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jueves, 18 abril, 2024
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La UAZ promueve la cultura del reconocimiento y otorga doctorado honoris causa a Juan Ramón de la Fuente Ramírez (1/2)

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Por: UZIEL GUTIÉRREZ DE LA ISLA* •

■ El Mirador de Heródoto

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“A partir del día de hoy nuestra Alma Mater recibe en sus recintos y en su historia al hombre de ciencia que ha sabido impregnar a su prolífica labor científica un marcado sentido humano, y que con su postura de defensa de la Universidad Pública ha brindado aportes a la sociedad mexicana”: Antonio Guzmán Fernández, rector de la UAZ

En términos generales el título de doctor honoris causa es otorgado por una universidad en reconocimiento público de las experiencias de vida de una persona que se ha destacado por sus contribuciones a un campo específico. Honoris causa es una locución latina cuyo significado es “por causa de honor”. Entonces, esta designación se concede como un honor, pera reconocer el mérito relevante de una persona y de los valores que encarna, así como por los aportes realizados en favor de la sociedad.

El origen remoto del doctorado honoris causa bien puede encontrarse en la Edad Media, cuando se consideró doctor al que enseñaba, esto es, al docto, a quien por tal razón se le confirió el mayor rango académico. A partir de eso, la evolución continuó. Según Aristóteles, “En el ámbito de la vida humana los honores y recompensas les caen a aquellos que muestran sus buenas cualidades en acción.” Y las universidades, atareadas en el cultivo de la inteligencia, también se ocuparon  en conceder grados honoríficos a los doctos con mayores “cualidades en acción”.

Así, en las universidades de la Gran Bretaña, los primeros títulos de honor son del siglo XV, y en los Estados Unidos del siglo XVII, en tanto que otras universidades europeas incorporaron esta figura posteriormente. En Francia el título de doctor honoris causa se creó en 1918, y en España en 1920. Hoy en día está vigente en prestigiadas universidades como la de Harvard.

En México, la ahora UNAM, para entonces recién creada en su versión moderna con la denominación de Universidad Nacional de México, en 1910 otorgó el grado de doctor honoris causa a Justo Sierra, escritor, historiador, poeta, político, humanista y uno de los grandes educadores de México en los años de transición entre los siglos XIX y XX, fundador de la mencionada Universidad, por lo cual se le conoce como “El Maestro de América”.

Por su parte, la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), en el ejercicio de las facultades  que le confiere su Ley Orgánica, tanto el artículo 9 fracción V, que a la letra dice que la Institución tiene la atribución de “Otorgar grados universitarios (…) y distinciones honoríficas”, como el artículo 17 fracción XIII, donde se establece que serán atribuciones del Consejo Universitario “Otorgar, cuando proceda, los reconocimientos honoríficos que los universitarios propongan…” Todo ello corroborado en su Estatuto General en los artículos 181 y 183. Este último dispone que “La Universidad, a través del H. Consejo Universitario, podrá otorgar reconocimientos de carácter honorífico, a los docentes que se hayan distinguido por realizar una destacada labor académica o profesional en beneficio de la Institución, de la región, del país o de la humanidad, de conformidad con lo establecido en el Reglamento al Mérito Universitario.”

Así las cosas, en 2001, en el rectorado de Rogelio Cárdenas Hernández, la UAZ reconoció a Fidel Castro por aportaciones a la salud y a la educación. El líder cubano no pudo visitar Zacatecas por motivos políticos y una comisión se lo entregó en Cuba. Existen otros reconocimientos “por causa del honor” entregados por nuestra UAZ, lo que obliga a una investigación amplia para su difusión.

El rectorado 2016-2020, encabezado por Antonio Guzmán Fernández ha evidenciado estar fomentando la cultura del reconocimiento con el fin de estimular el potencial de los académicos universitarios e incentivar sus esfuerzos en la superación constante de su trabajo, y además, distinguir a quienes se hayan destacado por la calidad, la trascendencia o lo promisorio de su desempeño en cualquiera de las tareas sustantivas de la UAZ: la docencia, la investigación o la extensión.

Así pues, el pasado 7 de febrero, en el marco de la conmemoración del Centenario de la Constitución, el Honorable Consejo Universitario concedió el doctorado honoris causa al exalumno y exfuncionario de la UAZ,  Uriel Márquez Valerio en función de su formación académica, su desempeño como abogado litigante y por su participación protagónica en eventos que son un hito en la historia de la UAZ, su Universidad.

Más recientemente, el 24 de marzo último, cumpliendo el acuerdo del H. Consejo Universitario, se le entregó el doctorado honoris causa a Juan Ramón de la Fuente Ramírez, exrector de la UNAM cuyas contribuciones excepcionales en el campo de la educación superior en México lo distinguen a nivel nacional e internacional. Un maestro investigador como él, reconocido por su integridad profesional y su inequívoca disposición democrática sirven de ejemplo para despertar en la juventud estudiosa el gusto por aprender.

Es prácticamente imposible sintetizar su trayectoria académica aunada al impacto de sus trabajos en la ciencia. Sin embargo, intentaremos exponer una muestra de ello en la próxima edición de este espacio.

Enviamos nuestro reconocimiento a los cronistas de Zacatecas en su día, 27 de marzo.

Así se observa el mundo desde El Mirador de Heródoto. ■

 

*Docente investigador de la UAZ

[email protected]

 

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