8.8 C
Zacatecas
jueves, 28 marzo, 2024
spot_img

Reflexiones sobre la autonomía universitaria, rumbo al cincuentenario de la UAZ (1/2)

Más Leídas

- Publicidad -

Por: UZIEL GUTIÉRREZ DE LA ISLA* •

El Mirador de Heródoto

- Publicidad -

“La autonomía es un elemento que se encuentra en la fibra propia de la
institución universitaria. Es una condición fundamental para su funcionamiento, como lo demuestran más de nueve siglos de historia universitaria.”
Armando Pavón Romero,
investigador titular del Instituto de Investigaciones
sobre la Universidad y la Educación. UNAM. 2010

uando una institución como la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) hace gala de su existencia centenaria, resulta evidente que su historia nos presenta hitos que vale la pena recordar en función de que permiten entender el rol fundamental que ha desempeñado en la construcción de nuestra entidad federativa, así como la importancia de preservar su misión dentro del contexto de desmontaje del Estado de Bienestar y de construcción de un nuevo tipo de sociedad regida por políticas neoliberales que ponen en riesgo la sobrevivencia financiera de la educación superior pública.

Entre los acontecimientos que marcan un punto de referencia en la historia de nuestra alma mater, está el logro de su autonomía, evento precedente a su conversión en universidad un 6 de septiembre de 1968. Estando próximo el aniversario 49 de la Máxima Casa de Estudios de los zacatecanos en su condición de universidad, resulta propicio hacer algunas consideraciones sobre la autonomía universitaria en general.

Partimos de la idea de que el término autonomía universitaria es un concepto que no tiene una interpretación unívoca ni concluyente. Según definición de diccionario, “Es la independencia política y administrativa de una universidad pública respecto de factores externos. La autonomía concede facultades para elegir a sus propias autoridades sin injerencia del poder público, decidiendo sus propios estatutos y programas de estudio.”

Según Ernesto Meneses (1976), autonomía universitaria es un principio de organización que procede de las más antiguas universidades europeas, como Bolonia (siglo XI), Paris (siglo XII), Oxford (siglo XII), Cambridge (siglo XIII), Salamanca (1243). Este principio fue llevado a las universidades coloniales de América por España. Fue en la Universidad de Berlín (1810) donde se fraguó el concepto moderno de autonomía universitaria.

En Latinoamérica el movimiento estudiantil en defensa de la autonomía y de los principios que dan razón de ser a las universidades, se atribuye a la Universidad de Córdoba, Argentina, 1918. A partir de entonces, durante todo el siglo XX la historia registra intentos de transformación mediante movilizaciones estudiantiles en diversos países latinoamericanos en pro de la autonomía universitaria.

En el escenario nacional, entre las universidades que estuvieron a la vanguardia de la conquista de su autonomía están: La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, que logró su autonomía en octubre 15 de 1917 (antes que en Córdoba, Argentina) y la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, quien la consiguió en enero 10 de 1923, ambas en función de leyes estatales.

Otro referente obligado es la actual UNAM, que conquistó su autonomía en 1929. Al respecto, Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, doctor honoris causa por la UAZ, en uno de sus discursos (https://www.uv.mx/universo/267/infgral/infgral_b.htm) se remite a los antecedentes señalando que en 1881, cuando Justo Sierra propuso por primera vez ante el Congreso la creación de una universidad para todo el país, es decir, una Universidad Nacional, y el concepto de autonomía se encontraba aún en estado embrionario, evocaba dos razones fundamentales para justificarla: “separar los aspectos académicos de los asuntos del gobierno y de la religión imperante. Desde entonces retomaba un elemento fundamental que hoy en día conviene volver a enfatizar: una universidad es laica o no puede ser una institución objetiva para el cultivo de las ciencias y las humanidades.”

Entendiendo la laicidad como un principio jurídico que prevalece en toda democracia que se respete, y que se centra en la separación del Estado y de sus instituciones con respecto a las diferentes opciones de conciencia particulares. O como afirma Henri Peña-Ruiz, laicidad “es la palabra para referirse al ideal de emancipación de la esfera pública con respecto a cualquier poder religioso o, en un sentido más amplio, de toda tutela del estado que, siendo democrático, ha de ser de todos y no sólo de algunos.” Así las cosas, solamente una universidad laica podrá ser considerada como “Una corporación autónoma del saber universal”, tal como la universidad fue definida por la Asociación Internacional de Universidades, en su Conferencia de Tokio, 1965 (Mundo Universitario n° 1, p.21).

La autonomía universitaria adquiere rango constitucional en 1979, con la iniciativa en el Congreso adicionando la fracción VIII al artículo tercero constitucional, quedando como sigue:

“Las universidades y las demás instituciones de educación superior a las que la ley otorgue autonomía, tendrán la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas; realizarán sus fines de educar, investigar y difundir la cultura de acuerdo a los principios de este artículo, respetando la libertad de cátedra e investigación y de libre discusión de las ideas; determinarán sus planes y programas; fijarán los términos de ingreso y promoción, permanencia de su personal académico como del administrativo…”

Sin la menor duda, la autonomía es el rasgo esencial que dibuja el edificio axiológico de las universidades públicas.

En la próxima entrega continuaremos este tema centrándolo en la génesis de la autonomía en la UAZ

Así se observa el mundo desde el Mirador de Heródoto.

 

*Cronista de la UAZ.

[email protected]

[email protected]x

- Publicidad -
Artículo anterior
Artículo siguiente

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -