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martes, 23 abril, 2024
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La ruta equivocada

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Por: Carlos E. Torres Muñoz •

Frente al reto que representa la rápida transformación social y el rompimiento de los paradigmas y modelos tradicionales del ejercicio el poder, y ante un consistente despertar cívico, nuestra clase política vive extraviada en búsqueda del afecto perdido, de tal forma que en su lógica circular presenta iniciativas o propuestas para la agenda pública que no dejan de estar en la ruta equivocada. Cito tres ejemplos de ello: la eliminación del fuero, la propuesta de una segunda vuelta electoral y finalmente, la triste política de alianzas de nuestros partidos políticos, que caen cada día más en la incongruencia y contradicción programática.

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Frente a la pública y conocida práctica de la impunidad, no han sido pocos los sectores que se han pronunciado en contra de la existencia de la figura jurídica del fuero, cuya naturaleza es más bondadosa que la fama que hoy tiene, recordemos que la razón de dicha protección nace de la búsqueda de equilibrio entre un invasivo y unipersonal Poder Ejecutivo, cuya naturaleza misma de concentración de poder, generó el nacimiento de otros poderes que pudieran, para garantizar justicia, imparcialidad y legalidad, neutralizarlo. Así el fuero representa un escudo para que los Legisladores puedan desarrollar su labor con un margen de maniobra que no les permitiría tener encima una serie de denuncias (posiblemente de origen dudoso), por sus opiniones o causas al interior del Legislativo. De origen no fue un privilegio, en eso lo han convertido, y por cierto, en un privilegio que ofende, pero no por su adecuado uso, sino por la perversión del mismo, de tal forma que en esta línea de acción, terminaríamos por desmantelar la mayoría de nuestras instituciones.

El segundo desvarío que se ha venido popularizando, incluso en un creciente número de intelectuales, es el de la instauración de una segunda vuelta electoral para la “creación” de mayorías legitimadoras para el Poder Ejecutivo, creo que evidencia el desconocimiento del electorado de a pie, más allá del círculo rojo. El actual problema de legitimación para la ciudadanía no se encuentra en la elección, trámite por demás caído en la decepción y desgaste para el ciudadano común, sino en el ejercicio del poder, lo que, al contrario de garantizarse con una segunda vuelta que dé mayoría absoluta a un candidato, lo animaría a la soberbia política. Pero no solo eso, tal como lo suscribía Sartori, estaríamos en el definitivo camino de la polarización y el bipartidismo, lo que además constituiría una agresión y declaración de extinción de las minorías cuyo porcentaje de votación no interese a quiénes buscan aglutinar a las mayorías más representativas (electoralmente).

Finalmente estamos hoy ante el descaro de una política de alianzas que no va hacia ningún lado, los dirigentes de los partidos políticos y sus estructuras burocráticas cada día más evidencian que es el poder para sí y no el bienestar para el país lo que está en su brújula pública.  No es que las alianzas per se sean negativas, lo es que un partido de izquierda se alíe con uno de derecha, que un partido (pareciera otrora) liberal, republicano y laico, se alíe con otro conservador, de carácter cuasi-religioso y con una agenda anti-derechos humanos; así como un partido anti-sistema (permítame el adjetivo incoherente) con uno que representa los vicios más lamentables del sistema electoral mexicano, rémora de todas las expresiones políticas, con origen absolutamente contrario a su aliado lopezobradorista.

Estas propuestas están en la ruta equivocada, porque no comprenden que no es estrategia política lo que hace falta, sino voluntad para desanclarse del viejo modelo que predominó hasta antes del reto que ha traído consigo el despertar de una ciudadanía cada vez más seria, activa, responsable, conocedora e inteligente y que no tolera más prestarse a los engañabobos.

P.d. Ha surgido el capítulo Nosotrx en Zacatecas, enhorabuena. Confirmo mi simpatía y participación en él. De esto se trata: de hacer pedagogía política y con ello, mejorar la calidad del Estado entre todos, con participación, corresponsabilidad y colaboración, porque el Estado, no lo olvidemos es de nostroxs, todos. ■

 

@CarlosETorres_

www.deliberemos.blogspot.mx

 

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