Zacatecas, Zac. En Culiacán hay un medio de comunicación cuya sección policiaca le paga a sus reporteros por muerto: si hay un muerto y tú lo cubres son 250 pesos. Si hay dos muertos son 500. Entonces ¡qué chingón que haya muchos muertos, trabajando de noche! -porque no les pagan más-, es por muerto solamente.
“Pero cuando ese reportero va y cubre un muerto más y se da cuenta que es una niña atropellada, le da tristeza, y se siente mal porque ese día le van a pagar más y va a sacar la lana que necesita para la semana, para sus hijos, para la comida”.
Ésta fue una de las últimas reflexiones que hizo Javier Valdez Cárdenas, el pasado 8 de febrero, durante la presentación de su libro Narcoperiodismo, en el teatro Fernando Calderón de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
Ante cientos de estudiantes, académicos y trabajadores, Valdez Cárdenas realizó en ese escenario universitario una autocrítica sobre la función de los periodistas y los medios de comunicación, en nuestros tiempos:
“Yo coincido con los que dicen: la prensa es asediada, amenazada, sí; pero también es la prensa y los medios de comunicación coludidos con el narco, coludidos con el gobierno: corruptos, cómplices, silentes, subordinados, cuyos dueños están metidos en otros negocios, con otros empresarios, con el narco, con el gobierno. Y censuran, y castigan, y persiguen a los reporteros críticos… y evitan además el desarrollo de los reporteros”.
Javier Valdez Cárdenas vivía con aprietos económicos. Personalmente buscaba la forma de promover sus distintos libros, para tener algo de liquidez. Para presentar su texto Narcoperiodismo en Zacatecas, Javier fue apoyado en ésta ciudad por sus amigos de las asociaciones civiles Desarrollo Comunitario – Teodoro Campos Mireles; la Reserva Nacional de Talentos (Renata) y la propia UAZ, que le sufragaron hospedaje, alimentación y el mismo foro.
Serio y reflexivo, crítico de la situación en la que hoy se hace periodismo en México, Javier Valdez Cárdenas recordó preocupado, cómo otros periodistas han sido recientemente asesinados en el país, casi dejados a su suerte.
“A mí me impactó mucho el caso de Rubén Espinosa por eso, porque queriendo salvarse, terminó siendo asesinado. Eso refleja mucho lo que tenemos en el país, lo que somos nosotros y la sociedad mexicana, su relación con los medios”.
“Nosotros de alguna manera abandonamos a su causa”, dijo Javier Valdez usando metáforas: “y ubicamos a Rubén desnudo, en medio de una plaza o jardín, de un kiosco, y le pintamos los círculos de tiro al blanco, para que terminaran con él. Abandonado, sin dinero, insomne, entregado a los criminales”.
Esto nos obliga dijo el cofundador del semanario Río Doce de Culiacán, a todos los periodistas y directivos de medios de comunicación, a hacer una introspección “una mirada hacia adentro, hacia nosotros”.
“Hay una canción de Silvio Rodríguez que dice: No cuesta nada mirarse para adentro… Pero no es cierto. En este caso no. Cuesta mucho trabajo mirar hacia adentro, revisar al narco-nuestro en el periodismo, a ese espía que tenemos en Veracruz, a ese reportero que le sire al narco y le cuenta al narco: ‘Fulano está escribiendo ésta nota’”.
Y ese es el mismo reportero “que te cita, que te dice ‘Te está buscando el jefe’, y te lleva con él, sabiendo que puede matarte, que de ahí puede que no regreses, o te van a golpear, o te van a amenazar”.
Por todo ello y siendo ahora un problema que lamentablemente dijo, se ha generalizado en muchos estados del país, ahora dijo “uno tiene que verse frente al espejo, diseccionarse. Es como una autopsia en vida, y reconocer a ese periodismo corrupto, cómplice, mediocre, incapaz, soberbio, arrogante”.
Asimismo es importante dijo Cárdenas Hernández, admitir que hay “reporteros que creemos que lo sabemos todo, nos creemos muy chingones, intocables… y yo creo que lo que hace falta, en este oficio, es una autocrítica, y veo tan lejos que la hagamos”.
Sin embargo, en México sostuvo el ahora desaparecido reportero, es necesario sostener un periodismo crítico y profesional, porque así lo reclaman los problemas a los que se enfrenta nuestra nación:
“Este periodismo que hacemos duele, pero es urgente, es saludable, y es impostergable, en este ambiente de tanta confusión, de tanta oscuridad, tanta injusticia, tanto dolor, tanta tristeza”.
