7.5 C
Zacatecas
jueves, 28 marzo, 2024
spot_img

En Zacatecas se requiere cambiar la mentalidad para destacar en competencias deportivas: Esparza

Más Leídas

- Publicidad -

Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

  • Primordial, buscar la competencia diaria en las actividades de la vida cotidiana, afirma
  • Si se quiere tener presencia en las grandes ligas del futbol mexicano, se debe

En Zacatecas se requiere cambiar la mentalidad y buscar la competencia diaria en las actividades de la vida cotidiana. De lo contrario, la entidad seguirá manteniéndose en los últimos lugares en competencias como olimpiadas y torneos nacionales, opina Héctor Manuel Esparza Torres, ex jugador profesional de futbol.

- Publicidad -

Y si se quiere tener presencia en las grandes ligas del futbol mexicano, se debe contar con entrenadores y jugadores especializados en el tema, pues son pocos los zacatecanos que han llegado a jugar de manera profesional este deporte.

El ex jugador opinó que los zacatecanos, al igual que los ciudadanos de Toluca, tienen una ventaja deportiva al vivir a más de 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar. Y se le debe sacar provecho a esta ventaja que no tienen otras entidades.

“He viajado por todo el país, y creo que esto tiene que ver con la situación geográfica. He visto que en Zacatecas a veces nos gusta estar cómodos, y no queremos hacer un esfuerzo;+, porque todo nos queda cerca”, comenta Esparza.

Puso como ejemplo que había niños y padres de familia que no acudían a sus entrenamientos en Peñoles, que se encuentra a 25 kilómetros de la capital. Y el pretexto era que estaba alejado.

Héctor Manuel Esparza Torres, originario de Morelos n fotos: miguel ángel núñez

Es por eso que actualmente prepara a niños y a jóvenes de manera integral, y ha impulsado a futbolistas desde la tercera división, para que muestren su talento en equipos profesionales como Monterrey, Toluca y Cruz Azul.

Héctor Manuel Esparza Torres nació el 31 de octubre de 1960, en el municipio de Morelos, Zacatecas. Fue el mayor de seis hijos, aunque desde pequeño, por cuestiones económicas, emigró junto a sus padres a la Ciudad de México.

Recuerda que primero su padre se mudó a la capital del país. Era empleado de una compañía refresquera. Luego mandó llamar a su madre, quien tomó a Héctor, que tenía sólo cuatro meses de edad en ese entonces, y acompañó a su esposo a su nueva vida.

Cuenta que llegaron a rentar un pequeño cuarto, cerca de la Basílica de Guadalupe. Y en ese tiempo creció la familia con tres nuevos integrantes, pero lamentablemente vivían con carencias económicas.

Recuerda que su niñez la pasó detrás de un balón. No tenía juguetes sofisticados ni carros de control remoto, pero sí una caja llena de pelotas de todos tamaños. Siempre fue un deportista destacado; en su familia sus tíos jugaban beisbol y basquetbol. Y aunque era bueno en estos deportes, a Héctor le llamaba la atención “el juego del balón”, como decía el comentarista deportivo, Ángel Fernández.

Su familia en ese tiempo salía a ver los partidos de un tío suyo, pero no lo llevaban por ser menor, y lloraba. Pero a los 7 años lo invitaron a formar parte del equipo de futbol de la colonia, donde había más niños, y ese equipo fue el inicio de su carrera deportiva amateur.

Posteriormente, formó parte de la selección de futbol de la escuela secundaria a la que acudía, así como en el bachillerato. Incluso, lo invitaron como corredor al equipo de futbol americano de las Águilas Blancas, del Instituto Politécnico Nacional.

En la Ciudad de México, Héctor comprendió que inconscientemente tenía que competir. Desde que se levantaba iniciaba la competencia por levantarse temprano, por salir rápido para ocupar un lugar en el metro, el camión, etcétera.

Esa mentalidad le ayudó para salir adelante, en un deporte en el que existen millones de competidores que buscan llegar a jugar futbol profesional.

Visitaba Zacatecas alrededor de cuatro veces al año. En una ocasión, regresando de vacaciones, un cardiólogo lo vio jugar con el equipo de su colonia y con un equipo de personas mayores, llamado Último Esfuerzo.

Esta persona lo invitó a jugar en la escuela filial del Club Deportivo Toluca, en Oceanía, cerca del aeropuerto. Héctor se presentó un martes a entrenar, aunque ya estaban dos de sus compañeros que ya jugaban con la reserva especial. Y por su edad lo enviaron a la reserva juvenil.

En ese tiempo, el equipo de la reserva especial y la juvenil, tenían dos juegos, y se les dio oportunidad de jugar a los juveniles en la especial. Y en ese juego, Héctor anotó tres goles. Se iba a regresar a casa, pero le dijeron que esperara porque posiblemente podría jugar en la reserva especial.

Después de jugar en canchas de tierra, se hizo un cuadrangular con la escuela de Guadalajara, la reserva de Ciudad de México y la reserva de Toluca. Salió campeón en ese torneo y fue el primer contacto que tuvo con el estadio La Bombonera. Y ese fue su paso del futbol amateur al futbol profesional.

En la temporada 77-78, jugaba partidos previos al estelar, pues las reservas especiales acompañaban al equipo mayor a los encuentros. Aun sin cumplir los 18 años, Chucho del Muro le hizo la invitación para participar con la Selección Mexicana al torneo de las Esperanzas de Toulon, en Francia, y después tuvo otro torneo en Cantón, China.

Después de esta situación, en casa su madre no quería que estuviera fuera, por lo que Héctor le hizo la promesa de que si no lo fichaban en ese año, o no debutaba, regresaría a seguir su carrera de arquitecto.

Pero afortunadamente lo firmaron por dos años en Toluca, y a los 18 años debutó en Primera División. Y duró 8 años en esta institución deportiva, la cual reconoce, le abrió las puertas al futbol profesional.

Aunque un dato curioso, es que después de que se retiró del futbol, es conocido como defensa lateral. Pero en su carrera deportiva amateur fue extremo izquierdo, sin ser zurdo, además de goleador. En primera división también ocupó el puesto de centro delantero, gracias al entonces director técnico Jorge Marik.

De Toluca pasó a jugar con el Tampico Madero. Y esto fue un parteaguas en su carrera, por estar en un estado al nivel del mar, lo hizo un jugador disciplinado, y le ayudó para estar en un equipo de la categoría del Cruz Azul.

Tres meses antes de que concluyera el torneo jugando con Tampico, donde trabajó con Carlos Reynoso, y en su debut contra el equipo Chivas de Guadalajara, anotó dos goles de cabeza.

Posteriormente, faltando dos meses para acabar esa temporada, su equipo le ganó a Cruz Azul. Y en ese tiempo, por recomendación de Rubén Ayala, compraron su carta en el Cruz Azul. Con los Cementeros llegó a los 28 años y ya con una carrera consolidada, pues fue en 1988 que formó parte del primer equipo Celeste hasta 1995, retirándose aquí a los casi 37 años de edad.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -