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miércoles, 24 abril, 2024
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Aurora López, primera agente de Tránsito y policía de Zacatecas

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Abrió camino a una nueva generación de féminas

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Aurora López Domínguez, de 67 años, fue la primera mujer que trabajó como agente de Tránsito en el estado,  y quien abrió camino a una nueva generación de féminas que ingresó a las filas de esta corporación, así como a las policías preventiva y judicial, ante una sociedad machista.

Su vocación fue la docencia, y durante muchos años impartió clases en la escuela Valentín Gómez Farías.

Recuerda que en esa época se suscitaban muchos atropellamientos de niños al exterior de las escuelas, sobre todo en la avenida Francisco García Salinas.

Se dio cuenta que este problema se debía por la falta de educación vial. Mientras impartía su profesión de docente, fue invitada a participar en un congreso sobre educación vial en la Ciudad de México.

Al salir, el entonces director de Tránsito del Estado, Roberto Díaz Herrera, la invitó a colaborar en la corporación aprovechando sus conocimientos de educación vial, para compartirlos con sus compañeros y capacitar al personal.

Aurora afirma que dudó un poco, pero aceptó la propuesta, aunque la condición sería trabajar sólo un año. “Y míreme, me quedé y ya tengo 38 años trabajando en la Dirección de Transporte Público, Tránsito y Vialidad”, señala.

Así se convirtió en la primera agente de Tránsito mujer en Zacatecas, y fue la fundadora de la primera policía preventiva femenil.

Aurora narra que tuvo que soportar las críticas de sus compañeros de trabajo, pues no aceptaban que una mujer ingresara a la corporación, ya que pensaban que el sector femenino no sería capaz de soportar un trabajo en el que predomina el sexo masculino.

Pero siempre contó con el apoyo de su madre, de sus hijos, quienes le alentaban a seguir adelante y a no dejarse vencer por las críticas, pronosticándole que su valor sería reconocido algún día.

Incluso, dice, las esposas de los agentes de Tránsito la molestaban llamándole por teléfono advirtiéndole que no anduviera con ellos en las patrullas.

“Yo reté a mujeres y a hombres, a toda una sociedad, y me aceptaron. En aquel entonces ninguna mujer se atrevía a ingresar a la corporación. Yo demostré que las mujeres podemos trabajar y sin vivir de moches, nadie puede decir que yo le quité algo, no me gustaba infraccionar, me gustaba educar”, dice Aurora.

Su rutina iniciaba desde las 6 horas, levantando y dando de desayunar a sus siete hijos, mandarlos a la escuela y empezar su labor en los cruceros viales desde las 7 u 8 horas.

Salía a comer a las 2 de la tarde y aprovechaba para compartir los alimentos con sus hijos y su madre, quien le ayudaba a atenderlos mientras trabajaba.

Regresaba nuevamente a la calle a las 5 de la tarde y salía después de las 10:30 de la noche, cansada, a convivir sólo un momento con sus hijos, si es que no estaban dormidos y a descansar.

Para ella era cansado estar tantas horas de pie, además de soportar las inclemencias del tiempo, si llovía, si granizaba, si calaba el sol, Aurora seguía corrigiendo el tráfico vehicular.

Esa rutina dice, no le dejó vida social, no tenía amigas, pues prefería tomar un descanso que salir a tomar el té con sus conocidas.

En 35 años que estuvo en la calle, se dio cuenta de que muchos zacatecanos carecen de cultura vial, viajan a exceso de velocidad en vehículos, no hay cortesía al peatón.

Asimismo, los peatones no respetaban el caminar sobre la banqueta o cruzan la calle corriendo, sin esperar la indicación del agente de Tránsito.

En la calle, fue atropellada en una ocasión por un menor de 15 años, quien en su segundo día de tomar clases de manejo salió a las calles del Centro Histórico a pasear en la camioneta de su papá.

Relata que ella se encontraba en el crucero de la avenida Juárez con la avenida Miguel Hidalgo, cuando vio que el vehículo se dejó ir sobre ella y protegió a las niñas que salían de la escuela Valentín Gómez Farías.

Pero debido a la velocidad, el auto la aventó, provocándole una fractura en la rodilla derecha, lesión que aún la hace cojear un poco, dice.

El menor, asustado, le preguntó si lo meterían a la cárcel por ese accidente, a lo que Aurora le respondió que no, que simplemente acudiera a tomar los cursos de educación vial que impartía en la Dirección de Tránsito.

La comandante de Tránsito se siente orgullosa de haber dejado un legado y abrir puertas a las mujeres en las corporaciones policiacas, pues ahora existe personal femenino en las filas de las policías preventivas, estatales y federales, así como del Ministerio Público.

Menciona que eran pocas las oportunidades de trabajo para las mujeres en aquella época, pero Aurora las alentaba a incorporarse a las filas de la corporación de Tránsito.

Con esta profesión, ella sacó a delante a sus siete hijos, algunos profesionistas y estudiantes, aunque sólo su hija Angélica fue quien siguió sus pasos y ya lleva cerca de 28 años en la corporación.

Sin embargo eran constantes las críticas por parte de los conductores varones que por algún motivo eran amonestados por la agente de Tránsito, quienes le decían que mejor atendiera su casa y se regresara a cocinar.

Otros se burlaban de ella, le “echaban” el carro o se pasaban la luz roja del semáforo, como forma de provocación.

“Me decían que era una payasa, que yo no tenía nada qué hacer en un trabajo de hombres, pero yo tenía en mente que la gente necesitaba educarse y me aguanté”, cuenta la comandante. “Ahora muchos de esos que me criticaban me conocen y me saludan con cariño”, afirma orgullosa.

Otra anécdota que recuerda, es que en el crucero de la avenida Juárez, un adulto mayor tenía complicaciones para cruzar, pero nadie lo auxiliaba. Ella se ofreció a ayudarlo, tomándolo del brazo y dejando por un momento la circulación, cuando un automóvil a alta velocidad casi los atropella.

Ella le hizo el alto y el chofer alcanzó a frenar, Aurora habló con él y después se hicieron amigos, ya que el conductor reconoció su falla.

Después de tantos años de trabajo, dice contenta por haber colaborado con un granito de arena para su estado, pues es importante la educación vial, para evitar accidentes que en ocasiones son fatales.

Actualmente ha pensado en el retiro aunque no lo ha decidido del todo bien. “Me pienso jubilar, ya creo que es necesario. Ya puse el ejemplo a mis compañeras y ellas son quienes se quedan, pero decidida no estoy (ríe), ojalá Dios me oriente, me estimule para seguir o descansar, pues también es importante descansar y estar con familia”, agrega.

Actualmente Aurora López es la encargada del departamento de Educación Vial de la Dirección de Transporte Público, Tránsito y Vialidad en el bulevar de los niños, donde se orienta a estudiantes de preescolar y a jóvenes de bachillerato.

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