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viernes, 19 abril, 2024
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Las otras migraciones (3)

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

En esta serie de entregas se han analizado ligeramente las circunstancias que sobresalen sobre todo en lo que ocurre alrededor de este fenómeno en la República Mexicana: los potenciales repatriados; luego los que insisten en salir buscando el “sueño americano”; los ciudadanos de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, principalmente, que utilizan el territorio nacional como ruta de acceso y otra, la invasión migrante a una actividad tan arraigada en los gustos, usos y costumbres de los connacionales: el fútbol profesional de las distintas categorías. En todas estas formas de migración queda la sensación de que se pudiera hacer mucho más y mejor, para que este fenómeno sea tratado con al menos una mínima atingencia. Como todo lo que ocurre de importancia en la agenda nacional, prevalecen las buenas intenciones (en el mejor de los casos), los palos de ciego y la repartición de culpas, y como siempre, los resultados son nulos o lamentables, con pocas acciones dignas que comentar y que no ameritan hacer la ola o contratar los mariachis.

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Por si fuera poco, tanto en Zacatecas como a nivel nacional se tiene una gran afluencia de extranjeros en las actividades que tienen que ver con el manejo del conocimiento de alto nivel, la migración culta. Siempre habrá que estar alerta de quienes desde lejanas tierras vienen a aportar su dotes de sabiduría y darles el agradecimiento que esto merece, aunque siempre queda la sensación de que en nuestra sociedad se está siempre predispuesto a abrir las oportunidades a los de fuera antes de probar las posibilidades de los nativos. Parece que el sambenito atribuido a la Malinche, sigue haciendo estragos en las conciencias de quienes de algún modo deciden por los demás. La razón es bien simple, no todos los extranjeros son tan buenos como dicen y también, como todo lo mal hecho en México, hacen grupos de autodefensa en detrimento del talento profesional de millones de paisanos que se la rifan día con día por superarse y hacer avanzar lo que queda de país con prácticamente una mano adelante y otra detrás. Los líderes institucionales prefieren mantener una colaboración de externos que no les muevan el tapete, a tener pensantes mexicanos que siempre serán críticos. En el plano local, además de los que vienen de otros países, se tiene un gran número de intelectuales que vienen de otros estados y sientan sus reales durante décadas sin aportar gran cosa a la solución de los asuntos para los que fueron asimilados en la dinámica estatal. Los dichos y hechos de su permanencia se manejan igual y los resultados positivos son mínimos.

Existe también la inmigración de ricachones o aspirantes a, que vienen de todo el mundo a “invertir” al país. Nuevamente ocurre lo mismo, aparece Malinche y se les dan todo tipo de privilegios para que desarrollen sus proyectos en detrimento de los nacionales que aspiran a beneficios similares y que simplemente carecen de cualquier oportunidad ante la ferocidad de las instituciones mexicanas. Ejemplo de esto son las grandes compañías que no solo toman por asalto las riquezas de la tierra y el subsuelo sin respeto alguno por los elementos o demás formas de vida, sino que explotan inmisericordemente, a aquellos que tienen la mala pata de contratarse en estos proyectos. Los puestos de élite siguen siendo para los extranjeros.

Hay otra migración invisible y silenciosa que es la que a fin de cuentas puede aportar más a la sociedad zacatecana y al resto de los estados de la república. Es aquella que no contempló la opción del éxodo a los Estados Unidos, ésa que ante la falta de oportunidades en el estado, enfiló sus pasos hacia otros países del mundo u otras partes en el país, especialmente a buscar el conocimiento en otras instituciones de enseñanza superior, o en su defecto a aprender artes y oficios que son poco impartidos en el estado y mejorar su calidad de vida. A su regreso a la tierra añorada, se encuentra no solamente con que no hay un comité de recepción preocupado por incorporarlo a la vida económica, política, académica o cultural o a cualquier posibilidad que le permita sobrevivir con dignidad dentro de la dinámica social. Al contrario, parece ser que existe la consigna de rechazar cualquier intentona de este importante núcleo social migrante que, también puede aportar al desarrollo del estado y que por regla general está tan capacitado como las élites cultas, pudiera establecer proyectos de desarrollo regional con una visión instruida y sostenible de la explotación de los recursos en vías del progreso municipal, estatal y nacional dentro de una visión global, además de que no viene maleado por la lucha sin cuartel en la forma de vida de los estadounidenses ni asociado a estructuras de poder o delincuencia de algún tipo. Las puertas se cierran regularmente y pareciera que todo mundo está de acuerdo en que esto continúe así. Pero el estado pierde ese potencial por no alertar siquiera los sentidos para escuchar las propuestas que aporta esta parte de la población migrante del estado. En fin, se apostó a esta visión y con esos hechos se está casado desde hace ya muchos años. El futuro, poco promisorio, cambiaría si de alguna manera lo hiciera la forma de tratar a esta forma de población migrante y sus propuestas.

Mientras tanto, hay que preparar la agenda para disfrutar el 31º Festival Cultural de Zacatecas y la Feria de Jerez. ■

 

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