Ayer se celebró el Día Internacional de la Mujer, un día para celebrar las victorias de miles de mujeres en la búsqueda por el acceso pleno a sus derechos humanos. El 8 de marzo es también una fecha que debe alentarnos a reflexionar sobre los problemas y obstáculos que muchas mujeres aún enfrentan en México y el mundo.
De acuerdo con datos de la Encuesta Intercensal 2015 levantada por el Inegi, en México, las mujeres representan más de la mitad de la población total (51.4%) con respecto a los hombres (48.6%).
Si bien los hombres y las mujeres tenemos los mismos derechos, ambos vivimos situaciones completamente diferentes en nuestro día a día. Las mujeres son blanco constante de distintos actos de discriminación y violencia por el simple hecho de ser mujeres, lo que es una muestra de que no se ha garantizado el acceso pleno a sus derechos humanos.
Todos los días, las mujeres están especialmente expuestas a factores como la inseguridad, el acoso, la discriminación laboral y política, la violencia doméstica y sexual, y a la falta de un desarrollo pleno, lo que vulnera sus derechos fundamentales y disminuye sus oportunidades de vivir una vida libre y feliz.
La comprensión profunda de las estructuras sociales que limitan la aplicación de un enfoque de género en la creación de leyes y políticas públicas, es una de las formas de asegurar el acceso pleno de las mujeres a sus derechos humanos. Asimismo, la difusión de estos derechos es también una forma de que las mujeres disfruten de todos los beneficios que la participación en la vida pública les ofrece.
De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015, el 35.6% de la población de 15 años o más se encuentran en rezago educativo; esta condición se presenta en 36.7% de las mujeres y en 34.4% de los hombres del mismo grupo de edad. En este sentido, las mujeres tienen derecho a recibir una educación que no sea discriminatoria y que promueva la equidad de género y el respeto en todas las esferas sociales. Tienen derecho a contar con servicios de salud accesibles y de buena calidad, pero también a que en las instancias y programas de gobierno se lleven a cabo estudios e investigaciones relacionados con la salud de las mujeres.
Entre los derechos de las mujeres que requieren un reconocimiento pleno por parte de toda la sociedad están los derechos sexuales y reproductivos. Las mujeres tienen derecho a recibir una educación sexual informada, a ejercer su sexualidad responsablemente, a decidir por propia elección la maternidad y a no sufrir violencia sexual.
La equidad y paridad de género en el ambiente laboral y en la vida pública se encuentran igualmente protegidos por los derechos de las mujeres. Recibir un salario justo y equitativo, por el desempeño de un trabajo, así como la capacidad de asumir cualquier puesto de trabajo, es un derecho que protege la estabilidad e independencia económica de las mujeres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, en el tercer trimestre de 2016, 20.8 millones de mujeres de 15 y más años forman parte de la población económicamente activa (PEA) en el país. La tasa de participación económica es 43.9%, lo que significa que cerca de la mitad de mujeres en edad de trabajar tiene o está en búsqueda de un empleo. Sin embargo, pese a que el empleo en las mujeres ha crecido a un mayor ritmo que en los hombres en las últimas dos décadas, la participación femenina continúa siendo menor a la masculina: 78 de cada 100 hombres de 15 y más años pertenece a la población económicamente activa.
Para que las mujeres tengan un acceso efectivo y pleno a sus derechos es preciso modificar los patrones y las estructuras sociales y culturales que rigen la conducta de ambos géneros. El reconocimiento y la difusión de estos derechos pueden funcionar como una herramienta efectiva para combatir prejuicios, estereotipos y prácticas de discriminación y de violencia en contra de las mujeres. ■
