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viernes, 29 marzo, 2024
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El son del corazón

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Por: QUITO DEL REAL •

El sorprendente nuevo estilacho de Ricardo Monreal

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Resulta atractiva la nueva forma de conducirse políticamente de Ricardo Monreal: clara, caballerosa y viva. Ahora no sólo es más atento y educado, también se antepone al movimiento y los giros críticos de los demás y los colma con frases de apoyo, ya sean estos ciudadanos de a pie, funcionarios delegacionales de la Cuauhtémoc, y aún delegados de la CdMx en apuros.

Uno se pregunta qué tanto ha participado en este nuevo ajuste el reto de tener que actuar en la gran mega-urbe, en medio de una competencia política de enorme agresividad, donde los grupos políticos se tiran a matar por conquistar nuevos espacios en secretarías, direcciones, oficinas de mediano rango y aún dentro del Morena. ¡Esta ciudad es un nido de hormigas bravas y celosas! Posiblemente, Ricardo comprendió que era más saludable mantener la cabeza protegida y no abrir la boca a discreción.

El asunto es que Monreal ya no es el mismo. Es otro si se recuerda el tiempo cuando se abría paso con la insolencia de su protagonismo y acribillaba con inocuos chorizos retóricos, y caminaba con pasito de Don Chingón. Para su fortuna, comprendió que para poder salir airoso en la selva del asfalto, tendría que disminuir o posponer su querencia por destacar a toda costa. Ahora luce más sensible, ofrece el micrófono a los demás y no hace gestos al compartir la foto de prensa aún con sus enemigos políticos de más renombre. Ricardo ha crecido en los últimos meses y muestra hechuras finas en su empresa política.

El animal político tiró el lastre y sus antiguas manías. Sin sacrificar su talante pragmático, despliega su influencia en los grupos marginales del Morena, asiste y defiende a sus contrincantes, despeja dudas acerca de su legítima ambición y se propone ante la ciudadanía como un personaje que cumple sus promesas.
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Escuchemos los últimos cantos del gallo de Plateros:
Monreal acompañó en algunas etapas de la gira, a favor de su candidatura para el gobierno del Estado de México, a Delfina Gómez Álvarez. Ahí se dejó retratar al lado de López Obrador con la sonrisa extendida (con incisivos, caninos y premolares al descubierto, referidos cruelmente en los cartones del tal Yo).
Punto a su favor: envía el mensaje de que él no tiene ningún conflicto con el máximo líder, que el compañerismo, lealtad y fraternidad que le profesa es inalterable, y que continuará en la ruta definida por Andrés Manuel.

El pasado 19 de abril, asistió a la conferencia de prensa donde Clara Sheinbaum puso en claro la legalidad de su relación salarial con la UNAM, al mismo tiempo que devenga un salario como titular de la Delegación Tlalpan. Y ahí estaba él, discreto y atento a las palabras de su contrincante más seria para alcanzar la jefatura del CdMx en 2018, a pocos sitios del líder sectario Martí Batres, y aún menos del inútil y pusilánime delegado de Azcapotzalco, Pablo Moctezuma . Ahí, como si existiera un pleito contra su familia, declaró: “Atacar a Clara Scheinbaum es atacarnos a todos los que formamos parte del Morena. Es una académica brillante, mujer intachable y excepcional”.
Punto a su favor: reveló que lo suyo es la unidad partidaria por encima de sus ambiciones políticas. Elimina cualquier insinuación de que él sea el autor que filtró los documentos de la UNAM y deja evidencia de su generosidad en la defensa de sus camaradas. Bofetada con guante blanco.

Este último 2 de mayo Ricardo Monreal envió una solicitud al Instituto Electoral del Distrito Federal para expedir una convocatoria de consulta ciudadana, para que los ciudadanos de la Cuauhtémoc acepten o rechacen la continuidad del delegado en el ejercicio de sus funciones.

Este movimiento parece destinado a comprobar, en resumidas cuentas, que él es el candidato idóneo del Morena para contender en las elecciones de julio del 18, para la jefatura de la CdMx. Por supuesto, no pude obviarse que el adelantado Monreal ya tiene calculados los escenarios de su victoria; no se advierten obstáculos que le impidan continuar como jefe político de la Cuauhtémoc.

Punto a su favor: de ganar Ricardo el plebiscito, el jefe López Obrador verá drásticamente reducidos sus argumentos para no decidir a favor de Ricardo como candidato ideal para ser el dirigente que conduzca a esta ciudad los próximos seis años. De soslayar el resultado, Andrés Manuel dejará abierta la puerta de la crítica a su autoritarismo contra sus propios camaradas y Monreal podrá, en lo sucesivo, construir una imagen de víctima ante la ciudadanía y fortalecerá sus relaciones transversales dentro del Morena y los demás partidos políticos para, si le interesa, buscar otras opciones. Esta maniobra puede poner en jaque al jefe.

Punto extra a su favor: Ricardo anhela poner a prueba a Claudia Scheinbaum y a Martí Batres, aspirantes cercanísimos a Andrés Manuel. Sobre todo a la Scheinbaum, delegada de Tlalpan, en quien se concentran las aspiraciones de los militantes de Morena del primer círculo, porque ella no puede impulsar un evento semejante para realizar un plebiscito que, seguramente, la puede cuestionar y dejar en ruinas su prestigio de gestión.
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―Señorita, no he hecho más que veros por primera vez y, loco de amor,
he sentido mis órganos genitales dirigirse hacia vuestra belleza soberana
y me he enardecido como si hubiera bebido un vaso de raki.
Guillaume Apollinaire

Marcelino Perelló fue expulsado de Radio UNAM, por instrucciones del rector Graue. Marcelino Perelló ya no escribe su columna cotidiana en El Universal. Marcelino Perelló dejó de impartir su cátedra de Filosofía de las Ciencias, en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Perelló ya no verá publicado su libro en una edición de circuito comercial, porque le suspendieron el contrato. Y todo porque “en su programa hizo una serie de comentarios misóginos y sexualmente degradantes en contra de víctimas de violación”.

Sí, la regó. Habló de más. Pero existen muchas anomalías semejantes en las redes ordinarias de comunicación, repetidas hasta el hastío, sin ser censuradas o amonestadas con el mismo talante.

Hoy, Perelló no tiene empleo. Sus fuentes de ingresos fueron desecadas después del griterío caníbal de los políticamente correctos, constituido por decenas de editorialistas delirantes, blogueros y afiliados a las redes sociales. ¡Ciao, caro Marcelino. Se non ti rivedo, arrivederci!
Y ahí no apareció alguna fuerza de izquierda que lo respaldara, para no recibir también las catilinarias que, acá entre nos, sólo deben estar reservadas para los traidores a la patria y a los charros del espacio del trabajo. Pero nadie saltó y Marcelino fue separado de sus labores, para invitarlo a disfrutar su tercera edad en la sombra del rechazo y la ignominia.

Curioso asunto: los partidos de izquierda y los ciudadanos que se esconden en las filas de la corrección política, no advirtieron el contenido reaccionario de su pifia: utilizaron las herramientas más crueles y la sevicia de la patronal para deshacerse de sus trabajadores. Venas en el cuello, exigieron la expulsión de Perelló.

¿Quién resarcirá económicamente a Marcelino? Muchos veteranos del 68 estarán, ahora sí, felices: al fin pusieron en su lugar al “traidor” y talentoso dirigente central del 68.

No deseo escribir acerca de él con la pasión de la simpatía ni con la tensión del rechazo, porque no lo conozco. Sólo vi una tarde a Marcelino en el Deportivo Vivanco de Tlalpan, durante el Festival Ollin Kan, y disfruté de sus conocimientos musicales y la magia de sus palabras. Es todo un capo.
Es ridículo que los políticamente correctos, cortesanos hundidos en la estupidez, no vayan ahora contra Carmen Salinas, Adrián Uribe, Brozo, Televisa y TV Azteca. No, los criados sólo actúan contra los que pueden.

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