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miércoles, 24 abril, 2024
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Turismo cultural

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

Hace unos meses, en esta columna se planteó la posibilidad de explotar esa vena llena de riquezas endógenas y exógenas que significa el establecimiento de un proyecto que implique el aprovechamiento de de la magnífica superestructura que ofrecen la Bizarra Capital del estado de Zacatecas, sus Pueblos Mágicos y las zonas arqueológicas, para empezar. Con estas escenografías de fondo, se puede echar mano de la intensa tradición cultural acumulada en siglos de expresión artística de todo tipo de los pobladores de estas tierras, desde que la Historia permite conocer que por estos zacatales anduvieron sueltas una u otra forma de expresiones artísticas.

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Por otra parte, este mismo año se celebraron los treinta y un años del proyecto que amalgaman las propuestas culturales regionales y nacionales, además de la incorporación de muchas de corte internacional que enriquecen lo que el talento de sus habitantes y avecindados aportan como manifestación cultural, algunas más originales que otras. Al fusionar esta oferta de corte cultural, puede ofrecerse como un producto especial a los viajeros que eligen este destino para pasar algunos días en formas de turismo alterno a lo que ofrecen las playas, y las grandes metrópolis o de plano, los centros turismo extranjero.

La Secretaría de Turismo del estado de Zacatecas ha tenido a bien diseñar un producto turístico para la capital, que tiende a conjuntar estos elementos: infraestructura, cultura y turismo. Su nombre: Las Siete Noches en Zacatecas, que fue presentada por su titular, Eduardo Yarto, el pasado 21 de agosto. La propuesta va más allá de lo interesante, es altamente factible y no hay que retorcerle mucho al tornillo para diseñar un programa turístico de alta calidad y trascendencia. Solamente hay que darle su lugar a cada uno de los elementos para lograr un muy rico y variado proyecto. Se fomentaría la riqueza arquitectónica del estado desde una perspectiva de disfrute sensorial y de respeto al legado de los ancestros; se daría un paso trascendental para ir afianzando y promoviendo el aporte cultural de calidad hacia lo regional y nacional, dándose un paso importante hacia la internacionalización del estado, su cultura y sus formas de manifestación, favoreciendo de un modo u otro a otras dependencias e instituciones –como la Universidad Autónoma de Zacatecas- que no han podido trascender más allá del ámbito local; por último, se mantendría el empeño por atraer un turismo interesado en el disfrute de la magia de los escenarios de los puntos importantes con actividades un tanto diferentes a las que busca el turismo común. Para empezar, el solo hecho de caminar por las calles de la ciudad, o mejor aún, darle un recorrido al azar trotando o corriendo, permite tener una perspectiva diferente en el disfrute y conocimiento preliminar de los principales atractivos de los lugares visitados. Y no es argumento válido que niños, ancianos y personas con capacidades diferentes no están preparados o deseosos de hacerlo, hay que intentarlo.

¿Y en el ámbito cultural qué se puede ofrecer? Además de lo propuesto por el secretario hay un muy variado menú. Ya se dijo, el estilo arquitectónico de la capital, para empezar. Después, hay una gran tradición de música y canciones populares antiguas y actuales entre las que destaca con luz propia el corrido; hay infinidad de poetas que armarían recitales inolvidables; músicos de buenas hechuras, compositores y cantantes de primer nivel que tienen mucho que mostrar en géneros poco explotados que van desde la música barroca y clásica hasta la alternativa urbana y vernácula; la gran cantidad de museos desperdigados en la capital y Guadalupe; danza y ballet de todos tipos; ópera; teatro de buen nivel; las leyendas, e infinidad de galerías además de talleres, centros artesanales y centros comerciales especializados en productos locales de todo tipo. ¿Y qué decir de su pujante innovación gastronómica que ofrece desde niveles estrictamente populares a los de alta sofisticación incluyendo sus restaurantes y bares galerías? El repertorio es interminable y las posibilidades aún por explorar, infinitas. Pero quizá el producto más importante por ofrecer sea el que surge del encanto de su gente, amable, simpática y dicharachera, por regla general; desde esta perspectiva, ¿qué mayor y mejor riqueza de recuerdos y experiencia puede ofrecerse a los visitantes? Seguramente estarán deseosos de regresar y no precisamente a destramparse en la parranda y los humos del alcohol, sino a la convivencia con las musas y la inspiración, y a alternar con otros visitantes que busquen en las experiencias artísticas y culturales una forma extraordinaria de disfrutar la vida con intensidad…, y qué mejor lugar que este lugar.

Entonces, desde esta columna va un mensaje de aliento para que este proyecto se transforme en diversas realidades a través de sus promotores: la Secretaría de Turismo y el Instituto Zacatecano de Cultura (se espera alguna forma de incorporación de la Secretaría del Ambiente, en el esfuerzo de desarrollar formas de turismo limpio) y el aliento a la Dirección de Desarrollo de Productos Turísticos por su empeño en la promoción del proyecto Siete Noches en Zacatecas. Enhorabuena.

Por cierto, en la Ciudadela del Arte hay teatro de calidad todos los viernes. No se pierda la puesta en escena de “El Oso”, de Anton Chejov con el grupo independiente Teatro Laboratorio Escenautas.

 

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