Como en todo lo social y cultural, la historia de individuos y sociedades transcurre en condiciones concretas, quieran o no, o se den cuenta ellos y ellas, o no. Estén puestos de acuerdo o no, todos, como seres humanos, sociales y culturales, como ser, como seres históricos, las han, las hemos, creado, son nuestro hacer, nuestro hábitat y entorno, precisamente, social y cultural que nos influye y comprende, en su sentido más amplio, aunque con las inevitables variaciones concretas, culturales y socio históricas, que han tenido y marcan la existencia particular – personal de cada uno. O sea, su hacer, “deja huella” en todo aquello cultural y social que vivimos y nos pasa. De ello somos responsables, querámoslo o no, por las diversas consecuencias que eso tiene, incluso, sea nuestra construcción o no.
¿Acaso en las consecuencias de la existencia está el origen de la previsión y qué dimensión de nuestra existencia se ocupa de la previsión? ¿Cuándo hacemos algo, si “hacemos algo”, antes de hacerlo, será esa la previsión? La PRE – VISIÓN, así presentada, como prospectiva o proyecto, ¿quiere decir que podemos tener una visión previa de algo que todavía no existe y qué previsión será, entonces? Sobre todo, ¿habrá o no, consecuencias de eso? En especial, ¿de ESA previsión? ¿Y dónde aterriza? Por su carácter histórico, en lo inmediato, aunque no en la “clase”, sino en el individuo concreto o en varios individuos, vinculados, hasta por el azar, o innumerables y diversos motivos, por cierto, pero embarcados juntos, como totalidades sin remedio, para cuestiones institucionales, piso sobre el cual, hasta pueden, imaginar y especular, lo más probable, porque la amplitud, ¿lasitud?, de lo institucional se los permite y veces hasta la historia del país y de la parte del mundo donde están plantados, aunque sea de manera eventual y acotada por algún tiempo institucionalmente definido, que para ellos, los individuos, es también el horizonte, no de su imaginación, sino de su acción, sobre todo, si, los susodichos “actores políticos”, en el sentido griego zoon, cuentan con lo mismo que todos sus pares: aquellos recursos institucionales que son públicos y no, como hoy, los de sus bolsillos o cuentas personales. ¿Qué dispositivo interno lanzará una acción para incrementar los recursos pecuniarios propios, tan sólo por poder disponer de otros que no lo son? ¿Cómo se podría no hacer esto o más bien, justificar?
Por ejemplo, en Brasil, ¿qué fue lo que tiró a una mujer íntegra, la Presidenta Dilma, del Poder? Infirámoslo, de un comentario de Ella: “Tal vez desde afuera no se entienda perfectamente bien cómo es esta situación. Te doy un ejemplo. Hace algunos días, un noticiario que dura cuatro horas y media, dedicó una hora completa para hablar de las acusaciones contra Lula y contra mí. Mientras, la noticia del día era que el señor presidente ilegítimo de la República recibió un soborno de 40 millones de dólares. El sábado siguiente Michel Temer fue a otro noticiario de televisión. Y dijo esto, mientras se le veía muy cómodamente sentado ante las cámaras: la ex presidenta Dilma no hubiera sido sometida al juicio político si ella hubiera aceptado el chantaje que le propuso el senador Eduardo Cunha (que hoy está en la cárcel sentenciado a 15 años). Fíjate: hubo una confesión pública del presidente aceptando que el golpe contra mí fue una venganza, por no haber aceptado ser chantajeada.
Sin comentarios. Brasil necesita a Dilma en el Poder y no será venganza, sino justicia. No para ella sino para los brasileños.
“Si te preguntas, ¿esto salió publicado en algún periódico? ¿En redes sociales, en las revistas, en algún otro noticiario de televisión? No. Sólo al día siguiente los medios mencionaron el tema de la venganza.” Pero en poco tiempo el tema desapareció completamente. ■
