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sábado, 20 abril, 2024
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Pasión por la vida cotidiana recupera imágenes del discurso gráfico del país

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Por: ALMA RÍOS •

■ La exposición de Valtierra se enfoca en la experiencia humana fuera de presídiums y podios

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■ “Los poderosos publicados en las portadas de los periódicos ahuyentan al lector”, señala

“No lo digo mal, entiendan bien, los poderosos publicados en las portadas de los periódicos ahuyentan al lector, y publicados todos los días, más”, sentencia Pedro Valtierra a colación de la muestra que se inauguró este 13 de julio en el Museo Zacatecano.

En Pasión por la vida cotidiana se recuperan imágenes que integraron al discurso gráfico del país, ya no a los hombres y mujeres del poder sino a la gente en tránsito por las calles de México, los paisajes latinoamericanos o africanos; a la población en los escenarios consuetudinarios de sus actividades, sus luchas; al pueblo en sus diferentes edades, etnias, grupos sociales.

Es la focalización de la experiencia humana fuera de los presídiums y los podios; las vistas de la gente que habita, trabaja, sufre y juega en un país, y ocasionalmente, las imágenes de la irrupción de lo atípico en su vida.

La exposición está integrada por 58 fotografías de Pedro Valtierra Ruvalcaba tomadas desde finales de los años 70 y hasta el pasado 2016, cuya curaduría estuvo a cargo de Lucía Cuevas Jiménez y Ana Luisa Anza Costabile, respectivamente, encargada del archivo de Valtierra, y periodista y escritora.

Fue propuesta para el Festival Internacional de la Imagen realizado en Pachuca, Hidalgo este 2017, en cuyo contexto el fotoperiodista fresnillense fue motivo de reconocimiento por parte de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH); y ha sido expuesta asimismo, en la Universidad de Guanajuato (UG). En Zacatecas permanecerá en exhibición durante seis meses.

En la portada del catálogo de la muestra aparece una imagen tomada durante la primera visita del Papa Juan Pablo II a México, que denota el espíritu de esa pasión por lo cotidiano que forma parte de las aristas del trabajo de Valtierra Ruvalcaba.

No se registra al pontífice ni su séquito, ni el abrazo o saludo con personajes destacados, sino la curiosidad, el azoro, el interés de un grupo de personas, cuyos rostros sustrae el fotógrafo de entre la muchedumbre expectante que busca ver, quizás apenas atisbar, algo del que se considera representante de Cristo en la Tierra, en ese momento parcialmente accesible amén de su estancia en México.

La imagen sirve de pie para hablar sobre el tema de la fotografía de lo cotidiano. Recuerda el autor que fue en 1977 al fundarse el periódico Uno más uno, que se le da espacio a este tipo de imágenes que luego retomaría La Jornada.

“En lugar de publicar los eventos oficiales, publicas las fotos de la calle, de la gente, lo cotidiano de la gente. A mí me apasionaba mucho eso y es lo que está en la exposición”.

Los periódicos tenían acostumbrados a sus lectores a publicar fotos de los personajes del gobierno, “de los del poder”, pues los medios de comunicación siempre han estado vinculados a ese mundo.

En México, esta tendencia ha sido más enfática, dice, “todos los días sale el presidente en la portada, ya sea con discurso o en fotografías”, o los gobernadores, sea Corral o Tello.

Asegura Pedro Valtierra que eso no beneficia ni a los políticos ni a los lectores, pues esta reiteración no implica que están “haciendo bien o mal su chamba”, que además acota, es su obligación hacer.

Las fotos de los mandatarios, que pueden tener este u otro nombre, y registrarse en cualquier latitud del planeta, recibiendo muestras de afecto presuntamente espontáneo, que puede encarnarse en una niñita o una anciana, y cuyo pie de foto se replica en todos los medios.

“Eso no acerca a la gente porque eso fue ayer en Fresnillo y pasado mañana en Juchitán (…) Entonces es como irónico, y eso es lo que muchos jefes de comunicación quieren, pero nunca ha funcionado”.

Por otro lado integrar las imágenes de vida cotidiana fue y es una forma de “airear los periódicos; darles cercanía con la gente”.

Eso hace The Times en Londres, “tiene fotos de vida cotidiana y no sale la reina todos los días ni el primer ministro”, y así ocurre en el francés Liberátion.

No fue entonces que Uno más uno innovara al periodismo mundial a finales de los años 70, pero sí al mexicano a través de sus fotorreporteros: Aarón Sánchez, Christa Cowrie y el propio Pedro Valtierra, que empezaron además de a capturar la vida cotidiana de la población, a hacer foto crítica de los políticos, “irónica, irreverente, informal”, dice.

Hace aquí otra aseveración, “cuidar la imagen en política es de ignorantes”. Así los jefes de Estado cualesquiera su nivel, cansan cuando siempre lucen “bonitos”.

Trae a colación ahora una imagen de Henry Kissinger que se quedó para siempre en el imaginario colectivo mundial y que fue publicada en la revista Life.

El secretario Estado con Richard Nixon, apareció en la fotografía que acompañó a la entrevista en la prestigiada revista norteamericana, sentado frente a su escritorio con los pies encima del mueble a su vez lleno de papeles, mostrando sus zapatos rotos, describe Valtierra.

“La foto a dos planas en Life es una de las más importantes. Esa foto no hubieran permitido hacérsela a nadie -en México-, a un presidente, a Echeverría, Díaz Ordaz, a Salinas…a la mejor, Salinas es abusado”.

“Esas son las fotos que quedan, todavía nos acordamos de la foto de Kissinger ¿Y la foto del gobernador bien peinado?”.

La tesis de Becerra Acosta, director de Uno más uno, era simple: “tratemos a los políticos como lo que son, gobernantes con responsabilidad pública y social. No son dioses. Son empleados del gobierno que hemos electo. Tratémoslos como lo que son, unas personas de carne y hueso. Eso los acerca más a la gente”.

Becerra Acosta impulsó la fotografía de vida cotidiana. “Yo me desarrollo mucho ahí, me siento muy a gusto, pero me desarrollo porque están publicando las fotos”.

Aquí acota otro aspecto, la credibilidad que aporta la vida cotidiana al periodismo, y por tanto a los medios de comunicación que la integran.

“No lo digo mal, entiendan bien, los poderosos publicados en las portadas de los periódicos ahuyentan al lector, y publicados todos los días, más”.

Dice Pedro Valtierra que hay que tener cuidado con esa reiteración icónica y voltear a ver lo que sucede en otras partes del mundo con el manejo periodístico de las imágenes de los políticos.

“Cómo tratan en Francia, en Inglaterra, en España a los políticos…En Argentina, en Brasil, en Guatemala, no vayamos lejos”.

“Tenemos que saber, tenemos que comprender para darnos cuenta que nosotros no debemos trabajar para el gobierno, somos un medio de comunicación”, hizo el comentario y lo acotó como autocrítica, “me lo digo a mí para que se entienda, pero el burro por delante”.

Hay que entender que el trabajo periodístico tiene que ver con la sociedad y que su vida cotidiana permite al público sentirse más cerca del periódico, “hay que estar cerca de la gente en sus temas, no en el discurso”.

Sin referirse a alguno en especial, Pedro Valtierra aseguró que “de repente los medios se han perdido, se pierde la perspectiva; el medio de comunicación es de interés social. Mi formación es de periodistas”.

Lo han sido sus directores, dijo en cita a Benjamín Wong, Becerra Acosta, Carlos Payán, que entendieron y se formaron pensando en la función social que debe ofrecer el periodismo.

En efecto, las empresas periodísticas deben ser un negocio y vivirse de él, pero son empresas sui generis, “no hacemos fierros, tuercas, no hacemos pisos, hacemos un periódico y estamos insertos en la línea de la reflexión, del pensamiento (…) por lo tanto hay una enorme responsabilidad de carácter social”.

Debe asumirse esa misión y entender que se es importante en tanto que los lectores consuman un periódico por su credibilidad, “que es su fuerza”.

“Si tienes credibilidad te compran, pero una credibilidad no con el político, o incluyéndolo, y a todos. Es que nos hemos confundido en escribir para que nos lea el secretario de Educación, Nuño o nos entienda Chong”.

 

“No. Yo creo que debemos escribir para que nos entiendan los lectores, entre ellos Osorio Chong y los del Ejército y todos, y debemos contar las cosas”.

Otra vez en referencia al viraje que dio Becerra Acosta al periodismo mexicano, recordó, “sabía que la gente estaba cansada de todos los políticos, de que todos los días salía en la cabeza…el presidente, el gobernador, lo que sea, y la foto”.

Lo que hizo aquel periodista fue “abrirse un poquito” a lo que ocurría en los medios a nivel mundial, “para lograr hacer un periódico en el que la fotografía se ve beneficiada”.

Recurriendo nuevamente a la imagen de portada del catálogo de Pasión por la vida cotidiana preparado por el Instituto Zacatecano de Cultura, recuerda: “la hice, Mirando al Papa (Puebla, 1979), y publica Becerra Acosta esa foto y se quedó. Creo que hay muchas –imágenes de Juan Pablo II en aquella visita-, pero la foto que está vigente es esa”.

“Es ahí donde tú te preguntas, ¿el fotógrafo es importante? Pero también el director, editor, reportero. Es un equipo el que trabaja. Yo no trabajé solo. Yo llego aquí porque he estado acompañado de mucha gente, entre ellos la señora Ana Luisa Anza, -esposa de Pedro Valtierra-“.

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