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miércoles, 24 abril, 2024
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku Cine de la Colonia, 300 años

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 300

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La Gualdra cumple 300 números, justo el mismo número, pero en años, que México fue colonia del imperio Español, 300 años. Contando el total de años de existencia de México en tanto unidad política y discursiva nacionalista, nos da que, hace apenas 500 años que existimos, es decir 300 de colonia y 200 de independientes. Irónicamente, a pesar de los 100 años de diferencia, el cine se ha preocupado poco por contar la historia de la conquista y de la colonia, dando algo más de atención al periodo de guerra independentista.

El cine histórico mexicano se ha dedicado mayoritariamente a recontar la Revolución mexicana, tanto en una narrativa histórica como dramática, le siguen los retratos de la sociedad contemporánea a las producciones. El resto de los periodos (conquista, colonia y decimonónico) quizás por lo delicado del acontecimiento, en cuanto a las sensibilidades políticas, han sido menos recuperados. Pero aquí me interesa mencionar algunas obras que han tratado estos 300 años de colonia.

De la primera época del cine en México es justo comentar los esfuerzos nacionalistas en plena efervescencia constitucionalista: se trata de Tepeyac realizada por Carlos E. González y José Manuel Ramos en 1917 y Cuauhtémoc de Manuel de la Bandera, 1918. En este mismo tenor nacionalista y con un fuerte fervor patriótico surgieron las obras de Miguel Contreras Torres, De raza aztecas (1920) y El Águila en el nopal (1929). Las cintas de Contreras Torres se caracterizaron por enaltecer el heroico y doloroso pasado mexicano pero sin demeritar la importancia de la civilización hispánica.

Desde esta primera etapa damos un brinco a 1974 con El juicio de Martín Cortés de Alejandro Galindo actuada por David Reynoso y Pedro de Aguillón. Aquí ya se puede sentir el fervor patriótico bañado de odio a la conquista. La cinta es más bien una obra de teatro filmada por Galindo a fin de subrayar los tonos del discurso nacionalista, el sometimiento y la humillación al pueblo mexicano.

Y llegamos a la década de 1990 con dos películas que, considero, han conseguido presentar alternativas a la clásica interpretación de conquista maniquea de todos los años previos: La Otra conquista de Salvador Carrasco en 1998 estelarizada por Damián Delgado y José Carlos Rodríguez; y Cabeza de vaca de Nicolás Echevarría en 1991 con los actores Juan Diego y Daniel Giménez Cacho.

            La Otra conquista es una representación del choque –o trauma- cultural entre españoles y aztecas. Centrada en el conflicto de las cosmogonías, la cinta evidencia su estructura teatral desvinculándose, de esta manera, de ser la Historia de la conquista y aceptando ser tan solo una interpretación de cómo pudieron comportarse las mentes de los indígenas.

            Cabeza de vaca, por otra parte, mezcla el cine clásico de los biopics con el onirismo y la fiebre de los descubridores y conquistadores.

Ambas cintas son pruebas del cine social en tanto escapan de centrar sus historias en los devenires de los grandes héroes y portan, además, los densos discursos de una de las etapas más sensibles de la historia nacional. Trescientos años de vida colonial española.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_300

 

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