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viernes, 19 abril, 2024
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Monitos y cultura de masas

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Por: CARLOS FLORES* •

La Gualdra 304 / Rius

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En algún momento de la historia de nuestro país, los monitos impresos jugaron un papel importante en la formación de una identidad como país, pues encontramos monos en empaques de cigarros hasta en la intención de educar al pueblo mediante historietas sobre la historia de nuestro país, pero sin duda, quien ocupa el lugar más importante en estos chismes es sin duda el maestro Rius.

Le conocí –no a él en persona, sino a su trabajo– por casualidad. En los portales de un pueblo de la entidad de Jalisco llamado Colotlán, donde los domingos se ponía un señor a un costado del jardín principal, bajo el cobijo de los portales, a vender o rentar revistas, las cuales extendía en el piso. Podías encontrar ahí desde cancioneros, fotonovelas, novelas ilustradas al estilo el libro semanal y más de esa variedad, como el Libro Vaquero o el Libro Policiaco. Yo era apenas un crío de unos 7 u 8 años que estaba fascinado con la lectura ya que mis jefes ni me pelaban. Así que con unos cuantos centavos que me dio mi madre pude devorar una gran parte de esa menuda hemeroteca, pues rentaba algunos ejemplares para pasar las mañanas de los domingos.

Principalmente mi lectura se enfocaba a las ediciones de Editorial Novaro, que por aquel entonces manejaba tanto a los superhéroes de Marvel como los de DC, así como otras series como Periquita, La pequeña Lulú, los monos de Disney, El pájaro loco, entre otras cosas. Tras haber leído todo eso, vi algunos ejemplares de historietas con dibujos muy distintos a los antes mencionados, donde un mono envuelto en una cobija con un cordón para conectarla a la luz le decía no sé qué cosas a un ranchero con lentes oscuros. No tenía nada que perder, así que me lo llevé.

Al principio la lectura me pareció extraña, pues no era a lo que estaba acostumbrado; sin embargo, al ver cómo conectaba la historia de los monitos con la explicación o desarrollo de algún tema, creo que era sobre los bancos, me pareció interesante, sobre todo por el humor que se manejaba entre viñeta y viñeta. De igual forma, me gustaban los recursos que utilizaba, pues echaba mano no sólo de sus propios trazos, sino también de grabados, recortes e incluso fotografías que servían para ilustrar sus ideas.

Los Agachados siempre me gustaron más que Los Supermachos precisamente por su carácter enciclopédico; pero al crecer, encontré en estos últimos una estupenda crítica al sistema que se adecuaba perfectamente al adolescente grillo en que me había convertido. Sus libros también resultaban ser una lectura excelente, en especial recuerdo el de Cristo de carne y hueso, ya que en alguna ocasión por azares del destino me encontré tomando cursos con un jesuita, que asombrosamente coincidía con muchas de las propuestas de Rius. En ambos casos, se referían a un Jesús más humano, dentro de un contexto humano y con una filosofía que tenía un pleno sentido, no como aquél que conocí en la iglesia o la doctrina de los sábados.

Era conocimiento para el pueblo, en un formato fácil y divertido, con ideas poderosas y de impacto social. No es de extrañar que el gobierno lo quisiera siempre al margen, pues era un peligro para el proyecto de país, corrupto y agachón frente al vecino Norteamérica, que siempre se nos ha impuesto. En sus publicaciones pudimos conocer sobre los tupamaros, el socialismo, la filosofía, Cuba, la economía, los judíos, Nicaragua, la Virgen de Guadalupe, la religión, el fracaso de la educación en nuestro país y una infinidad de temas que nos mostraron que la mayoría de los medios de comunicación es un verdadero fiasco frente a los temas de relevancia importantes y concretos. Descanse en paz, el gran educador del pueblo mexicano, el maestro Eduardo del Río, Rius.

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/…/la_gualdra_304

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