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viernes, 19 abril, 2024
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Las instituciones educativas ahogadas por tratarlas como botín político

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Por: La Jornada Zacatecas •

Un Estado sin estadistas y una academia sin académicos. La conducción de las instituciones educativas públicas en manos del salvajismo de la política del mero dominio de grupos. Un fantasma recorre las instituciones educativas: el fantasma de la barbarie. Muy alejadas de aquella Secretaría de Educación Pública encabezada por José Vasconcelos, Manuel Puig, Narciso Bassols, Jaime Torres Bodet, Agustín Yañez o Jesús Reyes Heroles, quienes dejaron una herencia de altura intelectual, que contrasta con los últimos secretarios que rayan en la mofa por su ignorancia en la materia educativa y atraso cultural. La caída se siente fuerte. Pues la misma cosa ocurre en casi todo el aparato educativo: subsecretarios, rectores y directores de plantel.

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Es el resultado de la descomposición general que incluye a partidos políticos sin ideología y sin programas en manos de vulgares jefes de tribus en busca de botín que repartir. Después de un periodo de vida política con ideas, estamos ante la asfixia opresiva de la mediocridad que ahoga las ideas, el clientelismo personalizado para el control y contra las ideas del florecimiento. Por ello, no hay idea en la conducción de las instituciones porque las ideas han sido desterradas de las mismas. Bárbaros que hacen política sin contenido con el único objetivo de conquistar espacios de poder para utilizarlos en su lucha por ampliar su poder político. Buscan el poder para contar con recursos, para continuar en el poder…: la política de la nada. Justo es lo que ha hundido a las instituciones, sobre todo a las educativas.

Ahora más que nunca necesitamos un sistema educativo fuerte y de calidad. Sólo así podrá coordinarse con el aparato productivo y con las estructuras del desarrollo, para lograr el bienestar que queremos. La plaga de políticos clientelares y cobradores de diezmos que justifican su presencia con la misión de resolver los problemas financieros tiene a las instituciones educativas comiendo tierra: en el olvido de la academia. Paradójicamente, su alejamiento de los proyectos educativos innovadores, les impide resolver los problemas financieros. Cero imaginación y medidas cortas de miras son las salidas que ofrecen. En el mejor de los casos. En otros, llegan a la rapiña y salen con las riquezas que les dio la lotería política. Las instituciones quedan exhaustas, sin ética y sin dinero. Vampirismo burocrático. ¿Y la educación de los jóvenes? Perdida entre los papeles de cálculo de deuda y ahogada por la presión de obtener facturas apócrifas, y por los procesos de nuevas designaciones de directores que, otra vez y otra vez y otra vez resultan decepcionantes. Así son las decisiones de designación de responsables para conducir los destinos de las instituciones educativas: decepcionantes. Estamos urgidos de cambios radicales en las escuelas preparatorias, que se sacudan la mediocridad de las conducciones y de que dejen de someterse las metas académicas a las prioridades que imponen la crisis financiera y la corrupción. Si en serio creemos que la educación es nuestro camino al desarrollo integral, no debemos mantener a la academia en manos de las tribus políticas.

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