis que atienden a las personas que encabezan las precandidaturas: sus virtudes, vicios, saberes, habilidades, torpezas, intereses y visiones. Incluso en las columnas que uno esperaría un poco de ilustración, vemos que se estrecha el análisis a los individuos que encabezan fórmulas electorales. Por el contrario, quiero abrir la mirada. Mirar a las necesidades del país y ver si hay o no una fuerza que pueda aportar algo. El diagnóstico que hagamos sobre lo que realmente está ocurriendo en México, es el que nos llevará a la respuesta a nuestra pregunta. Veamos.

El problema que sintetiza a los otros problemas, es la Desigualdad. Desde las causas de la misma: observamos un Estado capturado por poderes fácticos que se han enriquecido como príncipes de Persia, han usado al Estado para crear una estructura de distribución de (no sólo del ingreso) la riqueza que nos ha llevado a una situación extrema. Así lo han medido: desigualdad extrema. Las mediciones ahora las omitimos. Esto es, en las causas de la desigualdad está una estructura económica regresiva que se refuerza por un Estado Ocupado por la oligarquía económica que se beneficia de sus ventajas absolutas en la estructura hacendaria y en la operación de sus negocios de exportación. Ahora, del lado de los efectos: la situación extrema de la desigualdad ha creado en México una estructura social rota, en compartimentos estancos; es decir, ha generado un gigantesco problema de Cohesión Social, el cual se manifiesta en las crisis de seguridad y movilidad social que padecemos.

Por ello, si queremos que esto se resuelva se necesitan varios objetivos: replantear modelos económicos orientados al mercado interno, elevar considerablemente el gasto social, cambiar las relaciones laborales que empoderen a los sindicatos, reformular el esquema hacendario donde el capital pague impuestos, ensayar modalidades parciales de renta básica, descentralizar las decisiones del Estado en regiones sectoriales y territoriales de autonomías, y lograr formas de gobierno bajo la modalidad de la gobernanza (intersección gobierno-sociedad civil). La pregunta es, ¿qué fuerza política puede hacer esto posible?

El PAN y el PRI no lo harían porque justo la victoria cultural del PAN consistió justamente en profundizar el neoliberalismo a través de dos sexenios propios y el que siguió del PRI: apostaban al crecimiento económico por vía del mercado externo, destruyendo al sindicalismo para hacer la inversión extranjera más atractiva, desnacionalizando las reservas energéticas y mineras del país, y apoyando el posicionamiento de los grandes capitales en las cámaras legislativas y en las áreas estratégicas del Ejecutivo. Esto es, el PAN es la expresión antagónica de lo que arriba mencionamos: enemigos de Keynes y el liberalismo igualitario. Ya no digamos de posiciones de izquierda anticapitalista. En el neoliberalismo mexicano la corrupción no es un asunto moral, constituye uno de sus mecanismos para poder operar el modelo. Por ello, no la pueden resolver ellos, porque les es consustancial.

En los últimos años se ha venido conformando Morena. Con altibajos. Se le acusa de populista queriendo decir con ello, “demagógico”. Concepto de “populismo” muy pobre. El populismo es una forma de conformar lo político que consiste en la articulación de distintos sectores sociales con demandas crónicas insatisfechas alrededor de liderazgos carismáticos. El populismo permite romper una correlación de fuerzas al interior del Estado, pero es sólo un momento negativo (destituyente); pero el reto es que una vez en el poder estatal, las fuerzas populistas logren generar un proceso constituyente (institucionalice otro modelo de Estado). Por ello, el problema de Morena es que no es suficientemente populista, no que lo sea. Ojalá y lograra realmente serlo: articular demandas de bajo ingreso, educativas, obreras, juveniles, campesinas, etcétera. Originalmente se pensó como ‘partido-movimiento’, y justo su carácter de movimiento le daría su nota populista, y es lo que no veo. Lo percibo muy ‘partidario’. Pero con todo, es lo que más se acerca a un ascenso populista que necesitamos para destituir a las fuerzas neoliberales del Estado en México. Sin embargo, lo preocupante es la parte positiva: una vez en el poder, ¿podrán generar la constitución de un modelo distinto de Estado? (Un Estado-social) Ahí es donde veo debilidades, porque no han desarrollado planteamientos consensados sobre lo que hay que hacer después de tomar el poder. Para eso, sería importante que se nutriera de dos pequeñas fuerzas que son muy importantes: el cardenismo y el zapatismo. El primero logró hacer un programa de gobierno que, para empezar, no está nada mal. Y el segundo, tiene la simpatía de las mejores mentes del país y la autoridad moral para lanzar un proceso de renovación nacional. Aparte de que la emergencia autónoma de este movimiento le da su propia lógica, que puede aportar mucho a la vida política de la izquierda. Lo que seguramente ocupará nuestra atención en los próximos meses.

En suma, Morena puede convertirse en esa fuerza populista que permita romper la correlación al interior del Estado, lo cual es indispensable para plantearse la posibilidad de emprender un proyecto constituyente de un liberalismo igualitario y una economía orientada por los principios de la equidad. Ahora Morena es insuficientemente populista, pero puede mejorar este aspecto. Falta que generen un verdadero planteamiento constituyente (programa). Ahora mismo han pesado factores que debilitan este ascenso populista: el autoritarismo de su líder y los errores en la política de alianzas. Pero la necesidad de romper la fortaleza neoliberal pesa más (en estos momentos) que la vida poco democrática al interior de Morena: ahí está un criterio para elegir una de las tres fuerzas que arriba mencionamos.

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