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viernes, 29 marzo, 2024
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Codex Alimentarius 2017

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

La finalidad del codex alimentarius es, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), garantizar alimentos inocuos y de calidad a todas las personas y en cualquier lugar, así, el codex alimentarius constituye una guía de la FAO que se ha convertido paulatinamente en un punto de partida y referencia obligada a nivel mundial para consumidores, productores de alimentos, organismos internacionales de control de alimentos y el comercio alimentario internacional. Así, este instrumento normativo contribuye a través de sus directrices y códigos de prácticas alimentarias internacionales a la inocuidad, la calidad y la equidad en el comercio global. De esta forma el código alimentario es una oportunidad única de unirse a la comunidad internacional para armonizar las normas alimentarias y participar en su aplicación a escala mundial; permite a los países involucrarse en la formulación de normas de uso internacional y contribuir a la elaboración de prácticas de higiene para la presentación de recomendaciones que den cumplimiento a tales disposiciones. Periódicamente se llevan a cabo reuniones internacionales relacionadas con el mencionado codex, en donde se plantean y discuten temas relacionados con la biotecnología, los plaguicidas, los aditivos alimentarios y los contaminantes; por su parte, las normas del codex están sustentadas en el adecuado manejo de la información de carácter científico, respaldada por organismos internacionales independientes que emiten recomendaciones a los miembros representados en el codex. En este sentido, se ha resaltado que la importancia del Codex Alimentarius para la protección de la salud de los consumidores, así lo señaló la ONU en su Resolución 39/248 de 1985 que textualmente dice: al formular políticas y planes nacionales relativos a
los alimentos, los gobiernos tendrán en cuenta la necesidad de seguridad alimentaria de todos los consumidores y apoyarán, en la medida de lo posible, la adopción de las normas del Codex Alimentarius o, en su defecto, otras normas alimentarias internacionales de aceptación general. Tanto la FAO como la Organización Mundial de la Salud (OMS) forman la Comisión del Codex Alimentarius desde 1960, por lo que se han conformado como el referente internacional más importante para los adelantos asociados con las normas alimentarias cuyo principal logro es el aumento de la conciencia mundial sobre temas tan fundamentales como la calidad y la inocuidad de los alimentos, así, la citada comisión se inspira en el principio de que las personas tienen derecho a que los alimentos que comen sean de buena calidad y aptos para el consumo, ya que además, se parte de la idea que las enfermedades de origen alimentario son fatales, pudiendo generar brotes de enfermedad que perjudican aparte de la salud humana, al comercio, generan pérdidas en los ingresos, en el turismo y provocan desempleo y litigios. Los códigos de prácticas del Codex, definen las formas de producción, elaboración, manufacturación, transporte y almacenamiento de alimentos o grupos de productos considerados esenciales para garantizar la inocuidad y aptitud de los alimentos para el consumo. Tratándose de la higiene de los alimentos, el documento base que introduce la utilización de análisis de peligros y de puntos críticos de control se denomina: Principios Generales de Higiene de los Alimentos, mismo que integra un código de prácticas para la regulación de uso de medicamentos veterinarios. La FAO y la OMS dividen en dos a las directrices del codex, por un lado se tienen los principios que establecen políticas en determinados ámbitos fundamentales y, por el otro, se estructuran las directrices para la interpretación de dichos principios o normas generales por ejemplo en materia de aditivos alimentarios, contaminantes, higiene de la carne, etc., de igual forma, se tienen principios independientes sobre la adición de nutrientes esenciales a los alimentos, la inspección y certificación de importaciones y exportaciones, establecimiento de criterios microbiológicos, evaluaciones de riesgos microbiológicos y análisis de alimentos obtenidos por medios biotecnológicos modernos. Por cierto, sobre este último punto, en una nota publicada en La Jornada se informa que ratas alimentadas con maíz transgénico experimentaron daños en hígado y riñones y, algunos roedores más que consumen agua con el fertilizante Rounddup (el más vendido por la empresa Monsanto) sufrieron tumores y daños múltiples en sus órganos lo cual debe alertarnos sobre los productos que ponemos en nuestra mesa, por lo pronto, tenemos ya un Codex que puede servirnos de referente y tenemos a los organismos internacionales que se vanaglorian de la eficacia del citado instrumento del cual afirman: goza de una reputación muy sólida a nivel internacional. Recordemos que como mexicanos el artículo 4º párrafo tercero de la CPEUM, dispone que: toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará, por lo que habrá que ver si en los hechos, este derecho humano se lleva en los términos propuestos por el tal codex, de lo contrario, podríamos pensar en la posible complicidad del gobierno mexicano con empresas como Monsanto que tal parece ser, fueron estratégicamente diseñadas para dañar la salud humana y el ambiente. ■

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*Integrante del Consejo Mundial para la

Defensa de los Derechos Humanos

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