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viernes, 19 abril, 2024
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Limosneros y con garrote

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Por: Ernesto González Romo •

Era 1998 y Ricardo Monreal ofrecía una entrevista en la radio local, en ese entonces era candidato a Gobernador por el PRD, se dirigió al público y les habló de todos los avances que llegarían con su gobierno, les habló de carreteras, de apoyos para el campo y de todas esas frases maravillosas que repiten todos los políticos, pero de pronto se detuvo, aclaró su garganta y habló con sinceridad, le dijo a la gente que no era una un asunto de caridad, que él también quería ganar, que buscaba ser gobernador para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y que también quería mejorar las condiciones de vida de su familia.

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Los analistas políticos leyeron aquella declaración como un error, según decían, Monreal había mostrado su ambición personal y eso lo alejaría de los votantes pobres que buscaban a un hombre que tuviera como principal objetivo ayudar a los pobres y lo alejaría de los militantes de izquierda que buscaban un hombre de ideales puros, sin embargo en mi familia el debate fue diferente.

Mis padres escucharon aquella entrevista y se decidieron a votar por Monreal por aquellas palabras, a nadie le molestó que Monreal quisiera tener un buen salario para darle una mejor vida a su familia, siempre y cuando trabajara para que los ciudadanos también pudieran tener una vida más decorosa, al contrario de lo que pensaban los estrategas políticos, la sinceridad de Monreal dejaba sobre la mesa un trato justo: ganar, ganar, el político gana y los ciudadanos también ganan.

Hoy la sociedad vive indignada por los altos salarios de los políticos mexicanos, pero esa indignación lleva consigo un elemento esencial: además de cobrar mucho, son unos inútiles.

Les daré un ejemplo: Pocas personas saben lo que gana en realidad un Diputado o un Senador, pero lo que  tienen claro es que llevamos muchos años pagando salarios altos sin recibir ningún beneficio de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores, el Poder Legislativo no funciona como contrapeso del Ejecutivo, tampoco sirve para fiscalizar a las dependencias de gobierno y mucho menos para ponerle un alto a los abusos de los gobernadores ¿entonces? ¿Para qué le sirve el poder legislativo a los ciudadanos? ¿Para aprobar leyes que no se aplican? Por eso en la conciencia colectiva los salarios de los diputados son un desperdicio de dinero, por el contrario, si el congreso hubiera iniciado juicio político contra Peña Nieto por los contratos de higa y la casa blanca y hubiera encabezado una fiscalización profunda a las finanzas de los gobernadores corruptos, les aseguro que el centro del debate no serían los salarios excesivos de los diputados, sino la importancia de un congreso independiente.

No quiero desviarme del tema, el ejemplo del poder legislativo se puede aplicar a todos los niveles, pero lo que quiero dejar claro es que los políticos ganan mucho dinero, pero lo que más nos enfada es que ni siquiera intentan desquitar ese salario, peor aún,  además de holgazanes dedican su tiempo libre para inventar mil formas de robarnos y utilizan a las instituciones para cubrir sus delitos y garantizar su impunidad, son limosneros con garrote.

El Gobierno de Monreal comenzó con una marcha a la ciudad de México para pedirle al Gobierno Federal un trato justo para los zacatecanos y después llegaron las autopistas, los puentes y las carreteras rurales, seguramente Monreal tuvo un salario alto, pero nadie le reprochó nunca porque su salario se acompañaba de resultados.

Los mexicanos no somos envidiosos, no nos molesta tener políticos prósperos y exitosos, lo que nos irrita es que esa prosperidad es producto de la corrupción y esa corrupción nos tiene en una crisis política, económica y de inseguridad, lo que nos tiene tan irritados es que políticos están ocupados robando, negociando con el crimen organizado, entregando nuestros recurso naturales a empresas extranjeras y usando a las instituciones para sus proyectos, por eso el desprestigio de los políticos está manchando a las instituciones y cuando los ciudadanos se cansen, la democracia estará en riesgo, por eso necesario un cambio, necesitamos regresar los valores a la política, es tiempo de dejar a un lado la venta del voto y la apatía, es hora de castigar en las urnas a los limosneros con garrote. ■

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