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miércoles, 24 abril, 2024
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Rumbo al 2018: El arte de lo posible (Primera parte)

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Por: Carlos E. Torres Muñoz •

Resulta ya imposible inmiscuirse en la agenda pública sin atender al debate preelectoral rumbo a 2018, deliberación oportuna para hacer anotaciones en relación a la importancia de la definición de programas, antes de los personajes. Es evidente que no evitaremos que la lucha política se sitúe para los grupos de poder en esos términos, del quién sin el qué ni el cómo, pero la sociedad civil, las militancias libres y/o sin compromiso preestablecido y las corrientes de pensamiento, hacen bien en integrarse a esta discusión.

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En esta ruta bien ha hecho un grupo de mexicanos progresistas, encabezados por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, entre otros líderes históricos de la izquierda en México, en aglutinarse en el autodenominado “espacio político progresista, abierto, incluyente, y plural que promueve la participación y organización ciudadanas para imaginar, proponer y construir un país de todas y todos”, Por México Hoy.

Es previsible, y deseable, que ninguna expresión política (llámese partido o alianza partidista), alcance, además de la Presidencia de la República, la mayoría en ambas Cámaras del Congreso de la Unión, y materialmente imposible que lo logre en las Legislaturas Estatales (por lo menos no en la misma elección), éstas últimas son necesarias si se pretende dar marcha atrás a las reformas estructurales alcanzadas en este sexenio, como lo ha dicho el más aventajado (pre) candidato (permanente), por lo que las alianzas plurales, se antojan el primer reto para cualquiera que gane la elección Presidencial y no quiera sumarse a la lista de las caras decepcionantes de nuestra democracia post-transición.

En este sentido, el llamado a la discusión de un programa que tenga criterios mínimos como punto de partida y objetivos comunes como finalidad; que sea plural, no partidista, con una clara visión de inclusión ciudadana y con ejes centrales que contemplen la corresponsabilidad y la coparticipación de todos los sectores sociales, es una oportuna iniciativa, en la que, según la tendencia y pertenencia ideológica de cada quien, debemos inmiscuirnos los ciudadanos preocupados por el devenir de México.

Los partidos, en seguimiento de sus mecanismos internos, harán lo propio, sin embargo, una visión reducida a la oferta política con el fin de alcanzar el poder por la vía de mayoría electoral, no solo es insuficiente, será causa misma del próximo fracaso del intento de hacer que la política democrática sea eficiente como forma de gobierno que sea en la práctica idea y acción.

En el caso de Por México Hoy, creo que ha hecho una interesante tarea: ha convocado a quiénes se inscriben en la alternativa progresista y ha generado un debate nacional, permitiendo a sus miembros una amplia libertad y apertura. Me refiero al caso particular por dos razones, es al único con capacidad de convocatoria no partidista, en sentido cuantitativo y cualitativo que veo hoy en el país y porque, a pesar de coincidir en muchos aspectos con su programa, disiento de uno fundamental que a continuación abordaré.

La iniciativa Por México Hoy ha llamado a un nuevo pacto social para redactar una Nueva Constitución Federal, que refleje los cambios necesarios, luego de un siglo de vigencia, y que recupere el contenido social, que al paso de años, reformas y modelos económicos, se ha ido modificando.

Yo por mi parte no creo que sea necesaria una Nueva Constitución por diversos argumentos que ya he expresado en estas páginas, que resumiré en tres: La Constitución actual goza de mecanismos que permiten su reforma, sin necesidad de derogarla por completo; en el actual estado de cosas, ir a la redacción de una Constitución significa poner en peligro los alcances logrados recientemente en materia de modernización institucional y derechos humanos, y finalmente, creo que a la Constitución de 1917 a pesar de tener cien años, merece una oportunidad: la de ser conocida, observada y cumplida por todos, partiendo de las autoridades.

Más que una Nueva Constitución, creo que lo que urge es un Gran Acuerdo Nacional por el Estado de Derecho, es decir, hacer que la Constitución, sus derechos, principios y garantías, se cumplan, y que, a partir de sus mecanismos y procesos democráticos, plurales e institucionales, se puedan realizar las reformas que el conjunto, considere necesarios, bajo un esquema superior y posterior al ya minimalista término de la gobernabilidad: el de la gobernanza.

Ahí es donde surge la necesidad de la buena política, la política definida como el arte de lo posible. ■

 

@CarlosETorres_

www.deliberemos.blogspot.mx

 

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