El tema de las coaliciones se ha convertido en un verdadero trending topic a partir de que el PRI abriera ese tema a discusión en su última Asamblea Nacional y que lo retomaran otros partidos políticos en la voz de sus dirigentes, como el caso del PRD y el PAN. Este tema no es nuevo en nuestro país, aunque tenemos que reconocer que las experiencias han sido más bien electorales. Entre 2000 y 2016, los partidos PAN y PRD se han coaligado en 15 ocasiones siendo exitosas electoralmente en 8, aunque si realizamos un análisis rápido de dichos triunfos, particularmente en las Gubernaturas, ya no queda tan claro qué pasó con la coalición que los llevó al poder. En la mayoría de los casos el Gobernador electo termina quedándose con el control total y dependiendo hacia donde “lata su corazón” es el partido de la coalición que más se beneficia y empodera, y las fuerzas restantes se reducen a solamente algunos espacios en las administraciones públicas estatales, ya ni hablar del programa de gobierno que entregaron ante el Instituto Electoral como requisito para su postulación donde se supone que se plasmaron las “ideas” y propuestas de los diversos partidos que integran la coalición, pues este documento termina solo en un bonito anecdotario que decora algún cajón de una oficina.
Aprovechando esta ola mediática donde se vuelve “políticamente correcto” hablar y apoyar los Gobiernos de coalición, tenemos la oportunidad y la obligación de impulsar un nuevo orden de ideas al momento de hablar de este tema, donde primero se privilegie el programa de gobierno e incluso a los mejores hombres que puedan llevarlo a cabo, no solo dentro de los partidos coaligados sino también de entre los ciudadanos “de a pie”, por encima de las decisiones electorales, en palabras llanas: primero el programa y luego, el candidato. Esto no es algo menor, no cuando hablamos de un gobierno de coalición, pues en teoría, la parte programática que reúne lo mejor de dos mundos hasta cierto punto antagónicos, por ejemplo, izquierda y centro, debería ser lo más atractivo para el electorado. Desgraciadamente esto raramente sucede así y termina ganando el pragmatismo, tal parece que no aprendemos nada de la historia de fracasos de estas experiencias en nuestro país ni de lo que sucede en el mundo.
En el libro Gobiernos de Coalición, de José del Tronco editado por FLACSO en 2016, se hace referencia a que las coaliciones son una forma de gobierno típica en Europa, y que en 12 de 28 países de la Unión Europea gobiernan coaliciones de izquierda-derecha: Alemania, Austria, Holanda, Italia, Bulgaria, República Checa, Estonia, Grecia, Irlanda, Letonia, Lituania y Suecia, por cierto, todos con gobierno parlamentario. Lo más destacado, como señala el libro, es que los regímenes parlamentarios como los europeos, se constituyen a partir de coaliciones de partidos que quizá no están de acuerdo en todo, pero sí tienen convenios con una agenda mínima de asuntos frente a los cuales hay que plantear soluciones. No se pide en una coalición política que los involucrados piensen lo mismo, ni que renuncien a sus ideologías, en cambio se pide unidad de objetivos comunes.
En Zacatecas se están dando ya los primeros pasos para construir por primera vez verdaderos proyectos de coalición más allá del tema electoral. El reconocimiento de los liderazgos locales del PRI de esa posibilidad, así como la de varios partidos más, pero sobre todo el nacimiento del Frente Amplio Zacatecano coloca a nuestro estado en una enorme oportunidad de ser ejemplo y punta de lanza en lo que parece no tiene marcha atrás. Sin embargo, se requiere tomar este movimiento con toda la seriedad y compromiso posible, y empezar construyendo primero el proyecto y luego, vendrán los candidatos. No será difícil seguir este camino, las necesidades de nuestro Estado aún son muchas y el tiempo apremia.
El primer paso deberá conducirnos a poner sobre la mesa, las políticas públicas para atender los focos rojos que tiene el estado: déficit de la nómina magisterial y de la UAZ, suministro del agua potable, generación de empleo y combate a la pobreza extrema por mencionar algunos, pero sobre todo debemos empezar por la labor de convencimiento con todos los liderazgos locales de que Zacatecas tiene la oportunidad histórica de convertirse en el referente de que la construcción de coaliciones es viable.
En las próximas semanas estaremos convocando a compañeros del Partido Revolucionario Institucional que coincidan con la propuesta de los gobiernos de coalición a construir una mesa permanente de debate y análisis sobre los detalles específicos y aterrizados que este gran reto implica. ■
