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viernes, 19 abril, 2024
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Cuando ríe una mujer

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Por: ALBERTO HUERTA* •

La Gualdra 291 / Río de palabras

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¿Quién le dijo que yo era risa siempre

nunca llanto?

Pablo Milanés

 

Para Lilia

 

Cómo hacer para que una mujer, digo una mujer, no una adolescente con tenis rojos Converse, ortodoncia en una sonrisa torcida, cachucha beisbolera con la visera en la nuca, jeans deslavados y rasgados, se muera de la risa. Sí, risa. Que se ría hasta que se le salgan las lágrimas. Que se doble de la risa y los cachetes se le pongan colorados. A las mujeres les gusta reírse, porque la risa las hace chulas de bonitas. Riendo, los ojos, esas ventanitas luminosas, se ponen a brillar. Las mujeres adquieren una sonrisa muy especial después de realizar el acto carnal. No hay nada más hermoso en esta puta vida que ver a una mujer, digo una mujer hecha y derecha, no una muchacha que mastica chicle con chile y chamoy, se pinta los labios con bilet negro y escucha heavy metal, y mira con los párpados entrecerrados. La risa aparece como una risita tímida y sensual cuando una mujer, pero una mujer de a de veras muestra a un hombre que mira alelado su cuerpo desnudo. Una mujer ríe con ganas cuando se come a mordiscos un mango petacón con limón, chile piquín y granos de sal. Cuando recibe una leve caricia en la mejilla sólo se sonríe y cierra los párpados. Cuando unos dedos pícaros y amorosos tocan el botón, los pezones de los senos de una mujer, de manera inmediata la sonrisa aparece, plena, complaciente Con la sonrisa clavada en medio del rostro. Cuando una mujer, en la mesa, desayuna un bolillo partido a la mitad, untado con nata y unos granos de azúcar y canela y se dispone a beber una olorosa y humeante taza de café, en sus labios se dibuja una larga sonrisa, y recuerda a su abuela. Digo, ver a una mujer llorando a lágrima viva es lo peor, no hay quien aguante eso. Bueno, eso las mujeres lo saben muy bien. Después del beso, las mujeres sonríen, ríen bajito, y las envuelve un aura placentera. La risa les pone los pechos duros, bien orientados en diagonal hacia arriba. Que el vientre, esa playa inolvidable y sosegada se fortalece y aplana. La risa vuelve amables y generosas a las mujeres, y cuando digo mujeres, ustedes me entienden, son mujeres de carne y hueso, no maniquíes de cabello teñido de rojo grosella o anaranjado zanahoria, piel pálida, mortuoria. Sí, es algo digno de verse cuando una mujer se ríe a carcajadas. Sí, puedo asegurar que la risa les proporciona belleza y donaire. Una belleza sin igual. Algo digno de verse. ¿Ah no? Tampoco me voy a poner a discutir que si esto que si lo otro. Que según el punto de vista lacaniano o aristotélicamente según sea el caso. Mire, compruebe, ella se está riendo. Véala. Es una risa franca. Simple. No le dé tantas vueltas. Calle y vea. No se apendeje, no vaya a ser que les den calambres en el cerebro.

 

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