15 C
Zacatecas
jueves, 28 marzo, 2024
spot_img

Discurso al recibir el Premio Internacional a la Libertad de Prensa, que otorga el Comité para la Protección de Periodistas

Más Leídas

- Publicidad -

Por: REDACCIÓN •

Buenas noches. Muchas gracias al Comité para la Protección de los Periodistas por esta distinción, que para mí no tiene paralelo.

- Publicidad -

He alimentado mi alma marchita con expresiones en las calles, abrazos y apretones de manos, y palabras en las que me he refugiado. Este Premio Internacional de Libertad de Prensa es la suma finamente madura y nutritiva de todos esos abrazos. Cuando Carlos Lauría me informó, pensé que era un sueño cruel y ahora no quiero ser despertado.

He sido periodista estos últimos 21 años y nunca antes lo he sufrido o lo he disfrutado intensamente, ni con tantos peligros. Donde yo trabajo, Culiacán, en el estado de Sinaloa, México, es peligroso estar vivo, y hacer periodismo es caminar sobre una línea invisible trazada por los malos -que están en el narcotráfico y en el gobierno- en un campo sembrado de explosivos. Esto es lo que más vive el país. Uno debe protegerse de todo y de todos, y no parece haber opciones ni salvación, y a menudo no hay nadie a quien acudir.

Por lo tanto, es importante contar con familiares y amigos, periodistas y medios de comunicación como el periódico La Jornada, del cual soy corresponsal, y el semanario Ríodoce, del que soy fundador.

En mis libros Miss Narco y Los morros del narco, editado por Aguilar, he contado la tragedia que vive México, una tragedia que nos debe avergonzar. Los jóvenes recordarán esto como un tiempo de guerra. Su ADN está tatuado con balas y armas y sangre, y esta es una forma de matar el mañana. Somos asesinos de nuestro propio futuro.

Esto es una guerra, sí, pero una para el control de los narcos, pero nosotros los ciudadanos estamos proporcionando las muertes, y los gobiernos de México y los Estados Unidos, las armas. Y ellos, los eminentes, invisibles y ocultos, dentro y fuera de los gobiernos, toman los beneficios.

Dedico este premio a los valientes periodistas, a los niños y jóvenes que viven una muerte lenta. He preferido dar un rostro y un nombre a las víctimas, crear un retrato de este panorama triste y desolado, estos asaltos y saltos y atajos hacia el Apocalipsis, en lugar de contar las muertes y reducirlas a
números.

Este premio es como un faro en el otro lado de la tormenta, un puerto seguro más allá de la tempestad. En Ríodoce, hemos experimentado una macabra soledad porque nada de lo que publicamos tiene reverberaciones o seguimiento. Y esa desolación nos hace más vulnerables. A pesar de todo esto, con todos ustedes, y este premio, puedo decir que tengo un lugar para refugiarse, y para sentirme menos solo.

 

Javier Valdez Cárdenas

Noviembre 22 de 2011

New York

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -