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miércoles, 24 abril, 2024
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Salvaje, el “folk mal amansado” de Chihuahua

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Por: ARACELI RODARTE SOLÓRZANO •

  • Mi concepto es “algo natural” y producto de la mezcla de la música del sur de Estados Unidos con la del norte de México: Marcos Chavarría
  • “No me gusta tanto meterme en cuestiones políticas con la música, sin embargo, creo que es algo natural y necesario”, abundó
  • “No quiero escucharme como un anarcopunk, pero no estoy de acuerdo en lo que nos ofrece el sistema”. No obstante, “no puedo tomar un arma y hacer la guerra, por lo que opto por cantar temas actuales”
  • El proyecto nació del folclor mexicano y del resto de las influencias a lo largo de la juventud de Marcos
  • Este solista, cuyos falsetes estuvieron cargados de sentimentalismo, se presentó el pasado viernes en la capital de Zacatecas

“Salvaje es una palabra que no significa que sea bueno o malo, sino natural”. Mi concepto es “algo natural” y “muy negro”; es un “folk mal amansado”; son “canciones de borrachera”. Así lo expresó en entrevista exclusiva Marcos Abel Chavarría Murga, chihuahuense que brindó un concierto el pasado viernes, en un bar de la ciudad de Zacatecas, junto a sus paisanos Los Vikingos del Norte.

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De dicha agrupación y este solista de nombre Salvaje, resultó una noche de falsetes bien logrados, ritmos pegajosos, tributos a canciones populares, remembranza de clásicos de rock, temas de amor y sociales, en resumen, de folk-rock.

Salvaje es un proyecto que nació a finales de 2012. Su fundador y único integrante, Marcos, es originario de Chihuahua, Chihuahua, y se sirve de su compañera de seis cuerdas y su voz.

“Salvaje es una palabra muy bonita”, continuó Marcos, agregando que ese vocablo surgió en su vida de manera casual. Estaba en el grupo donde era uno de los dos guitarristas; el otro guitarrista “me regañaba porque cantaba feo, y cuando tocaba y me salía de tiempo, me decía que yo era un salvaje, hasta que de pronto se quedó ese nombre, y la verdad fue darle al clavo porque la música que hace Salvaje es folk mexicano con influencias de 2017. Sin embargo, salvaje es una palabra que no significa que sea bueno o malo, sino que es natural, por lo que, de cierta forma, así justifico mi concepto, como algo natural”.

Marcos, quien cumplió 33 años ese viernes, comenzó a componer hace casi cinco años en su recámara, al estar pasando por “una serie de eventos desafortunados”, como él los llamó, y por los que conoció el alcoholismo y la soledad. “Estaba solo y nada más tenía la guitarra”, recordó.

Refirió que antes tocaba la guitarra, pero en el género de metal duro, dentro del que participó en varias bandas; no obstante, como hijo de padres nacidos y criados en rancho, tomó tanto la cultura que de ellos aprendió como la de donde creció; así, el folclor mexicano con el resto de las influencias a lo largo de su juventud se manifestaron en su adultez.

Abundó que dado que creció escuchando folclor mexicano, ahora de adulto trata de imitar esos tonos para crear sus canciones que, por la época actual, resultan en composiciones con temáticas contemporáneas.

Aunque dijo nunca haber cantado antes “canciones de borrachera”, a excepción de su actual proyecto, ese viernes fue posible apreciar sus bien logrados falsetes, cargados de sentimentalismo.

Canciones propias fueron las que presentó en Zacatecas este músico, excepto Caballo prieto azabache, de Antonio Aguilar, que fue la última que ejecutó y que lo hizo por problemas técnicos. Incluso, dijo no acostumbrar tocar covers en sus presentaciones.

Entre los títulos propios que brindó, se listaron Mi rancho en el infierno, Te disfruto tranqui e Himnos tristes, y pese a haber sido un número reducido, abordó el tema del amor, mezclado con cuestiones sociales y políticas. “Al principio, las canciones eran puras cosas psicológicas, emocionalmente oscuras, y fueron evolucionando. Definitivamente, me manejo en una línea oscura y de pronto meto cosas político-sociales-sentimentales”.

“Salvaje habla de mujeres, revolución, drogas y violencia”, agregó, por lo que definió el género que toca como “muy negro”, por las letras que compone; “no negativas precisamente, pero no son canciones de luz y alegría”. Dicho eso, dijo llamarle también a su género “folk mal amansado”, por eso, explicó, de que toca tipo rupestre.

Señaló que sus influencias, en cuanto a la música popular mexicana, son Chalino Sánchez, Antonio Aguilar y José Alfredo Jiménez, mientras que de Estados Unidos, Elvis Presley, Johnny Cash y Bob Dylan, con las cuales logra crear una mezcla de la música del sur de dicho país vecino con el norte de México.

Marcos se ha presentado en Chihuahua, por supuesto, así como en Morelia, Guadalajara, Querétaro, Ciudad de México, Estado de México, Sayulita y San Pancho –en Nayarit-, Tampico, Zacatecas, entre otros.

Acerca de sus temas de amor, no le canta a una mujer en especial, porque, como mencionó, “las canciones cambian de dueña”. Comentó que las primeras 15 que compuso sí son de la misma, pero desde entonces hasta ahora han ido cambiando de destinataria.

Marcos dejó notar ese viernes la inserción de temas sociopolíticos en piezas de amor. Sobre esto, detalló: “No me gusta tanto meterme en cuestiones políticas con la música, sin embargo, creo que es algo natural y necesario. Me considero un revolucionario, en el sentido de que detesto abiertamente todo lo que nos ofrecen. No quiero escucharme como un anarcopunk, pero no estoy de acuerdo en lo que nos ofrece el sistema, que nos pongan a vivir como estamos viviendo. No puedo tomar un arma y hacer la guerra, por lo que opto por cantar temas actuales, y si la gente quiere tomar algo de ahí, está perfecto”.

Aunque el inicio del concierto de ese viernes, que estuvo a cargo de Salvaje, había sido anunciado para las 10 de la noche y éste hasta fue pocos minutos después de las 11, desde la primera canción que ofreció este músico, el público le pidió una más y otra y otra, hasta que dejó espacio para que empezara su presentación Los Vikingos del Norte.

Salvaje se presentó acompañado de su guitarra y sus letras, y vestido sencillamente, sin atavíos y con estilo, con un pantalón de mezclilla negro, una playera blanca con estampado -la cual dejó ver los brazos tatuados de Marcos- y un chaleco cuadrado que en otro tiempo fue una camisa.

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