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martes, 23 abril, 2024
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Julio Hernández Cordón de retrospectiva en Cinelatino Toulouse

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Por: CARLOS BELMONTE GREY • Araceli Rodarte •

La Gualdra 287 / Desayuno en Tiffany’s, mon ku / Cine

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Tal como lo comentamos en el último número de La Gualdra, durante las siguientes semanas en esta columna, vamos a presentar las entrevistas y películas que vimos durante el 29 Festival Cinelatino Encuentros de Toulouse.

Empezamos esta serie con la entrevista al director mexicano Julio Hernández Cordón porque se le consagró la sección Otra Mirada con una retrospectiva de sus largometrajes. Además, participó en la mesa de discusión “Poética de la imagen en un contexto de crisis”, junto a la escritora Elizabeth Viveros, cuyo objetivo era debatir en cómo el cine y la literatura buscan su estética para responder a la violencia sociopolítica. Por último, fue el sábado 25 de marzo, en la tarde, cuando el público pudo pasar la tarde para charlar con Hernández Cordón y ver la que él mismo considera su película mayor, Te prometo Anarquía (2015).

Hernández (1975) ha realizado –y fueron proyectadas- : Gasolina (2008), su primer largometraje que justamente fue apoyado por el Cine en Construcción de Cinelatino y luego premiado en San Sebastián; Las marimbas del infierno (2011), premiado ese año en Toulouse con el Grand Prix Coup de Coeur; Polvo (2012), Hasta el sol tiene manchas (2012) y Atrás hay relámpagos (2017).

Su cine en el Do it yourself

Bien que Hernández Cordón es mexicano su cine se expande por el territorio mesoamericano, tal como lo presentaron en una de las proyecciones festivaleras. Esto a raíz de que sus historias se centran en México y algunos países centroamericanos (Guatemala, Costa Rica y Nicaragua). Al ver esto surge la pregunta de cómo ha conseguido en tan poco tiempo –9 años- realizar 6largometrajes y en países con poca producción cinematográfica.

La respuesta no tiene pierde: crear historias simples con presupuestos pequeños y casi autofinanciados: por ejemplo, para Gasolina se puso en contacto con un productor independiente que le apoyaría, pero el productor no cumpliría con el apoyo acordado, al contrario Hernández sería estafado y perdería el original de la película; y la última, es aún más curiosa, la cinta costó 25 mil dólares financiados por las propias protagonistas que querían hacer una película con él y le pidieron escribiera una historia.

A esta casi autofinanciación se añade que sus personajes tengan vida por actores no profesionales -lo que no significa que no tengan salario-. Y son sus amigos o por lo menos conocidos, reforzando la idea de un cine que respeta sus principios de mostrar lo vivido por él y retransmitido por su imaginación: son películas, por tanto, hechas con sus propias manos. Por eso sus guiones son muy cortos, de unas 70 páginas. Y filma con pocos planos, porque lo graba en dos o tres semanas (Atrás hay relámpagos se escribió en agosto y filmó en octubre 2016). Por tanto, sólo le da tiempo de tres planos: uno abierto general de la acción y dos cerrados de algunos personajes.

Personajes recuperados en el montaje sobre todo cuando escuchan y están presentes, y no sólo cuando están hablando: “Trato de grabar lo que escuchan cuando están callados, para cuidar la actuación, y el silencio ayuda a que el
diálogo se pueda interpretar de muchas maneras, según los gestos del receptor”.Algo que evidencia en Las marimbas del infierno.

Los planos secuencias, su principio estético.

En Gasolina el recurso estético es el plano fijo –herencia de la fotografía-: los personajes recorren el campo de la cámara inmóvil. Sin embargo, los planos son largos y ponen en escena una historia (un principio, desarrollo y fin) contada principalmente por los movimientos de los segundos a los primeros planos creados por los desplazamientos de agentes en el cuadro y no de la cámara.

Hernández Cordón: “Me inspiré en la foto fija, quise hacer una película como las fotos que a mí me gustan, y estuve viendo la fotografía contemporánea moderna. Entonces quise romper con la teoría de la zona aurea. Al ser una película de bajo presupuesto, tengo la libertad de hacer lo que quiera. Y es una película de Guatemala… la historia cinematográfica de Guatemala no tiene una gran historia y entonces se puede ir inventando. Por eso debía tener una peculiaridad que la haga diferente del resto del cine. Y quería hacer cosas diferentes de lo que había aprendido en la escuela de cine”.

Hernández Cordón pasó de esta primera experiencia -más estática, pero con movimiento, de otro modo no sería una motion picture- a una propuesta dinámica con Atrás hay relámpagos. Los tipos de los personajes dan ya la noción:se trata de un grupo de bicicleteros costarricenses que recorren las calles haciendo piruetas (un poco en la onda de Los Caifanes, Juan Ibáñez, 1967): ya con esta referencia posiblemente uno se puede imaginar las largas secuencias de planos sobre las bicis o en trackings callejeros. Y sí los hay. La prueba es la apertura de la película –un inicio con “punch” como le gusta a Hernández Cordón-: es un plano secuencia de casi 8 minutos y no tiene bicis, sino a las protagonistas bailando y escandalizando un supermercado; una introducción que precisamente introduce los caracteres de los personajes en el sentido del cine clásico pero a través de una narrativa osada.

Hernández Cordón: “Empecé a mover la cámara en Te Prometo Anarquía,pero eran más bien paneos, y aquí hice más cámara en mano y paneos… Logré jugar con el tiempo interno, hacerla dinámica a la vez. Es una secuencia compleja, con improvisación pero creo que me di a explicar con las actrices como quería.

Logré jalar a las chicas en un trayecto de unos 50 metros sin cortes. Creo que logré mantener que el plano largo se sostenga, y no como en Gasolina que creo hay algunos tediosos”.

Los planos largos y planos secuencias le funcionan bien porque consigue incorporar los fueras de planos dándoles un valor narrativo, y de producción, a las escenas. El valor de producción de los fueras de planos, dice Hernández Cordón,consiste en hacer creer que se trata de una súper producción siendo de bajo presupuesto y a la vez conservar e impregnar de realismo a la escena.

En su última película trabajó por primera vez con personajes femeninos y lo hizo creando una especie de adivinanza de género. Omitió, deliberadamente, los determinismos: “quise hacerlas hacer lo que hacen los chicos, nunca quise que se maquillaran ni peinarlas. Ese asunto unisex me pareció interesante y sexy.

Siempre me ha seducido la idea de estar con chicas que se puedan hacer las cosas que me gustan. Como que no hay elementos de diferencia de sexo. No me gusta la idea de que son frágiles, más bien yo soy el frágil… Pensé si fuera adolescente de qué tipo de chicas me habría enamorado. Y creo son con ese tipo de chicas de quienes me hubiera enamorado”.

Un último aspecto de su cine es la temática: se trata siempre de grupos de jóvenes que se mueven en pandilla. Esto se explica: “Me gustan las películas corales. Puedo abordar más cosas. Me siento cómodo, No me gustan las películas
donde los personajes hablan solos”. Y parece, va a seguir manteniendo esta peculiaridad en sus futuros proyectos.

Su cine entre lo racional y sensorial

Pero entonces, se puede su cine explicar, analizar. A él le gusta “pensar que sí, mi cine se puede analizar. No sé, siempre he pensado que el arte es súper subjetivo,depende del contexto de cada persona que mira la película, los gustos. Yo intento que mis películas sean visuales y a la vez accesibles, narrativas. Intentan seguir la narración aristotélica. La verdad no soy tan teórica, me cuesta, o no me interesa tanto teorizar sobre el cine, mi trabajo es más por instinto, me gusta improvisar,sigo en una búsqueda de estilo”.

Finalmente, porqué hacer un cine que por el momento aún no recompensa económicamente. “Hago cine para no deprimirme, no para ser rico”.

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