Soledad ha demostrado que las cosas se deben decir de frente y con las pruebas en la mano, eso dignifica el debate público y le quita espacio a la grilla.
Es la segunda ocasión que este prestigiado periódico utiliza editoriales sin firma para lastimar el nombre y el trabajo de Soledad Luévano.
En la primera ocasión utilizaron un recibo de nómina de origen dudoso para convertir una editorial en primera plana y cuestionar las investigaciones de Soledad sobre la nómina secreta. En aquella ocasión Soledad pidió derecho de réplica en el mismo espacio, pero el desmentido jamás apareció en primera plana.
Ahora se volvió a utilizar una editorial sin firma para volver a cuestionar el trabajo legislativo de Soledad, una estrategia muy parecida a las páginas falsa de redes sociales, donde se manchan trayectorias y se difaman personas sin que nadie se haga responsable.
Esta nueva editorial anónima utiliza un estudio académico elaborado en 2014 para apuntalar la candidatura de Claudia Anaya como diputada federal. De esa forma el editorialista anónimo, dedujo que Soledad Luévano había sido la tercera peor diputada de aquel primer año legislativo.
Está claro que los desmentidos no funcionan cuando los medios dependen de los convenios con el Gobierno para sobrevivir, sin embargo estas piedras lanzadas desde el anonimato nos permiten demostrar que como diputada, Soledad inventó una nueva forma de hacer política.
El trabajo de Soledad Luévano como Diputada no se puede medir con el número de iniciativas aprobadas, porque la mayoría estaba controlada por el PRI y ellos se encargaron de vetar absolutamente toda la agenda legislativa de Soledad, pero a pesar de eso, la voz de los ciudadanos no pudo ser opacada, porque a pesar de la adversidad, Soledad nunca se rindió.
Soledad Luévano demostró que la tribuna del congreso no es suficiente para impulsar una agenda ciudadana, por eso salió a las calles y logró que Miguel Alonso subsidiara completamente la tenencia y que los corruptos regresarán la fuente perdida de plaza de armas.
Soledad demostró que los diputados pueden convertirse en verdaderos fiscalizadores y desde la Comisión de la Función Pública logró que Guillermo Huizar inhabilitara al Director de Tránsito y que los funcionarios volvieran a respetar la envestidura del Congreso. Los secretarios fantoches que antes se burlaban de las comparecencias, aprendieron a sentir miedo al entrar a la legislatura.
Soledad se impuso nuevos estándares para entrar al debate público. Ella jamás convocó a los medios para lanzar declaraciones al aire, únicamente denuncia cuando tiene las pruebas que demuestran sus dichos.
Soledad demostró que se puede hacer política sin renunciar a tus principios. Fue congruente cuando denunciaba corrupción y votaba en contra de las cuentas públicas de Miguel Alonso, y a pesar de los ofrecimientos, se mantuvo firme en contra de la deuda.
Soledad logró que los ciudadanos participaran en los debates importantes, demostró que se puede hacer política sin acuerdos en lo obscurito y demostró que la información es poder y que esa información debe estar en mano de los ciudadanos.
El ex presidente de Ecuador, dice acertadamente “los grandes medios de comunicación se han acostumbrado a convertirse en los grandes electores, promueven a los candidatos que sirven a sus intereses y atacan a los que no les rinden pleitesía”, pero las cosas han cambiado, las redes sociales permiten que los ciudadanos se liberen del filtro de los medios de comunicación y cada vez es más clara la diferencia entre la opinión pública (los ciudadanos) y la opinión publicada (los medios).
Los ciudadanos decidirán si quieren que Soledad los represente en el Senado y es a ellos a quienes debe cuentas, la opinión de quien se esconde detrás del anonimato no decidirá la suerte de Zacatecas.
