La Gualdra 287 / Río de palabras
Entonces me acuclillé y recogí un anillo. Debí de habérmelo quedado, pero no lo
hice. Recorrí la acera y a menos de metro y medio distinguí a una chica. Desde mi
acuclillamiento le pregunté que si era suyo, dijo ella que suyo qué, el anillo
respondí al tiempo que lo alzaba con la mano asido por los dedos índice, pulgar y
medio. De un paso estuvo justo a mi lado, dijo acepto. Me tomó por sorpresa,
extendió la mano y los dedos. Yo por supuesto le prendí la joya de su anular.
La demás gente en la calle estaba congelada admirando la telenovelera o
telenovelesca escena. Luego ella se inclinó lo suficiente para besarme y decirme
para toda la vida. Yo reí un poco, el beso fue normal. Me incorporé y ella insistió
en que anotara su número. Como siempre pasa ella se fue y yo también me fui,
pensé que eso zanjaba años de mala convivencia e inminente abandono,
habíamos resumido una vida en apenas unos segundos.
Links recomendados: