■ Es uno de los migrantes que falleció en una caja de tráiler en San Antonio Texas
■ Él su hermano trabajaban en el campo en la localidad Lomas del Paraíso, en Loreto
■ Fuera bueno que hubiera empleo, vivimos de milagro, dice Isidro, padre de los jóvenes
LORETO. “Papá, nos queremos ir a Estados Unidos, a ver si Dios nos socorre, para darles una mejor vida a ustedes”. Esas fueron las palabras le dijo Ricardo a su padre, Isidro Martínez, antes de partir a la frontera, con su hermano Manuel.
Sin embargo, no lo logró, falleció dentro de una caja de tráiler, el domingo 23 de julio, en San Antonio, Texas, en Estados Unidos. Una vida digna para sus padres, era solamente lo que buscaba el joven de 23 años y su hermano Manuel, quien tiene 31, y quien permanece hospitalizado en aquel país.
“Fuera bueno que hubiera empleo, de empresas o lo que sea, pero que dieran empleo. Y que aquí mismo se ganara el dinero sin necesidad de irse lejos. No hay ni siquiera una tienda grande donde vayamos aunque sea a limpiar, por algo de comida, vivimos de milagro”, dice Isidro.
Pero sus hijos estaban jóvenes, fuertes, y lo que querían era tener una mejor calidad de vida. Ambos trabajaban en el campo, en la localidad Lomas del Paraíso, en el municipio de Loreto. Pero el campo no produce, y se vive de puro milagro, como dice el señor Isidro.
Pero es la única manera de sobrevivir en esta pequeña localidad, laborando en un campo sobre el que llueve esporádicamente. Y que actualmente se encuentra sin sembrar. El temporal se fue y no hubo lluvias.
No habrá cosecha hasta el próximo año, dice Isidro. Vienen los meses de septiembre y octubre y es cuando comienzan las heladas. Y lo que sigue dice Isidro, “es sufrirle”. Y esperar, como expresa, la voluntad de Dios para que lleguen las lluvias nuevamente que alimenten al campo.
Vivir al día, sin tener una vida digna como otros jóvenes, que pueden estudiar o conseguir empleo, y ver la condición en que vivían sus padres cansó a los hermanos, menciona el padre. Con lo que ganaban en el campo no era suficiente para alimentar a sus padres, y a otro de sus hermanos.
La decisión se había tomado. Los hermanos únicamente esperarían el aviso para salir. No dijeron con cuál persona o “pollero” habían hecho el trato para poder cruzar la frontera. Ni de dónde sería la partida, ni cuántos otros migrantes que buscaban lo mismo saldrían.
Ricardo salió junto con su hermano, buscando el llamado “sueño americano”. Fue una decisión que ya se había tomado desde hace tiempo. El último mensaje que recibió Isidro de Ricardo, fue la noche del pasado lunes, y solamente le mencionaba que iba todo bien.
Pero después recibiría la triste noticia de que su hijo había muerto del otro lado de la frontera. Ahora sólo espera recibir buenas noticias sobre la salud de Manuel, para que pueda regresar a casa.
Ahora Isidro recibe ayuda de otro de sus hijos y de tres hijas más. Reconoce que ha recibido apoyo de los gobiernos municipal y estatal, así como de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Isidro espera acudir a Estados Unidos para traerse a sus hijos de vuelta. “Cruzar la frontera no está nada fácil. Hoy me tocó a mí, mañana le puede ocurrir a otra persona. Pero lo que necesitamos es trabajo para no andar saliendo a otra parte”, finalizó Isidro.
