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jueves, 28 marzo, 2024
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‘Logan’: un ‘western’ para los tiempos actuales

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 284 / Cine

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En años recientes se puede afirmar con seguridad que el cine de superhéroes se ha vuelto el más rentable en el plano comercial hollywoodense, cuya garantía de secuencias de acción, grandes efectos y explosiones al por mayor se encuentran al orden del día.

Otra cosa que también es un hecho es que en todo ese tiempo dicho género se ha quedado estático en el mismo sitio sin avanzar, pues la fórmula del superhéroe que debe rescatar a la gran metrópoli de la destrucción inminente continúa funcionando para las masas, a pesar de que se haya repetido de manera continua durante cada verano hasta el punto del hartazgo.

Como tal, resulta más que destacable la propuesta del realizador James Mangold en Logan, cuyo protagonista homónimo a la cinta es interpretado en novena ocasión por Hugh Jackman, como parte de la magullada saga de héroes de cómic X-Men, y que también representa la despedida del actor hacia dicho personaje.

Dicha visión, lejos de seguir la fórmula previamente señalada tiene más similitud con The Wrestler (2008) en cuanto a la deconstrucción del héroe, y en el plano visual y narrativo con westerns como Unforgiven (1992) y entre algunos más recientes No Country For Old Men (2007) y Hell Or High Water (2016).

En un futuro distópico sin mutantes, somos testigos de cómo el paso del tiempo ha tratado a nuestro héroe, cuyas glorias pasadas se reflejan en cada una de las cicatrices que tiene en su cuerpo, y que se tardan en sanar como un recordatorio de que todo ciclo tiene un fin inminente.

Los dos personajes que comparten dicha transición con Logan son el profesor Charles Xavier (Patrick Stewart) y el mutante albino Caliban (Stephen Merchant). El primero, apenas cuerdo, es medicado para poder controlar sus poderes mentales, pues como toda persona de edad muy avanzada la realidad y todas las cosas que lo rodean dejan de tener sentido. El segundo, con la capacidad de rastrear a otros mutantes, busca la redención después de haber utilizado sus poderes para las personas e intereses equivocados.

Todo cambia para estos tres personajes cuando por una serie de situaciones cruzan su camino con la pequeña Laura (Dafne Keen), quién apenas pronuncia una palabra, pero a quién finalmente ayudan, pues es perseguida por una corporación con fines científicos y que desea capturarla a toda costa, dando como resultado trepidantes secuencias de persecución, así como sanguinarias batallas campales que se alejan totalmente de las limitantes comerciales que se habían vivido previamente en la saga, y en general en todas las adaptaciones de historietas.

La acción lleva lugar en El Paso, Texas, donde a través de casinos, moteles y carreteras percibimos de manera sutil la tensión constante que se vive en la frontera, y si bien en pantalla jamás aparece un muro que divida a unas personas de otras, el hecho de que finalmente uno de los tópicos principales en toda la saga haya sido la falta de inclusión y el rechazo de personas con “habilidades” y el control que las instituciones gubernamentales buscan en ellos, resuenan con mayor eco en esta entrega.

Que en Logan se tomen estas licencias más oscuras y adultas en la temática y el aspecto gráfico son una muestra de las grandes historias que se pueden encontrar en el cómic impreso (que para muchos ya es una nueva forma de literatura), y que finalmente son el reflejo de una sociedad que no tiene miedo de ver a sus grandes héroes mancharse las manos, sangrar y sucumbir a su contexto, real y metafóricamente.

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