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jueves, 28 marzo, 2024
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El reino de las tinieblas

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO FLORES •

E l 30 de julio de 2015 apareció una nota en La Jornada Zacatecas titulada “Investiga PGR al Congreso de Estado y empresas fantasma”. Los diputados de la 61 Legislatura utilizaron empresas inexistentes que les facturaran gastos para comprobar el uso de recursos públicos. El caso concluye el 1 de septiembre de 2016 en la primera plana de La Jornada Zacatecas, y en una nota en La Jornada. La auditoría superior del estado de Zacatecas aprobó la cuenta de los diputados con observaciones mínimas. Aunque aparecían indicios de corrupción el caso no pasó a mayores y nadie pagó por las cuentas falaces, excepto el pueblo soberano. El tiempo que transcurrió fue aproximadamente de un año, y muchos de esos diputados siguieron su vida política ocupando cargos y, naturalmente, cobrado. Recientemente la Auditoría Superior de la Federación (ASF) puso en jaque al, en ese momento, secretario administrativo de la UAZ porque en sus informes consignó que la UAZ, y enfatizamos, la UAZ como institución a través de sus representantes, mintió sobre sus capacidades para obtener por arriba de 200 millones que aplicaría en proyectos que, en fin, no desarrolló. La ASF recomienda a las autoridades de la UAZ que, a través de la contraloría interna, se inicie un proceso administrativo contra Edmundo Guerrero Sifuentes para determinar sus responsabilidades. El grupo que controla la Rectoría, por intermedio de su vocero, Antonio Guzmán Fernández, Rector de la UAZ, omitió la recomendación y aconsejó a Guerrero Sifuentes que pidiese un permiso de tres semanas. Dados los tiempos en los que el gobierno ejerce sus perdones es posible que en un año, si todo sale bien, Guerrero Sifuentes sea exonerado, o su caso olvidado, que es lo mismo. Y quizá en dos o tres años sea candidato viable a dirigir el Spauaz u otra vez funcionario de la Rectoría o de Gobierno del Estado. Recordemos que, también en el informe de la ASF, se consignó que el Rector Guzmán dio poderes plenipotenciarios a Guerrero Sifuentes para que, en nombre de la UAZ, firmase acuerdos, gestionase recursos o lo que se ofrezca. Ese es el nivel de confianza que el grupo dirigente en la UAZ tiene en esa persona, por lo que es verosímil que la red de complicidades involucre a toda la cúpula de ese grupo, aparte de funcionarios federales. Son dos los temas de fondo aquí. El primero es la gestión de recursos en instituciones consuetudinariamente endeudadas, recursos para los que se necesitan “gestores” que conozcan los entresijos de la burocracia federal. Esas personas son, por lo general, ex diputados o ex senadores que por un porcentaje obtienen “recursos frescos” para las universidades. Ese porcentaje cobrado, que no ingresó a las arcas de las instituciones, exige justificación, lo que genera la necesidad de conseguir facturas, y por tanto, la tentación de las empresas fantasmas. Se ve de inmediato uno de los orígenes y móviles de la corrupción y el porqué, para muchos funcionarios universitarios, los “padrinos políticos” son piezas clave en toda gestión exitosa al margen de proyectos académicos. Esto nos lleva al segundo tema. Si los proyectos académicos son irrelevantes para gestionar recursos entonces, si nos dejamos llevar por la lógica implícita de los “padrinos políticos”, resulta que en sí no son factores importantes para mantener en funcionamiento las universidades. Pero si los proyectos académicos ya no son la razón de ser de las universidades ¿qué cosa sí lo es? La siguiente hipótesis parecerá escandalosa, pero es obvia: la utilización de las mismas como fachada para apropiarse de recursos públicos y “lavarlos” para que pasen a los bolsillos privados de los “gestores” y los funcionarios universitarios. Por eso esos funcionarios no requieren tener ninguna cualidad académica, pueden incluso ser totalmente “anti-académicos”, porque el negocio que traen entre manos no requiere de ningún saber especializado, sino de estar incluido en redes de corrupción. La conclusión de esta especulación es que a nivel nacional opera una amplia red de corrupción que permite la transformación de los recursos públicos en privados, y cuyo capítulo en Zacatecas está representado por el Grupo Universidad. Ahora bien, sin la impunidad ninguna red de corrupción funciona, por lo que deben estar implicados los directamente responsables de la vigilancia del uso de los dineros. La noticia con la que comenzamos esta nota es el ejemplo claro, pero muchos más pueden ser aducidos. Falta, sin embargo, un ingrediente fundamental en todo esto: la ciudadanía. Los ciudadanos están ausentes porque de ellos nada se sabe. Esa ausencia es la que remata todo el tinglado. Si los directamente afectados se deciden por la política del avestruz entonces la corrupción está a buen resguardo. En IV capítulo 44 del Leviatan, de Thomas Hobbes, encontramos la siguiente afirmación respecto de lo que el autor denomina “reino de las tinieblas”: “Confederación de seres falaces, que para ejercer el dominio sobre los hombres en el mundo presente se proponen, mediante oscuras y erróneas doctrinas, extinguir en ellos la luz de la naturaleza y del evangelio…”. El contexto es teológico, la analogía, irresistible. Cambiemos la luz la naturaleza y del evangelio por la constitución política y las leyes orgánicas, los proyectos académicos por los negocios y tendremos nuestra versión de ese reino. ■

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