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martes, 23 abril, 2024
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‘El ciudadano ilustre’

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Por: ÉVELYNE COUTEL •

La Gualdra 285 / Desayuno en Tiffany’s, mon ku / Cine

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El ciudadano ilustre, el cuarto largometraje de Mariano Cohn y Gastón Duprat, tiene como protagonista a un escritor argentino de nombre Daniel Mantonvani que huyó de su país hace 40 años, o sea, en plena dictadura, y se hizo multimillonario en Europa gracias a sus novelas elaboradas a partir de anécdotas y personajes de Salas, su pueblo natal situado en la provincia de Buenos Aires, donde ahora quieren otorgarle el título de “ciudadano ilustre”. Pese a ser un personaje frío y misántropo que rehuye las mundanidades, Mantovani acepta volver a Salas, lo que supone reencontrarse con su pasado y enfrentar las diferencias socioculturales que lo separan de los vecinos del pueblo.

La cinta planta varios debates que no se circunscriben al contexto argentino sino que alcanzan una dimensión universal. Por supuesto, la cuestión del exilio en relación con la historia política de Argentina resulta central y, a este respecto, se plantea la dicotomía entre “los que se quedan” y “los que se van”, siendo Mantovani la figura del intelectual cosmopolita que, en opinión de algunos vecinos de Salas, “traicionó a su patria” y se merece ante todo el título de “renegado”. Sin embargo, en El ciudadano ilustre, los motivos del exilio del escritor se relacionan ante todo con la estulticia que impera en este pequeño pueblo, que podría ser cualquier pueblo del mundo.

A partir del momento en que el escritor llega a Salas, se somete a un proceso de degradación esperpéntica que degrada su figura y su arte. El título de ciudadano ilustre se lo da la Miss local de la belleza con el asentimiento del alcalde tripudo que no es sino la encarnación del nepotismo y del chauvinismo a ultranza. Del mismo modo, el locutor de la radio concluye su entrevista con un anuncio publicitario declamado hasta la caricatura con el tono propio de la estética publicitaria que en varias ocasiones es objeto de parodia.

De hecho, la problemática esencial que enfoca la cinta parece girar en torno a la creación artística, la condición del escritor y los vínculos entre la ficción y la realidad. La primera secuencia donde Mantovani recibe el Premio Nobel en Suecia permite de entrada criticar el efecto momificante de dicho premio que, según afirma el personaje, sella la muerte del escritor: si el papel de éste consiste en molestar y sacudir las mentes, la concesión de este premio significa que el escritor es aceptado de forma masiva y se ha convertido en un animal inofensivo.

La relación que la ficción mantiene con la realidad resulta aún más central y se representa de varias maneras, como por ejemplo cuando el escritor le cuenta una historia al hombre del pueblo que viene a buscarlo al aeropuerto y que se empeña en establecer relaciones entre los personajes de este cuento y las personas del pueblo. La última secuencia va más allá al sugerir que la vuelta de Mantovani a Salas -que constituye el argumento de su última novela- podría haber sido pura invención. A lo largo de la cinta, los cineastas exploran y escenifican las fronteras entre ficción y realidad, alimentando una reflexión omnipresente en el ámbito de la creación artística, tanto cinematográfica como literaria. Sin duda por eso, entre otras cosas, la cinta recibió varios galardones: el Goya a la mejor película iberoamericana; mejor película en el Festival de Haifa (Israel); mejor guión y premio de la prensa en el Festival de La Habana.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-285

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