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jueves, 28 marzo, 2024
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A los 18 años Corina decidió vivir como una mujer sin esconderse de la sociedad

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Se enfrentó a insultos y bromas sobre su sexualidad desde que cursaba la secundaria, señala

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■ Su familia sabía de su homosexualidad y decidieron apoyar su decisión de ser transgénero

Para Corina es difícil luchar contra el estigma social hacia las personas transgénero. Originaria de la localidad de Tacoaleche, en Guadalupe, decidió vivir sin esconderse y convertirse en una mujer.

Comenta que descubrió su homosexualidad a los 10 años de edad, cuando estudiaba la educación primaria. No comprendía su gusto o atracción hacia los hombres; aún no tenía conciencia para entender que no era heterosexual.

Sufrió insultos y bromas sobre su sexualidad en esta etapa, lo cual se replicó en la secundaria, donde sufrió una agresión física; cuenta que no fue nada grave y lo atribuye a la ignorancia de sus compañeros. A partir de ahí, decidió no tomar las agresiones de manera personal.

Al entrar a la secundaria, su familia sabía que le gustaban los hombres, le dijeron que ya lo habían notado en sus comportamiento. No hubo rechazo ni regaños, recuerda. Esto se debe a que no fue la primera de su familia en mostrar su homosexualidad.

A Corina le llamaba la atención la manera de vestir de las mujeres. Observaba los vestidos, los largos collares, los aretes y accesorios. Y fue así que comenzó a vestirse de mujer, para saber cómo se vería.

Fue a la edad de 18 años cuando decidió dar este paso, aunque de manera clandestina. Pocos sabían que se vestía de mujer. Tenía otros compañeros con las mismas preferencias y, aunque eran señalados por algunas personas del pueblo, sentía el respaldo de sus amigos.

Su madre, finalmente, se enteró, pero lo que más le molestó fue que su hijo lo hiciera a escondidas, como si hubiera cometido un delito. “Mi mama me dijo, ‘si quieres hacerlo hazlo, pero no tienes la necesidad de andarte escondiendo’ y eso me motivó”, dice Corina.

Sus padres se separaron y tuvo que abandonar los estudios, llegando sólo a bachillerato debido a la situación económica que esto provocó, pues su madre no podía costear su escuela ni la de sus cinco hermanos.

Después tuvo que salir a la calle y enfrentar a quienes la conocían como Ricardo; como aquel niño que salía con sus hermanos y sus padres por el pueblo, aunque ya muchos habitantes sabían de su preferencia sexual.

Eso facilitó que fuera aceptada en su comunidad, por lo que la convivencia con vecinos, amigos y conocidos no cambió radicalmente, aunque para muchos fue una sorpresa verlo vestido como mujer.

Teniendo sólo el bachillerato es complicado conseguir empleo, y todavía se agrava más la situación al enfrentar discriminación por su preferencia sexual. Corina asegura que se ha topado con empresas que establecen reglas en las que se prohíbe dar empleo a personas gay o transgénero.

“A veces no te quieren contratar. Te dicen que no lo hacen, no por que seas una mala persona ni porque seas gay, sino porque te vistes de mujer”, dice Corina, quien actualmente trabaja en un restaurante, en el área de cocina.

Corina es originaria de Tacoaleche, en Guadalupe. Su nombre, antes de que decidiera ser transgénero era Ricardo ■ fotos: andrés sánchez
Corina es originaria de Tacoaleche, en Guadalupe. Su nombre, antes de que decidiera ser transgénero era Ricardo ■ fotos: andrés sánchez

No es una enfermedad mental

El 29 de julio de 2016 se publicó una nota en La Jornada nacional en donde se exponía que la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluía el diagnóstico transgénero como una “enfermedad mental”.

Asimismo, en una información difundida por el periódico El País, un día después, se especificaba que la OMS coloca a las personas transgénero en la misma categoría de la cleptomanía y la pedofilia.

Para Corina, esto es una condición y no una enfermedad, pues opina que si fuera una enfermedad, pudiera tener cura y en su caso, ninguna medicina podrá hacerla cambiar de parecer. Estas situaciones, advierte, son las que provocan la discriminación y burlas hacia el sector, dice la joven.

Precisamente la discriminación hacia las personas de la comunidad LGBTTI fue señalada por uno de cada dos de sus integrantes como el principal problema que enfrentan. Esta cifra es el resultado de la Encuesta Nacional de Discriminación de 2010 realizada por la Conapred.

Uso del sanitario público

Aunque no es el caso de Corina, hay una acción cotidiana que ha representado en los últimos años un conflicto de convivencia en la sociedad y que se trata del uso del sanitario público.

Por ejemplo, hace menos de un mes que en Estados Unidos se llevaron a cabo manifestaciones por parte de activistas, padres y estudiantes transgénero debido a que el gobierno de Donald Trump está intentando restringir el derecho de estas personas a usar el baño que deseen.

Estos colectivos señalaron que este tipo de intenciones y decisiones políticas sólo fomentan un clima de mayor violencia y discriminación extrema hacia la comunidad LGBTTI.

Corina es originaria de Tacoaleche, en Guadalupe. Su nombre, antes de que decidiera ser transgénero era Ricardo ■ fotos: andrés sánchez
Corina es originaria de Tacoaleche, en Guadalupe. Su nombre, antes de que decidiera ser transgénero era Ricardo ■ fotos: andrés sánchez

Quejas de discriminación hacia la comunidad LGBTTI en Zacatecas

María de la Luz Domínguez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Estados de Zacatecas (CDHEZ), informó que se han recibido tres quejas de la comunidad LGBTTI por presunta discriminación.

En 2012, Patricia del Carmen Miranda Ortiz presentó una queja porque el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le negó la inscripción a su esposa Guadalupe Victoria Díaz Saldaña, quien padece de discapacidad motora por esclerosis, debido a que tienen el mismo sexo. Este caso fue atraído por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Otra queja fue presentada por quienes conforman el primer matrimonio gay en la entidad. En este caso, la Comisión estatal se declaró incompetente para emitir una recomendación por discriminación a la ex diputada Érika del Carmen Velázquez Vacio, quien les solicitó “una prueba de homosexualidad”.

El más reciente caso se presentó este año contra la Unidad Académica de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) por no permitir que la estudiante transgénero de nacionalidad colombiana, Camila Jiménez Sáez, concluyera el programa de maestría. La alumna acusó que fue dada de baja sin justificación.

“Las personas no deben ser estigmatizadas o ser víctimas de discriminación y esto debe hacerse con un nuevo paradigma en la sociedad desde el ámbito educativo, enseñando a las nuevas generaciones a respetar y a ser tolerantes con las personas; construyendo una sociedad democrática”, dijo Domínguez.

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