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jueves, 18 abril, 2024
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La dignidad y la conciencia no se venden amigo…

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Por: FERNANDO SANTACRUZ MORENO •

■ Punto & Aparte

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Mientras transcurrían las horas, el diálogo se intensificaba, era una charla un tanto ríspida cuyo tema central era el primer año de gobierno de Alejandro Tello Cristerna, hombre venido a menos desde el primer mes, (no alcanzó a llegar a los primeros 100 días de análisis) de su incierta administración, era temprano para entrar en calor, pero entramos y le seguimos porque pa’ los trompos son las cuerdas y pa’ tras ni para tomar vuelo, así que empezamos a ver uno de los tantos y tantos problemas que se viven, que se sufren y se padecen en territorio zacatecano, el de la huelga de la mina San Martín, allá en Sombrerete, en la que los trabajadores llevan ya diez años al pie del cañón; Rogelio Carrillo Alvarado, representante del sector minero en el consejo consultivo  del seguro social, expresó que el conflicto lleva más de diez años, pero el tema de la huelga los cumple este próximo 30 de julio.

De 484 que iniciaron el movimiento,  ahora quedan 179 compañeros y en el transcurso de estos años, del gobierno no hemos tenido respaldo alguno y el único apoyo es el de nuestras familias y el del sindicato nacional y de aproximadamente 74 secciones, tres de nueva creación que se adhieren al sindicato nacional, pero aquí el asunto es que todo lo quieren politizar, porque recuerde usted que en ese lapso de tiempo, la chaparrita le entró al asunto pero los ricos, los dueños del dinero y de la política que hace y deshace, no le hicieron caso, la hicieron diplomáticamente a un lado y todo quedó en “vamos a ver qué pasa” y hasta la fecha nada ha pasado porque Miguel Alonso, que no iba ni con los frijoleros, menos iba a pararse con los mineros, y menos como estaban y están aún, en huelga.

Sergio, el amigo de la tierra de Llerena, comentaba que no es concebible que en los gobiernos federal y estatal, exista tanta ruindad y se inclinen ante los poderosos que explotan la tierra y se llevan la riqueza del suelo mexicano, de esa riqueza que les pertenece a los habitantes de Mazapil, de Fresnillo, de San Martín o San Pantaleón, ahí mismo en Sombrerete, un pueblo que prácticamente ya no existe, solo quedan siete familias que viven de lo que les da la madre naturaleza y de lo que les dejan los paisanos y visitantes a la capillita de la niña blanca, la Santa Muerte, tienen una tienda que nunca abre y una iglesia en la que solamente “hay misa” el 27 de julio, día del santo patrón, de ahí en más, nada. A la escuela, van unos seis o siete niños, no más, pero entre las ruinosas casas de los alrededores, se observa que en sus tiempos, San Pantaleón valía, porque hasta se diferenciaban los lugares de pago, en la ventanilla blanca se pagaba a determinada gente y en la amarilla a los que llevan el oro seguramente.

Pero volvamos con Don Rogelio Carrillo, que con claridad señala el por qué están ahí, por eso van hasta donde tope y ojalá y no tengan más bajas, “porque el apoyo del sindicato no nos ha faltado, van a tener entrevistas con la secretaría de trabajo y previsión social, pero ya sabemos que el poder  económico que tiene la empresa es mucho y seguirá comprando voluntades y creemos, dice, que por eso no se han logrado los objetivos”.

Los empresarios compran voluntades y conciencias, pero nosotros le tenemos un valor incalculable al apoyo de nuestras familias, al respaldo de nuestros compañeros de las secciones mineras y a nuestras vidas porque es fácil decir que ya son diez años, pero no es nada fácil caminarlos; moralmente, la familia está con nosotros, en cuanto a las autoridades pues no se puede decir lo mismo, porque la corrupción son ellos mismos y prueba de ello es que tenemos diez años con un conflicto y nadie dice: tienen un derecho y se los vamos a hacer valer, eso quiere decir que la corrupción existe y el gobierno no ha mostrado voluntad para terminar con un conflicto que lleva ya tanto tiempo.

Hubo unos momentos de silencio, no fue mucho el lapso, el suficiente para retomar el tema de lo que han sufrido los pueblos mineros de México, en este caso, los de Zacatecas, que le dieron su riqueza a quien la “agarró”, se llevaron lo que quisieron a España, a las europas y aquí nos dejaron (y nos siguen dejando) las miserias…En San Pantaleón, el médico de los mineros, o el que se compadece de todos de acuerdo al significado de su nombre en lengua griega, está olvidado entre riquezas históricas que un pueblo que todo lo tuvo, ahora no puede cuidar, instituciones como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tal parece que se lavan las manos ante la inminente pérdida de obras de siglos pasados, ahora derruidas por la mano del tiempo. Mujeres, unas tres y dos hombres, limpiaban el piso auxiliados por niños, para estar listos este día, en el que se venera la imagen del santo nacido en Nicomedia, ahora Turquía, un ruinoso poblado que se aferra a vivir entre casas caídas y promontorios de jales que conservan gramos de plata y oro, una iglesia construida hace cuatro siglos, resguardo de pinturas y objetos litúrgicos arrumbados, como si fueran leyes o decretos olvidados en cajones, cuadros quemados, eso es lo que dejaron a sus moradores, su patrimonio, ahora complementado con numerosas imágenes de la santa muerte en sus distintas presentaciones. Y los mineros tienen razón, como la tenemos muchos, la dignidad y la conciencia no se venden…

Hasta aquí mi comentario, nos veremos en la próxima entrega… ■

 

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