La violencia es como una mala hierba, no muere aún en la mayor sequía.
Simon Wiesentha
El campo zacatecano (y el nacional), deben transformarse, es necesario y aunque los recursos no sean suficientes, quienes tienen la responsabilidad de distribuirlos y aplicarlos lo tienen que hacer, es esta una vía para acabar con la corrupción no solamente en un sector que ha sido, por décadas, ensalzado primero y al final engañado vilipendiado, pisoteado por políticos que han sabido sacar raja, sobre todo en los tiempos electorales, cuando el prometer no empobrece, dice el refrán popular, cuando los discursos son pomposos y cuando más notoria se asoma la incapacidad para el ejercicio del poder, de gobernar.
El campo y su transformación, van ligados con la economía y la producción de los alimentos en todas sus formas, si hay una economía sana, habrá recursos para producir más y mejor, y, en consecuencia, los demás divisiones o áreas productivas, como es la minería, el turismo, el comercio y otras, se verán ampliamente fortalecidas, por eso es que los gobiernos federal y estatal, ya no digamos el municipal, tienen esa gran responsabilidad de apoyar estas dos ramas porque solamente así podrán darse pasos convincentes de que ya está iniciada la lucha contra la corrupción y la impunidad.
Y es que si hablamos de los productos del campo, estos tienen que llevar la “identidad zacatecana” y en ella el valor agregado para fortalecer la cadena productiva y disminuir las diferencias asimétricas registradas por décadas en un sector por demás importante, existe ya un órgano responsable del registro de marcas y a él le corresponde este registro, no tanto a los gobiernos de los estados, hacerlo sería un gasto superfluo e innecesario, sería darle gusto a ineptos que solo quieren llevarse los recursos de Zacatecas. Hay, existe un ente específico en el que los productores tienen que acudir a registrar sus productos.
Avanzar en la transformación de los productos del sector agropecuario, implica avanzar en el objetivo de la agro-industrialización del campo, sería la llave que abriría las puertas a la generación de empleos no solamente en el medio rural, sino también en el urbano y además, disminuirían de manera satisfactoria las tasas de emigración, lamentablemente los dueños de la industria nacional no lo permitirán jamás. Es necesaria la reconversión productiva para modificar los esquemas de producción y darle, de alguna manera, vuelta a la forma de pensar de los hombres del campo y ello lleva adherido el respaldo de la capacitación y el adiestramiento, para conseguir los objetivos, ahí es donde entran en juego las organizaciones campesinas y sociales.
Las dependencias federales, por otra parte, tienen que armas las reglas de operación y las políticas públicas, dejar que se acerquen las voces del campesino, que es el receptor de las mismas y en su momento, explicarle de qué son, para que sirven y cómo utilizarlas, regresar al extensionista rural, técnicos que eran y de un gran apoyo para los agricultores, para la gente del campo en general, no escucharlos sería minimizar aún más su importancia en el desarrollo y el progreso de la vida nacional, ya muy deteriorada en estos tiempos. Al campesino se le debe de respetar, atenderlo cuando se manifiesta, no reprimirlo ni aplicarle ordenes de aprehensión, siempre y cuando haya sido capacitado, orientado y llamado al cumplimiento recíproco de las leyes y normas correspondientes porque no todo, ni ellos solos ni las instituciones pueden hacerlo todo.
De lo anterior se desprenden comentarios y reflexiones en torno al convenio entre la universidad autónoma de Zacatecas y los 58 alcaldes municipales, representados por el ex secretario del campo Enrique Flores Mendoza, ahora alcalde de Guadalupe, tierra de frailes, un convenio que si bien es cierto, ya hay algunos programitas y proyectitos, la verdad que de nada ha servido, porque lo poco, o lo poquito que haya de posibles ayudas de la primera a los segundos, tal parece que solo Guadalupe es bello. O por ahí van las cosas, pero la verdad es que ni El Waca ni Flores quieren hacer algo por los municipios, ese enuncio del diputado Chema, de que pronto establecerán un campus universitario en Concha del Oro, ojalá y fuera pronto una realidad, este cuate, el alcalde o los cuatro de aquella región, el rector y don Enrique deberían de proponerle, es base a ese convenio de colaboración, que repito, solo lo quiere aprovechar el de Guadalupe, alternativas de solución a sus broncas universitarias, porque se imaginan, Guzmán Fernández hizo berrinche porque le recordaron un apodo que se ganó a pulso cuando era candidato a secretario del Spauaz, si no me equivoco.
La situación financiera de Zacatecas es un regalo inolvidable del Don, ahora sufren los municipios, sufre la Universidad, sufren los peloncitos y sufrimos todos, porque a todos nos está llevando la tía de las muchachas y eso no puede seguir así, pero bueno, qué le vamos a hacer, ya casi estamos en las fechas fatales del primerísimo informe del primerísimo gobernador que inicia un período gubernamental de cinco años; ya lleva uno, sabe Dios cómo vengan los otros cuatro y sabrá Dios que vaya a informar en el primero del quinquenio.
Hasta aquí mi comentario, nos veremos en la próxima entrega.
